Vicente Fernández: la polémica y las críticas de su paso
(LeMexico) – Los músicos de la Plaza Garibaldi recuerdan y hablan algo muy distinto de la imagen que se tenía de Vicente Fernández en la gente.
Es de conocimiento público que en Plaza Garibaldi, desde hace décadas, tienen nombres propios, artistas cuyas canciones se oyen en todos lados, nombres tal parece inmortales figuran en repertorios de todos niveles: José Alfredo Jiménez, Chavela Vargas, Javier Solís, Lola Beltrán y Juan Gabriel. Pero a diferencia de ellos, la despedida de Vicente no fue más allá de la tristeza, que vino duramente acompaña con frialdad y duras críticas hacia su comportamiento.
Un día después de su muerte, el lugar tenía apenas unos cuantos grupos buscando clientela, unas cuantas cámaras de televisión y nada más. No había un aire de despedida o de homenaje. Varios medios reportaron todo tipo de reacciones nobles y buenas al respecto, pero Carlos Arguijo, mariachi desde hace cuarenta años, dio otra información, basado en la experiencia que le da conocer la dinámica de Garibaldi:
“Si quieres las verdades, la verdad, verdad, es esta: muchas televisoras han venido y vendrán. Nos pagan dinero para que hablemos bien de Vicente Fernández, pero en realidad es falso, porque aquí no se le quiere a él. Aquí se quiere a Pedro Infante, Javier Solís, José Alfredo… Él (Vicente) nunca apoyó a la música mexicana, nunca hizo nada por el gremio. Era muy insolente, muy creído.
Él también empezó desde abajo y cuando estaba arriba nunca volteó a vernos. Piden algunas canciones de él, claro que sí, tiene sus éxitos, no se le quita su mérito, pero no lo queremos. Creo que es un sentimiento general, pregúntele a cualquiera. Garibaldi despide a la gente que la quiso, cuando murió Juan Gabriel mucha gente vino. Vieron su calidez como humano, como persona”.
Muchos afirman que Vicente dejó una figura odiada por los conocedores y querida por la ignorancia. Aunque se le conocía como “el hijo del pueblo“, este “hijo del pueblo” nunca hizo nada por su pueblo, se vendió al PRI, apoyó la corrupción que ejercían, las estafas, las represiones y los vejámenes al pueblo. Fernández era misógino, representaba al hombre tradicional mujeriego, sucio, insolente, sin temor. Incluso, en sus más oscuros pasajes: cuando en 2012 tuvo cáncer afirmó que no quería un hígado de un homosexual o drogadicto.
La periodista Olga Wornat, recoge en su biografía no autorizada del cantante que él repudiaba a Juan Gabriel, tuvo nexos con el narcotráfico y realizó estafas. Mal pagaba a sus músicos y era muy intratable. Felipe Luna comenta que llegó a vender 25 mil discos de música norteña en su juventud y que pudo haber crecido si no se hubiera puesto en su camino Fernández, “lo odio” comenta. “Grababa en CBS, él me corrió, corrió a muchos. Muchos lo echan de menos, lo extrañan, le lloran y todo el pancho que hacen porque no lo conocen, no los lastimó, no saben cómo era en verdad“.
Antonio Guzmán, era trompetista de Fernández, de José Alfredo y Javier Solís. Él afirma:
“Las veces que venía a trabajar aquí a la plaza era cuando grababa con Fernández, allá muchas veces no pagó, Solís y José Alfredo no dieron problema, pero Fernández sí.”
Un testimonio más, que no quiso dar su nombre por temor, recuerda:
“Me invitaron a trabajar con él, al verme escuché que susurró algo despectivo de mi color de piel. Pasado un rato me dijeron que me fuera, no me dejaron tocar ni grabar, argumentando que había sido un malentendido, pero no es cierto, no quiso que tocara con él solo por mi color de piel, se le notaba en la mirada, era un racista sinvergüenza. Si la gente estuviera de acuerdo en la forma en la que se portó hubiera más tristes, pero creo que no saben la clase de persona que era”.
Sin duda, las historias no son nuevas, el gremio está dolido, pero no por alguien que los haya apoyado o hayan querido sino por el simple hecho de haber perecido una vida humana, pues como muchos terminaban sus testimonios, “a final del día, son sus canciones las que ponen un plato de comida en mi mesa“.
En paz descanse.