De súper Secretarías y súper Secretarios

Cuando Carlos Salinas de Gortari decidió la fusión de la Secretaría de Programación y Presupuesto con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) se hablaba de una súper Secretaría y a su entonces titular, Pedro Aspe Armella, como el súper Secretario y por lo tanto favorito, en ese entonces, a ser candidato presidencial. Pero se atravesaría Luis Donaldo Colosio, a quien le crearon la Secretaría de Desarrollo Social, y de inmediato el nuevo súper Secretario favorito para la candidatura que finalmente obtendría. De esta forma se identificaría a un súper Secretario como un prospecto fuerte a la candidatura presidencial y a la súper Secretaría como la estructura de gobierno más poderosa.

Zedillo no hace grandes modificaciones administrativas, pero al tomarle protesta a Chuayfett como Secretario de Gobernación (Segob), lo hizo frente a todo el gabinete, lo que mandaba la señal de que sería el hombre fuerte del gabinete, de que sería el súper Secretario. Fox crea las Oficinas de Gobierno, para que fueran un puente entre las Secretarías y el Presidente (mismas que no funcionaron) y separa la función de seguridad de la Secretaría de Gobernación al crear la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), pero a ninguno se le consideraba súper Secretario. Calderón fortalecería a la SSP al cuadruplicarle los recursos, siendo la súper Secretaría. Peña Nieto, decide dividir la organización de su gobierno en lo económico con la SHCP y lo político con la Segob, la cual además fortaleció al integrarle la SSP. Por lo tanto, se decía que había dos súper Secretarios, el de Gobernación y el de Hacienda.

Lo anterior implicaba modificar la estructura de gobierno. La razón operativa de adecuar el marco legal es para que no queden dudas y se tenga el respaldo jurídico para realizar las funciones encomendadas. Recordemos que cuando el Secretario de Hacienda coordinó la cuestionada visita del entonces candidato a la presidencia Donald Trump, provocó conflictos con la Secretaría de Relaciones Exteriores por invadir sus competencias.

La actual administración decidió separar nuevamente el tema de seguridad de la Segob y se creó la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, a la cual le transfirieron las funciones de lo que era el Cisen, las de Protección Civil y la Policía Federal, misma que desaparecería con la creación de la Guardia Nacional. Lo curioso es que pese a lo anterior, el presidente ha decidido ignorar lo que dice la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal y ha dado toda una serie de instrucciones para que unos hagan las funciones de otros. En su particular y por momentos caótico estilo de gobernar ha decidido resolver los problemas con lo que se solía conocer como súper Secretarías y súper Secretarios.

El súper Secretario

Cuando se designó a Marcelo Ebrard como Secretario de Relaciones Exteriores, se esperaba que se hiciera cargo de la complicada relación con el gobierno de Trump, lo que en sí es un gran reto. No obstante eso, se le han encargado labores ajenas al tema de la relaciones exteriores. En enero de 2019 encabezó, junto con las Secretarías de la Función Pública y de Economía, la compra de 571 pipas para transportar gasolina cuando esta es una función de Pemex o de la Secretaría de Energía e incluso, en el último de los casos, de la Secretaría de Hacienda como la responsable de las compras de todo el gobierno.

En junio de 2019 designaron a Ebrard al frente de la Comisión migratoria, aunque la responsabilidad legal es de la Segob. En noviembre de 2019, ante la masacre en contra de la familia LeBarón en Sonora, es Ebrard quien se traslada al lugar de los hechos y no el Secretario de Seguridad. También se designó en abril de 2020 a Ebrard como coordinador de las acciones contra el COVID, responsabilidad evidente de la Secretaría de Salud, o incluso de Segob.

Lo anterior va en contra de la funcionalidad de, como he mencionado en otro artículo, las tuercas y tornillos de la administración pública. Cuando se le dan más atribuciones a una dependencia, en congruencia, se le deben dar más recursos materiales, financieros y humanos para que logre sus objetivos. Al no ser más que acuerdos verbales, lo que sucede es que necesariamente tienen que distraer a otros funcionarios de sus labores diarias para encargarse de temas ajenos, o sea más trabajo para las mismas personas y, por “austeridad”, con menor sueldo. Al no tener estructura que soporte las nuevas funciones tampoco puede crear redes de apoyo político. Así, el súper Secretario no es tan fuerte.

Las súper Secretarías

Contrario a lo que expuso en campaña, el presidente ha recurrido a las fuerzas armadas para que realicen labores adicionales a las que venían desempeñando, incluyendo las de seguridad pública y el apoyo a la Guardia Nacional. Las Secretarías de la Defensa Naciona (Sedena) y la de Marina Armada de México (Semar) son las súper Secretarías.

En diciembre de 2019, lo que auguraba como malos momentos por la desaparición del Estado Mayor Presidencial, se fue transformando de poco a poco. A escasos días de tomar posesión, el presidente ordenó el despliegue de las fuerzas armadas para apoyar el combate al robo del combustible. Las funciones realizadas eran en torno a la vigilancia de ductos, instalaciones y de las pipas que de manera emergente (eso se creía entonces) se compraron para atender el desabasto supuestamente ocasionado por los cierres a los ductos.

A principios de 2019 se anunció que Sedena construiría departamentos en la zona de Santa Fé, en la CDMX, para financiar la construcción de los cuarteles para la Guardia Nacional. Si bien el proyecto se canceló, lo que permaneció vigente fue la responsabilidad de realizar el levantamiento los cuarteles con la pretensión de construir 161 en este 2020. Luego, en abril de 2019 se anunció que sería Sedena la encargada de construir el aeropuerto de Santa Lucía. En enero de 2020, se anunció que Sedena construiría 1,300 sucursales del Banco del Bienestar. En marzo de este año nos enteramos que Sedena construiría un par de tramos del Tren Maya. ¡Hasta parece secretaría de obras públicas!

Por otra parte, además de funciones de constructor, le encargaron a las fuerzas armadas en junio del año anterior la distribución de libros de texto gratuitos, algo no visto en los 61 años de existencia de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos. Y ya que estaba recorriendo el país, ¿por qué no? En septiembre de 2019 se le pidió a las fuerzas armadas entrarle a la distribución de medicinas para el cáncer.

Con motivo de la pandemia, en el marco del Plan DN-III, ahora hay que agregarle que la Sedena también elabora uniformes e insumos para el personal médico, además de administrar 31 hospitales del Instituto Nacional de Salud para el Bienestar (Insabi), así como habilitar 13 unidades militares y 15 unidades operativas en instalaciones para atender a personas enfermas de COVID-19.

Como al parecer, pese a todo lo anteriormente descrito, el presidente considera que existe personal de Sedena y Semar que no tienen mucho trabajo, ahora quiere encargarles la operación de puertos marítimos y las aduanas, que no son la misma cosa. Si como lo apunta el especialista Javier Oliva en un artículo reciente, el personal de Semar no parte de cero, las aduanas, ya sean marítimas o terrestres obedecen a la lógica del comercio internacional más que a la de la seguridad.

Las aduanas dependen administrativamente del SAT y en mayor instancia de la SHCP, teniendo especial énfasis en el papel recaudatorio. Además, sus labores son operar los recintos fiscales y fiscalizados, encargarse del despacho aduanero, administrar los padrones de importadores y exportadores, las clasificaciones arancelarias, entre otras y también lleva las relaciones con la Organización Mundial de Aduanas, en un mundo altamente armonizado en cuanto al funcionamiento aduanero.

Para evitar el contrabando de mercancías ilegales y armas, no basta con designar a un militar como titular de una aduana, se tendría que hacer en todo caso una reorganización del gobierno, similar a la que en 2003 se hizo en Estados Unidos cuando pasaron las aduanas, hasta en ese entonces dependientes del Departamento del Tesoro (equivalente a la SHCP) a formar parte del recién creado Departamento de Seguridad Nacional (Department of Homeland Security). Se necesita un cambio de estructuras, no de personas.

Al igual que el súper Secretario, las nuevas funciones que realizan las fuerzas armadas son con los mismos elementos 271,981 (datos de julio de 2019) y con prácticamente el mismo dinero (el presupuesto conjunto de Sedena y Semar es para 2020 solo un 3% mayor que en 2019). Para cumplir con todos los encargos presidenciales, se puede hacer con el mismo personal, pero distrayéndolo de sus funciones legales, o subcontratar, pero si no le aumentan los recursos no habría más opción que reprogramar lo ya planeado. Así, las súper Secretarías en realidad no se han fortalecido. Al contrario, supone un mayor riesgo el aumento de funciones sin mayor personal ni presupuesto para lograr un óptimo desempeño.

Otro aspecto en el que poco se ha reparado. Mientras que Ebrard tiene un ojo puesto en sus encargos y otro en el 2024, los titulares de las Fuerzas Armadas se han dedicado a hacer sus labores sin estridencias, con la lealtad que los caracteriza. Pese a la importancia de las funciones emergentes encomendadas, eso no ha derivado en un incremento de presencia política, lo cual quizá explica del porqué se les siguen aumentando los encargos. Tal vez, porque como diría Marco Tulio Cicerón en su libro Sobre los deberes, los ejércitos “han realizado muchas acciones civiles mayores y más gloriosas que las de los campos de batalla”.

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