¿Cómo General Motors, Ford y Volkswagen promueven la deforestación del Amazonas?

(LeMexico) – Los asientos de piel de las camionetas de lujo generan una gran demanda de cuero brasileño, que proviene de los ranchos asentados ilegalmente en el Amazonas. Asentamientos humanos que son protegidos por el gobierno bolsonarista.

El The New York Times realizó una investigación sobre los mataderos brasileños, industria que ha ido en aumento y con gran rapidez. No sólo venden carne al mundo, también miles de toneladas de piel a grandes empresas, las principales compradoras están en Estados Unidos.

De acuerdo con las políticas morales y ecológicas de algunas empresas, tienen prohibido el comprar sus insumos peleteros de granjas ilegales, como las asentadas en el Amazonas brasileño, pero los granjeros se las han arreglado para cubrir sus rastros, consiguiendo documentación apócrifa de granjas legales, haciéndose ricos sin pagar por todo el daño que han hecho.

Descaradamente, ante este medio, han declarado que talaron grandes cantidades de espesa selva, se asentaron en ella y comenzaron a traer su ganado que han dejado se reproduzca sin límites para continuar con su millonario negocio. En la reserva ambiental Jaci-Paraná, una zona se supone es protegida contra la deforestación, hay más de 600 propiedades que llevan a cabo estas actividades peleteras y de venta cárnica. ¿Quién diría que estas recónditas partes del mundo son parte del intrincado eje del comercio mundial en donde los países desarrollados sacian su consumismo?

En cuanto a la demanda de piel, como se mencionó, Estados Unidos es el principal comprador. Las empresas automotrices como Ford, General Motors y Volkswagen requieren cuero para sus camionetas, vehículos de lujo y todoterreno. En cuanto a la industria cárnica, la región asiática es la que más compra a estos ranchos ilegales brasileños, principalmente China. La industria peletera comienza a alcanzar los niveles de ingresos que genera la industria cárnica, lo cual indica que se convierte rápidamente en un mercado internacional muy lucrativo. ¿Por qué nadie habló de esto en la COP26?

Esta investigación muestra una de las tantas teorías ambientalistas sobre las actividades humanas que más están dañando al planeta, que es la acusación contra el estilo de vida de los ricos, en este caso los países más ricos del mundo, satisfaciendo sus lujos sin importar las consecuencias al planeta y a los países en vías de desarrollo. Están haciendo rentable la destrucción del Amazonas y, lo que es peor, el propio presidente de brasileño solapa la destrucción de su propio país. ¿Cuánto les duraran las ganancias económicas? ¿Tendrán una vida plena para poder disfrutarlas o simplemente están labrando el futuro económico de su descendencia?

En el estado de Rondônia, los ganaderos ilegales se aprovecharon de la protección especial que tienen los indígenas que han vivido en estas reservas naturales por generaciones, haciendo aprovechamiento de los árboles de caucho, mismas comunidades que están siendo expulsadas por los ganaderos y el mismo gobierno, para meter más reses. Los ganaderos ilegales son hoy en día el 56% de la población en dicha reserva.

La investigación que hizo el Times también consistió en identificar a las principales granjas ilegales de cuero, por medio de seguir los certificados de transporte de ganado, dando como resultado a las tres mayores empacadoras de carne brasileña: JBS, Minerva y Marfrig. De ahí se derivan las empresas curtidoras a las que surten, JBS es el mayor proveedor de cuero en el mundo. Por medio de la venta de animales criados en las reservas a comerciantes intermediarios, es como ocultan el origen de las pieles, los mataderos, con esto niegan alguna operación ilegal.

En este mes, JBS recibió una auditoría fiscal que arrojó que, en el estado de Pará, el estado que ocupa el segundo lugar en rebaño en el Amazonas, encontraron que la empresa compró 310 mil animales entre 2018 y 2019 a empresas que violan sus compromisos en evitar la deforestación ilegal, equivalente al 32% de sus compras. La empresa, por supuesto, no estuvo de acuerdo y se comprometieron a bloquear a sus proveedores señalados en la investigación y a donarle al estado 900 mil dólares. Eso es soborno.

Los proveedores de JBS y de otras grandes empresas abarcan 4 mil kilómetros cuadrados que, superponiendo los mapas y registros de donde están estas granjas ilegales, ocupan tierras indígenas, zonas de conservación ecológica y áreas deforestadas por los mismos ganaderos. Es decir, en otro tiempo esas eran zonas de protección ambiental instauradas en 2008 después de que se pusieran en marcha las leyes en contra de la deforestación amazónica.

La ruta del cuero ilegal pasa por México, pues las curtientes envían a fábricas de nuestro territorio de la empresa Lear, distribuidora y fabricante de asientos, que suministra a las plantas armadores estadounidenses. Lear admitió en 2018 que el 70% de sus pieles en bruto venían de Brasil. El cuero también va para China, Vietnam e Italia, usado en la industria de la moda y de muebles.

La carrera de los ganaderos ilegales, por surtir la demanda mundial principalmente de carne, está terminando con el Amazonas. La industria del cuero hace que la ganadería sea más rentable. La deforestación que año con año hacen estos ganaderos incentivados por las ganancias, más la que hacen los mineros, está quitando la capacidad de los árboles del Amazonas de absorber el dióxido de carbono.

Brasil se comprometió, junto con otros países, a terminar con la deforestación para el 2030 en la pasada cumbre climática de Glasgow. 9 largos años en los que, de seguir así, no tendremos selva que defender, pues estas personas sin escrúpulos de todas las escalas y estratos sociales, económicos y de posición profesional, se la habrán terminado.

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