¿Trastorno de sueño en los adolescentes por la pandemia?

(LeMexico) – Estudios recientes advirtieron que los daños en la actividad cognitiva y onirológica de los adolescentes se deben a sus malos hábitos de antaño, no al “drástico cambio que la pandemia vino a traer”.

Es curioso que, ahora que la educación se fue a sus teléfonos celulares, los alumnos no quieren estudiar, aunque siempre estaban en el sus teléfonos celulares. La frase “me desvelé haciendo tarea” fue desmentida en este periodo pandémico, ya que las tareas nunca llegaron. Antes se creía que el cansancio y estrés escolar era provocado por la pandemia y estaba afectando el comportamiento neuronal y cerebral del adolescente. Ahora, luego de haber cerrado el ciclo escolar y al haberse revelado los resultados académicos, se sabe que todo el daño fue provocado por ellos mismo y por los padres.

«Fue chistoso porque los niños ponían excusas para entregar tarea: dinero, no hay internet, se acabó mi paquete de datos, etc y pues uno tenía cierta condescencia hacia ellos, pero al verlos tan activos en sus redes sociales, esa condescendencia se termina y viene los reclamos de los padres».

Profesores.

La UNAM emitió un estudio donde explica los drásticos cambios que trajo la pandemia en la vida y aprendizaje de los alumnos, aseverando que puede desencadenar en problemas más grandes. Pero los niños desde antes dormían poco. La asociación Educar publicó hace un año, antes del inicio de la pandemia, que más del 40% de jóvenes en edad escolar no dormían más de 7 horas al día y que su actividad en redes sociales fue más del 70% de sus actividades diarias. Aunado a esto, más del 90% refirió querer estar en sus celulares antes de dormir.

El neurocirujano Roberto Rosler afirmó que esto representa un problema grave, pues “dormir es como una suerte de mantenimiento en las primeras horas de la noche“. El estudio realizado por la Asociación Educar para el Desarrollo Humano se basó en encuestas a 2.693 alumnos de escuelas de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, México y Uruguay, se suspendió por la pandemia de COVID-19.

Los resultados académicos dejan mucho que desear y son el resultado de la mancuerna sostenida padre/hijo de apatía y correlación irresponsable. Simplemente, los promedios descendiendo en algunas escuelas de 8.9 a 7.0, el índice de reprobación aumentó considerablemente comparado con el ciclo pasado a la pandemia. La deserción y abandono escolar fueron graves y las culpas y quejas crecientes.

La afectación al sueño de los adolescentes puede deberse a una “zona de confort paternal“, según indica LAM -Libros Águila México- en el que los padres dejan a sus hijos con el teléfono móvil como una niñera en estos tiempos modernos.

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