Marihuana y los Altos Costos de su Prohibición

(LeMexico) – Con resultado de la decisión de la Corte de declarar inconstitucional la Ley General de Salud en lo relativo a la marihuana, el Congreso de la Unión ha iniciado el proceso legislativo para regular los usos de dicha planta.

El debate ha pasado relativamente desapercibido en la sociedad. Eso es una buena noticia, ya que es evidente que, para la mayoría, la regulación es necesaria, o al menos no representa un riesgo mayor. Hace casi 10 años, cuando presentamos las primeras iniciativas al respecto, el tema era verdaderamente transgresor. Ahora, después de años de debate y de las experiencias de los países vecinos, es claro que los costos de prohibir una sustancia de esa naturaleza, con riesgos y daños similares a otras substancias legales, como el alcohol, son enormes.

La prohibición de marihuana implica encarcelamiento de consumidores y de personas que son utilizadas en las redes de tráfico de drogas, reporta importantes recursos al crimen organizado, al ser la droga ilegal más utilizada además de poner en riesgo a los consumidores, al tener que realizar transacciones con criminales. La posibilidad de que el cannabis sea una droga de entrada a otras substancias más fuertes, en realidad se presenta cuando la prohibición pone al consumidor frente a un “dealer” que le ofrece una canasta de productos.

Lo anterior, aunado a que no está comprobado que el consumo de marihuana lleve necesariamente a consumir otras drogas más duras. Eso no sucedería de contar con un mercado legal de marihuana, segmentado de otras substancias. De hecho, en ese escenario, la marihuana puede ser una droga de salida frente a substancias más dañinas y adictivas.

Eso nos lleva a otro costo de la prohibición, la dificultad para utilizar ese producto como una alternativa de uso médico, con fines terapéuticos, pero también curativos. Las potencialidades médicas de la marihuana son enormes en padecimientos del sistema nervioso, musculares, de dolor e incluso de sueño, con riesgos menores a los medicamentos tradicionales. Otro costo de la prohibición de cannabis son las oportunidades económicas que se pierden en la industria de medicamentos, cosméticos, suplementos alimenticios y en otras como el turismo.

Un destino enfocado al mercado norteamericano, como Cabos, por ejemplo, es hoy un lugar menos competitivo, al no ofrecer la alternativa de ofertar marihuana legal para consumo adulto, al turista californiano que la consume de esa forma en su país. Por si fuera poco, la planta de cannabis es también una alternativa, de reducir la huella ecológica, para producción de papel, textiles y otros materiales, por medio del cáñamo.

La discusión legislativa en proceso se ha enredado, los diputados modificaron la minuta del Senado, que ahora tiene que aprobar o rechazar dichos cambios. No existió ni diálogo, ni acuerdo, ni una estrategia que garantizara un proceso coherente entre ambas cámaras. Con todo, lo ya aprobado y lo que seguramente se terminará de concretar una vez concluido el proceso legislativo si establece un camino para terminar con la prohibición de la cannabis en México y regular de manera razonable su producción, distribución y uso para fines médicos y recreativos.

La experiencia seguramente servirá para que en un plazo relativamente corto se avance del uso medicinal, ya permitido, al consumo adulto y al aprovechamiento integral de la planta. Eso va a contribuir a reducir parte de los problemas que el país enfrenta por las políticas de drogas prohibicionistas y avanzar en políticas con perspectiva de derechos humanos.

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