Educación para el futuro

Tabula Rasa

(LeMexico) – La preocupación por la educación no es algo nuevo. Por ejemplo, Platón habla en La República que en una sociedad puede prevalecer la justicia y la injusticia, y que para encontrar el camino de la justicia es necesaria la educación:

“¿Qué educación conviene que les demos? Difícil es, a mi parecer, darles otra mejor que la que desde hace mucho se usa entre nosotros, y que consiste en formar el cuerpo mediante la gimnástica, y el alma por medio de la música”.

En La República (que Rousseau consideraba no como una obra política “sino el más excelente tratado de educación que se haya escrito”), Platón planteaba educar a la niñez en la gimnasia para fortalecer el cuerpo y en la música, considerada como algo más que notas musicales, como la base para un conocimiento armónico de la naturaleza.

Siguiendo una línea en el tiempo, le debemos a Jean Jacques Rousseau una reflexión sobre la educación cuando señala en Emilio o la educación:

“Nacemos débiles y necesitamos fuerzas; desprovistos nacemos de todo y necesitamos asistencia; nacemos sin luces y necesitamos la inteligencia. Todo cuánto nos falta al nacer, y cuanto necesitamos siendo adultos, se nos da por la educación”.

Interpretando lo que señala Rousseau, no puede haber inteligencia, o luces (término usando en la ilustración para denominar a la razón o a la ciencia) sin una educación.

Immanuel Kant, en su libro Sobre Pedagogía, nos dice que el tema de la educación es fundamental, dado que “El hombre es la única criatura que tiene que ser educada”, y el principal objetivo tienen que ser los niños, pero con un objetivo específico:

“Los niños deben ser educados no de acuerdo con el estado presente del género humano, sino de acuerdo con el posible y mejor estado futuro, es decir: según la idea de la humanidad y todo su destino. Este principio es de gran importancia. Los padres educan comúnmente a sus hijos sólo de modo que se adecuen al mundo actual, aun cuando este esté corrompido. Pero sería mejor que los educaran para que así se produjera un estado futuro mejor”.

No hay forma, nos dice Kant, de llegar a un mejor futuro sin una educación que prepare a los niños para que ese porvenir sea construido.

En nuestro continente, tuvimos el pensamiento de José Enrique Rodó, quien en su obra Ariel impulsaba una educación, principalmente en la juventud, como transformadores positivos del latinoamericano. En este sentido, la educación no debería estar “subordinada exclusivamente al fin utilitario (porque) no repara suficientemente en el peligro de preparar para el porvenir espíritus estrechos, que, incapaces de considerar más que el único aspecto de la realidad con que estén inmediatamente en contacto, vivirán separados por helados desiertos de los espíritus que, dentro de la misma sociedad, se hayan adherido a otras manifestaciones de la vida”. La educación en la juventud debería ser amplia y generosa.

Para Fernando Savater, en El valor de educar, la cuestión de la educación no solo es para un futuro mejor, es para darle forma a la existencia misma:

“Para ser hombre no basta con nacer, sino que también hay que aprender. La genética nos predispone a llegar a ser humanos, pero solo por medio de la educación y la convivencia social conseguimos efectivamente serlo”.

La educación es lo que forma a la humanidad. Como hemos visto, la educación ha sido desde siempre un elemento fundamental para construir sociedades, para completar el proceso civilizatorio, para fortalecer a la niñez y a la juventud. No puede haber una sociedad justa sin una buena educación.

Es por eso que para entender y atender la cuestión de la educación, es que se ha sido de la filosofía a la economía y a la ciencia política, específicamente en su vertiente de políticas públicas, donde convergen ambas ramas. Primero abordaremos al Nobel de Economía, James J. Heckman, quien en el artículo La economía y psicología del desarrollo humano en contextos de inequidad nos dice que:

“Al pensar en promover la educación, no se trata solamente de mejorar el sistema escolar, sino que pasa también por mejorar a los niños que van a la escuela, creando capacidades, facilitando el funcionamiento de la escuela”.

Derivado de algunos estudios realizados, llega a la conclusión que los niños que tienen un hogar con los dos padres, donde uno o los dos cuentan con estudios, tienen mayores estímulos para el aprendizaje. Aunque también hace una acotación porque señala que ahí donde los padres no cubren con el perfil anterior, el Estado u otras organizaciones deben suplir el papel educador.

Siguiendo con el planteamiento, mientras más pronto se eduque a la niñez, mejores resultados se tendrán. Es decir, para obtener resultados exitosos deben iniciar los programas de educación antes de los tres años y no esperar a la primaria. En términos más economicistas, Heckman dice que:

“Si queremos, por ejemplo, maximizar la educación, porque adquirir conocimientos es una función cognitiva que queremos maximizar y que queremos lograr con el uso más eficiente posible de los recursos, en ese caso, vamos a tener que invertir antes”.

Siguiendo con la terminología, Heckman plantea en otro estudio, Inversión en capital humano y pobreza, que:

“Si empezamos con un niño (e imaginemos que somos planificadores sociales o privados) y nos preguntamos dónde se encuentra el retorno más alto en el ciclo de vida del individuo, descubriremos, gracias a muchos estudios, que el retorno con respecto a la inversión, resulta ser muy alto en los primeros años, en relación con los años posteriores”.

Es decir, a mayor inversión en la educación inicial y a más temprana edad, con los años, esa inversión dará mayores ganancias de tal forma que, de acuerdo con sus estudios, por cada dólar invertido en la educación que va entre los 6-20 años (de la primaria a la universidad) la ganancia (en cuanto a productividad) es de entre 3-4 dólares; pero si la inversión se hace en las etapas prenatal y hasta los 3 años, la ganancia llega a ser de hasta 7.30 dólares.

Otra forma de ver la importancia de la inversión pública en los menores de 3 años, nos los dicen Sendhil Mullainathan y Eldar Shafir en Escasez cuando señalan que los programas de guardería infantil “permiten ahorrar tiempo al transportar a sus hijos de ida y de vuelta (y) podría también ahorrar dinero… (pero sobretodo) aumentaría su capacidad cognitiva general, su capacidad de enfocarse, la calidad de su trabajo, o cualquier cosa a la que quiera dirigir su mente. Desde esta perspectiva, la ayuda con el cuidado de los niños es mucho más que eso. Es una forma de construir capital humano de la clase más profunda”. Los beneficios de una inversión en el cuidado y educación de los menores redunda en una mejor vida y si se quiere en términos económicos, una mayor productividad.

Por otra parte, la ganadora del Nobel, Esther Duflo en su libro Combatir la pobreza, señala que “de manera cotidiana, la educación da alegrías y angustias a padres e hijos, pero antes que nada se trata de una inversión: un niño más instruido ganará más y llevará en principio una vida más plena”. En este sentido, el gran reto es estimular la educación. Para esto ha identificado diferentes programas.

Por ejemplo, en la India se sirve comida caliente a todos los niños, con la intención de que estos comedores gratuitos estimulen a los padres a enviar a sus hijos a la escuela. Otro buen programa, señala Duflo, fue el que existió en México como Progresa y luego Oportunidades, donde se entregaban recursos a los padres a condición de que los hijos se inscribieran y asistieran de manera regular a clases. De hecho, el programa fue imitado en 30 paises.

Otros programas de transferencias (en Francia y Kenia) fueron entregar becas al mérito escolar para quienes tuvieran los mejores resultados. Aquí la diferencia radica sobre el benficiario de la beca. Mientras que en los países en desarrollo las becas se entregan a los padres, en los países ricos, los beneficios se le dan a los menores, incluso en juguetes.

Ante la evidencia antes expuesta, no puede uno menos que sorprenderse antes las acciones que reiteradamente se han venido estableciendo en materia educativa en México. Lo que nos han dicho los expertos, basados en una serie de datos productos de investigaciones con rigor científico, es que la educación, junto con la salud, es la mejor apuesta para el futuro de un país.

Desaparecer guarderias, eliminar programas de transferencias condicionadas y los de escuelas de tiempo completo, para entregarle recursos directos a los padres, es el camino más directo para un futuro precario.

Back to top button