Impuestos a la riqueza: quien más tiene, más paga

Una de las propuestas que se estudia para reducir el impacto económico post COVID es cobrar más impuestos a los más ricos. Una de las propuestas que se estudia para reducir el impacto económico post COVID es cobrar más impuestos a los más ricos.

Esta propuesta forma parte de las cinco medidas que la Comisión Independiente para La Reforma Internacional de Impuestos Corporativos (ICRIT, en inglés), ha planteado para enfrentar la crisis financiera que traerá el coronavirus.

Antecedentes o Pretextos

Según la Oxfam, en el mundo se estima una pérdida económica de 3.4 billones de dólares sólo a los trabajadores. Además, la Organización Internacional del Trabajo advierte que más de 50% de empleos están en riesgo indirecto por la pandemia, o sea, la caída de la economía impedirá sortear los sueldos de estos.

La ICRIT sostiene en el informe ‘Pandemia Global, Recuperación Económica Sostenible y Fiscalidad Internacional’ que «La crisis global ha disparado el gasto público para apoyar la respuesta sanitaria, proteger el empleo y acompañar a las familias de menos ingresos. Pero la carga económica no debe recaer desproporcionadamente sobre quienes menos tienen», buscando así “redistribuir los impuestos”, “dotar a los gobiernos de mayor disposición de recursos” y, sobre todo, “proteger a las personas que tienen la situación más precaria”, acotó la Oxfam.

Ejes de acción

  1. Se incluirá un impuesto sobre los servicios digitales. Este será progresivo y aplicará sobre “las rentas económicas generadas por las empresas globalizadas de este sector”.
  2. Habrá un impositivo mayor sobre los beneficios extraordinarios de las grandes empresas en los sectores oligopolizados .
  3. Pactar globalmente un mínimo de 25% al impuesto para corporativos y así detener la erosión de las bases imponibles y el desplazamiento de beneficios.
  4. Demandar más transparencia a las empresas que sean beneficiadas de apoyo público. Esto con el fin de publicar su reporte fiscal con los principales datos financieros y tributarios en cada territorio en el que operan.
  5. Informar acerca de la riqueza offshore, acerca de compañías que se constituyen fuera del país donde operan. Esto permite una jurisdicción gravable de forma efectiva y progresiva para el patrimonio neto de sus residentes, controlando los tipos reales que paguen las grandes fortunas y los contribuyentes de altas rentas.

Los países deben verse como empresas

Según el premio Nobel en economía, Joseph Stiglitz, en esta crisis económica se ve que los gobiernos requieren mayor gasto, pero no tienen margen. Esto, acoplando uno de los principales problemas empresariales: el flujo económico. «En los países en desarrollo el escenario es todavía más complicado porque deben lidiar con retos que ya tenían antes. Se necesita gastar más y para ello requieren margen fiscal, las medidas para un mejor cobro de impuestos son urgentes porque la crisis de 2008 nos hizo darnos cuenta de que la evasión de impuestos por parte de los ricos es inmensa», esto coloca en relieve uno de los principales problemas mundiales: la evasión fiscal del 40% de ganancias a paraísos fiscales.

Esto muestra una pérdida anual de impuestos asociados a la desviación fiscal de más de $500,000 millones de dólares según el Departamento de Asuntos Fiscales del FMI, aclarando que de los países pertenecientes a la OCDE cuentan $400,000 millones y casi $200,000 en los países en desarrollo.

Al respecto, comenta Jayati Ghosh, Secretaria Ejecutiva de la Asociación Internacional de Economistas del Desarrollo: «Hemos visto que muchos gobiernos reducen tasas impositivas para ser atractivos a la inversión, pero se ha demostrados que eso no genera más inversión, sino menor margen fiscal, es contraproducente. Las empresas buscan mayores ganancias y ahí los impuestos no juegan un papel decisivo, los corporativos quieren ganar más y las decisiones de inversión se limitan con la pandemia».

Thomas Piketty, experto en desigualdad de ingresos, apuntala la urgencia del sistema tributario arguyendo: «La opinión pública no va a seguir apoyando la globalización si las personas ven que la globalización sólo beneficia a los ricos. Se necesita que el sistema sea justo, que no haya distorsiones», esto deja en claro la injusticia que la crisis atrae: las personas más vulnerables terminan pagando los platos rotos.

El FMI indicó que la relación de deuda/PIB será tormentosa, con un aumento de un 20% hasta un 30% en las economías avanzadas y un 10% en países en desarrollo, proyectando el primer año. A reserva de lo esperado por el FMI y el BM, los préstamos alcanzaron la cifra histórica de 2.6 billones de dólares en abril.

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