Mexico’s True Messiah

(LeMexico) – Ni todo es tan bueno, ni todo es tan malo. Cuando descubrimos que el capitalismo generaba riqueza y demás cosas buenas, una vez que se desarrollaban habilidades empresariales, quizá debimos pensar en que no todos desarrollaríamos o tendríamos habilidades empresariales (hay filósofos, sociólogos, médicos, artistas, chefs, etc. que no necesariamente tenemos perfil de empresarios), que los recursos se agotan y que todo tiene un costo.

Desde este punto de vista entiendo que sí, quizá la carrera del capitalismo sigue su curso y es problemático querer ir a contracorriente, pero tampoco podemos tachar de intransigentes o de comunistas o de salvajes (sé que sí los hay) de primera mano, a todos los que cuestionan dicha carrera capitalista, al menos no sin darnos a la tarea de una buena investigación. Creo que también debemos considerar que la tierra nos da todo. ¿En qué momento se nos ocurrió que podíamos ponerle precio y decidir quién come y quién no, dependiendo del color del papelito que trajera en su cartera?

El tema es que, por la tenencia económica se ha hecho de todo y las empresas hacen hasta lo que no conviene a nivel social, desde destruir la televisión afectando los cerebros de los connacionales. La llenan de basura, nada más porque pega. O siguen vendiendo productos altamente nocivos que dañan al humano, o maltratan excesivamente animales (nótese que maltratar en si ya es excesivo) en los criaderos para tener mas huevos por hora.

Estas verdades ocultas, que se saben, pero se hace como que no, son realmente importantes y necesarias. Por ejemplo, comer lo que le hace bien a nuestro cuerpo nos permite gozar en el corto plazo de una sensación de bienestar y en el largo, de gozar de una mejor salud y probablemente hasta de una vida mas larga. Pero la mayoría de las grandes empresas, incluso nacionales, no están interesadas en que lo sepas, ni la televisión en educarte acerca de esto.

No obstante, con el poder que tienen los grandes corporativos y las grandes inversiones en publicidad, aportan a que sea más fácil mantener al consumidor desinformado respecto a lo que le conviene comer, como la comida ancestral típica, los vegetales y semillas, etc. sobre la comida chatarra, harinas procesadas y azucares añadidas.

Considero que las empresas deben con su poder procurar lo que genera o maximiza el bienestar social, por encima de la única intención u objetivo de tener ingresos cada vez superiores. En lo personal, considero que no hay meta más vacía y triste para un empleado que “maximizar las ganancias para los accionistas”. Cuando podría estar “promoviendo la salud entre los ciudadanos” o por lo menos “maximizando las ganancias para su familiar que esta delicado de salud o sus hijos que necesitan ir a la universidad”.

Para concluir, considero que se requiere de grandes líderes sociales a pequeña escala, creadores de proyectos de bienestar: ecológico, económico, social, humano, en salud, etc. Probablemente, el bienestar provendrá de un cambio colectivo de conciencia que no vendrá de arriba hacia abajo, como solemos esperarlo: de un mesías, sino que de abajo hacía arriba.

Se gestará entre amigos, en las conversaciones de los ciudadanos, en el café, en la plaza, en la sala de la casa. De está toma de conciencia provendrán las buenas acciones que a través del ejemplo permearán las acciones de otros y otros, hasta lograr una cadena.

Quizá entonces nos demos cuenta de que la avaricia, pelea por estatus, pelea por poder económico, etc. nunca debió ser mas importante que el desarrollo general, el bienestar común, la integridad y dignidad de cualquier ser humano.

La falta de justicia, el sufrimiento de unos a causa de la tenencia desmedida de otros ha creado corrupción, injusticia, delincuencia, etc. pero los proyectos colectivos de los ciudadanos, la creciente conciencia social en los jóvenes me hace pensar que quizá nosotros somos ese verdadero mesías político (o quizá no político), que tanto esperamos.

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