Cada minuto perdemos el equivalente a 10 campos de fútbol de bosques tropicales

(LeMexico) – En 2021, la superficie de bosque tropical que destruimos es equivalente al territorio de Cuba, donde se generó más dióxido de carbono que la India en todo un año. Equivale a 11,1 millones de hectáreas.

El Observatorio Forestal Mundial del Instituto de Recursos Mundiales, junto con la Universidad de Maryland, realizó un análisis sobre la cantidad de bosque tropical que destruimos el año pasado, principalmente por tala e incendios forestales planeados para despejar terreno. Estos se hicieron más grandes por las condiciones que propicia el cambio climático.

Tuvimos una pérdida menor que en 2020. Sin embargo, es acelerada y alarmante la destrucción de nuestros ecosistemas, sobre todo en los trópicos del planeta. De los bosques tropicales primarios o vírgenes, perdimos 3,75 millones de hectáreas, el equivalente a 10 campos de futbol, por minuto. Estos bosques son cruciales para nuestro equilibro ecológico, pues nos proveen de oxigeno vital.

Cuando estos bosques son talados o quemados, liberan el dióxido de carbono que acumularon a la atmosfera, lo cual contribuye al calentamiento global. La destrucción de estos bosques emitió 2,5 gigatoneladas en 2021. Esta liberación de CO2 fue similar a la quema de combustibles fósiles que hace la India en todo un año, país que se encuentra en la tercera posición de naciones que emiten mayores gases efecto invernadero en todo el planeta.

Frances Seymour, parte del grupo de Observatorio Forestal, explicó que es de suma importancia entender que los bosques, principalmente los que son tropicales, son parte del sistema climático mundial. Influyen en la transferencia de energía y en el flujo de la humedad de la atmosfera, afectando los patrones de circulación en todo el globo. Esto lo hacen de forma natural y acorde a sus respectivos ciclos, no como maquinas imparables de absorción de CO2.

Los incendios, que de antaño eran utilizados para la limpia de terrenos, han sido siempre una grave fuente de emisión de gases efecto invernadero, pero nadie antes se cuestionaba esta práctica que sigue siendo vigente, pese a ser arcaica. Con ello, se perpetua el papel cada vez más predominante de los incendios en la pérdida de los bosques, combinándose con la deforestación y el cambio climático.

“Cuando se produce la deforestación, cuando se pierden los bosques, no solo se aporta carbono a la atmósfera, sino que también se alteran los patrones de precipitación y se incrementan las temperaturas locales de manera que, por ejemplo, los bosques que quedan son más vulnerables a los incendios y a las condiciones más cálidas y secas que conlleva el cambio climático.”

Seymour

El estudio se centró en los bosques tropicales de Brasil, República Democrática del Congo e Indonesia, ya que el 96% de la deforestación de los bosques tropicales ocurrió en estos países. Los investigadores hicieron uso de imágenes satelitales que evalúan la evolución de la cubierta forestal o el dosel, a lo largo de los años. El que haya pérdida de cubierta arbórea implica que el bosque ha sido destruido.

En países donde la tala es menor, cabe la posibilidad de que las copas de los árboles han sido destruidas, muy probablemente por incendios, con posibilidades de poder recuperarlo. Los bosques boreales de los climas fríos en Alaska, Canadá y Rusia tuvieron el año pasado su mayor pérdida registrada, de cobertura arbórea, equivalente a 8 millones de hectáreas, un incremento de un tercio en comparación con el 2020.

Rusia fue el más afectado por incendios graves, perdiendo 6,5 millones de hectáreas. Los científicos consideran que se pueden causar bucles de retroalimentación por estos incendios, los cuales conducen a más emisiones de carbono. Con ello, climas más cálidos y secos, que a su vez son las condiciones propicias para más incendios, y así sucesivamente.

Más del 40% de la pérdida de bosques de 2021 se dio en los trópicos. Pese a que se redujo en Brasil, 1,5 millones de hectáreas de bosque fueron desaparecidas, principalmente en el Amazonas. De cualquier forma, es terrible, pues perdieron 3 veces más de dosel que en la República Democrática del Congo. Los científicos advierten que si la amazonia alcanza el punto de inflexión, los objetivos climáticos que perseguimos serán inalcanzables.

Brasil es ahora, uno de los principales deforestadores, ya que el gobierno de Jair Bolsonaro está priorizando la expansión agrícola por sobre el pulmón más grande del mundo y sus hermanos, nuestros hermanos indígenas habitantes de esta región. El incremento de la agricultura en este país aumentó un 9% el 2021. De continuar con la pérdida de bosques tropicales, empujamos a que la amazonia llegue a ese tan temido punto de inflexión. Con ello, dejará de ser un sumidero de carbono para convertirse en un emisor neto de dióxido de carbono.

La regulación del clima, un “servicio” alterno que proporcionan las selvas y ecosistemas del planeta, permite la vida en él, nuestra existencia propia. Si no frenamos esta destrucción, la intención mundial de no sobrepasar el 1,5 o 2 grados centígrados superiores a los niveles preindustriales, en los acuerdos de París, no se logrará.

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