A 21 años de la Segunda Intifada, la violencia espacial en Palestina

(LeMexico) – Los últimos días de septiembre marcaron los 21 años del inicio de la Segunda Intifada, el emblemático levantamiento palestino contra el régimen colonial israelí en el que fueron asesinados varios miles de palestinos y poco más de mil israelíes.

Las cifras varían dependiendo de la fuente, por ejemplo, Al Jazeera, uno de los principales medios
de comunicación del mundo árabe, señala que entre el 29 de septiembre del 2000 y el año 2005,
año en el que terminó la Segunda Intifada, las Fuerzas de Defensa Israelí (FDI) asesinaron a 4,973
palestinos.
Por su parte, el centro de investigación internacional alemán IZA dice que fueron en realidad alrededor de 3,300 los decesos en el caso palestino y poco más de 1,000 en el caso israelí.

Finalmente, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel dice que fueron 2,000 los palestinos asesinados, todos ellos “a causa de su participación en las hostilidades” y que del lado israelí fueron mil los que perdieron la vida a manos de los insurgentes palestinos.

Los primeros días de la Segunda Intifada hubo grandes manifestaciones no violentas a las que las IDF respondieron con una violencia desmedida contra la población civil, dentro de los muertos se cuentan más de mil menores de edad. La respuesta violenta de las IDF hizo que la Segunda Intifada pasara de ser una
resistencia popular a una rebelión armada en la que incluso hubo ataques suicidas que buscaban causar bajas civiles israelíes. Los años que duró la Segunda Intifada transformaron radicalmente el paisaje en Cisjordania y marcaron profundamente la memoria colectiva de los palestinos.

“La respuesta violenta de las IDF hizo que la Segunda Intifada pasara de ser una resistencia popular a una rebelión armada”

En esos años hubo toques de queda, en algunas ciudades como Nablus, al norte de Cisjordania, conseguir alimentos requería de violar los toques de queda y pasar desapercibidos entre los tanques militares de la ocupación israelí. De acuerdo con el relato de una familia de Nablus, recuerdan que salían padre e hijo a las calles y esperaban a que los tanques giraran en una esquina para correr a las calles siguientes en búsqueda de comida. El hijo, que actualmente tiene 31 años, recuerda que cuando entró el ejército a su ciudad en 2002 se encontraba en la escuela y él y otros de sus compañeros tuvieron que saltar por las ventanas para huir en los vehículos de sus profesores y padres.

Un profesor de la Universidad Nacional An-Najah, ubicada también en la ciudad de Nablus, recuerda cómo él y sus colegas se convirtieron en blanco de hostigamientos y violencia, ya que se prohibió a los palestinos impartir clases. Aun así, la comunidad se organizó y continuaron reuniéndose de forma secreta en algunos domicilios particulares para impartir clases a niños y jóvenes.

Entrada de una de las sedes de la Universidad Nacional An-Najah en Nablus, Palestina
donde se lee en árabe e inglés “Desafiamos el presente para crear el futuro

Créditos: Jeziret S. González Gallardo, 2015

Algunas casas de civiles palestinos fueron utilizadas como bases por las FDI, ya que se localizaban en puntos estratégicos para los francotiradores. Un integrante de una familia que pasó por esta situación relata que los tuvieron atados y amordazados dentro de su propio departamento y les tocó mirar cómo los francotiradores mataban a otros civiles desde sus ventanas. Tener que habitar el mismo domicilio tras esos eventos se suma a viejos traumas de la familia originaria de Jaffa (ahora Tel Aviv, Yaffo) que fue desplazada décadas antes y que encontraron su nuevo hogar en Nablus.

Pero ha de decirse, la Segunda Intifada en vez de traer liberación trajo consigo nuevas políticas opresoras y la reconfiguración de los paisajes en Palestina, la violencia tiende a expresarse en el territorio y da paso a lo que se conoce como “violencia espacial” ya que el espacio se disputa no solo con el fin de utilizarlo, sino como una estructura donde se organiza la vida social bajo una lógica en específico, en este caso, una lógica colonial.

“La Segunda Intifada en vez de traer liberación trajo consigo nuevas políticas opresoras y la reconfiguración de los paisajes en Palestina”

Un ejemplo de los cambios en el paisaje palestino en Cisjordania es el Muro de Separación, cuya construcción fue aprobada en 2002. De acuerdo con los israelíes para “evitar que terroristas palestinos crucen hacia Israel”. Sin embargo, el Muro no fue construido sobre la Línea de Armisticio, sino de forma estratégica para anexionar las colonias que Israel tiene en Cisjordania y mantenerlas conectadas con el resto de su territorio.

El Muro para los palestinos implica que su casa esté de un lado de éste y el resto de su pueblo y sus tierras de trabajo se localicen del otro, significa requerir de permisos para transitar por su propio territorio y para los que eligen quedarse en sus pueblos. Significa también una forma de resistir, ya que lo que busca el Muro es desplazar a las familias palestinas al hacer la vida difícil para quienes viven cerca de éste. Se estima que son unas 411,000 personas las afectadas directamente por el emplazamiento del Muro.

Muro de Separación visto desde la ciudad palestina de Belén
Créditos: Jeziret S. González Gallardo, 2015

Otros rasgos que quedaron plasmados en el paisaje palestino después de la Segunda Intifada, además de la destrucción de la infraestructura y edificios en varias localidades, fueron los puntos de control o “checkpoints“. Se trata de una serie de barreras físicas que permiten restringir el movimiento de personas y mercancías dentro del territorio palestino, por lo que el derecho al libre tránsito señalado en el artículo 13 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, no es una realidad para el pueblo palestino.

En 2005, hacia el final de la Segunda Intifada, había 269 obstáculos permanentes para controlar el paso
vehicular y pedestre y en el año 2018 había 705
, lo que muestra que las medidas tomadas tras la Segunda Intifada no solo han perdurado, sino que se han intensificado a través del tiempo. En 2021, fuimos testigos de un nuevo episodio de violencia que inició con enfrentamientos en Jerusalén Este y las amenazas de desalojo de residentes del barrio palestino de Sheikh Jarrah y que desembocó en una guerra armada entre Gaza e Israel que dejó 260 muertos del lado palestino y 12 del lado israelí.

Como dijo el escritor militar prusiano von Clausewitz en su libro “De la guerra” publicado en 1832: “la guerra constituye un acto de fuerza que se lleva a cabo para obligar al adversario a acatar nuestra voluntad”, por lo que la transformación del espacio y sus paisajes tiene también mucha relación con quién tiene el poder para realizarlo.

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