Por favor, dejen la minuta de la marihuana como está

Hace cinco años la Corte declaró inconstitucional los artículos de la Ley General de Salud referente a cannabis. Se estableció que la misma no era constitucional debido a que violaba el derecho al libre desarrollo de la personalidad y penalizaba de manera excesiva. Eso provocó una ola de amparos, yo mismo tengo uno.

Presentar amparos tenía la intención de que la decisión de la Corte fuera firme, lo cual ocurrió en 2019. Eso obligó a que el Congreso legislara al respecto, ya que los que tenemos el amparo podemos sembrar, poseer y compartir cannabis sin fines de lucro. La legalización sin regulación, es decir por la vía de los amparos, en efecto puede ser caótica en el momento de que cientos de miles de persones opten por esa vía.

El Senado, obligado por la Corte, recientemente aprobó una pieza de legislación que permite producir cannabis para consumo propio, para compartir o para venta, no solo para fines medicinales, sino para lo que se conoce como consumo adulto. Se establecen lineamientos para regular dicha actividad e incluso un instituto encargado de esa tarea.

Solamente otros dos países, Canadá y Uruguay, cuentan con una legislación nacional en ese sentido. Otros, como Estados Unidos, tienen regulaciones similares a nivel estatal y algunos, como Portugal o incluso Holanda, han descriminalizado la distribución y el consumo, pero sin resolver el tema de la producción. Lo que en este momento es una minuta del Senado (una iniciativa aprobada en esa cámara que fue enviada a los diputados) cumple e incluso va más lejos de lo dicho por la Corte, excepto por un tema muy importante, que la posesión simple de marihuana sigue siendo un delito penal. Aunque en condiciones muy distintas a la legislación vigente.

En la nueva legislación se tolera la posesión de cannabis hasta por 28 gramos, es decir la cantidad que normalmente un consumidor adquiere para proveerse por un tiempo razonable. Actualmente es de 5 gramos, lo que en los hechos penaliza el consumo, ya que la mayoría de los consumidores posee cantidades mayores. Un cigarro de marihuana, por ejemplo, normalmente se labra con un gramo o gramo y medio de cannabis, por lo que los 28 gramos equivaldrían a una cajetilla de cigarros.

La ley que aprobó el Senado no implica penas corporales para la posesión de 28 gramos, sino multas, y eso sólo cuando se poseen varios kilos de la sustancia. Es verdad que es incongruente que esté penada la sola posesión de cannabis, cuando ya se regularizó su producción y distribución. Es como si cuando se terminó la prohibición de alcohol, el poseer unas cajas de vino fuera un delito.

Ahora, debido a las protecciones que ofrece la nueva ley a los consumidores, podría valer la pena no poner en riesgo la reforma por un tema en efecto central, despenalizar la posesión, pero que con la redacción aprobada reduce de manera importante la posibilidad de penalizar a los consumidores.

Existe otro tema. La reforma permite la integración vertical, es decir que quien produce venda. Para muchos de los militantes de la reforma de política de drogas, amigos cercanos. Por cierto, esto implica un riesgo debido a la posibilidad de un grupo de empresas tengan un poder de mercado suficiente para controlar la industria.

Difiero de ese punto de vista. Primero porque la minuta aprobada en el senado establece que una proporción de las licencias deben de ser otorgadas a comunidades afectadas por la guerra contra las drogas para generar empleos e inversiones. Eso, además de ser un organismo regulador. En realidad, ahí difícilmente operarán grandes empresas.

En otras experiencias de regulación, como la de Estados Unidos, han sido emprendedores medianos y pequeños los que han iniciado los proyectos de producción de cannabis para consumo adulto. En una primera etapa, trazar semillas y producir en viveros en zonas industriales de las ciudades, como sucede en Colorado, puede ser la mejor manera más segura y efectiva de iniciar el proceso con precios y procesos que puedan quitarle el mercado de la cannabis al crimen organizado.

Las ganancias de la reforma ya aprobada serían enormes en términos económicos, de seguridad para los usuarios y de reducción de ganancias para los criminales. No pongamos esto en riesgo con una larga y tortuosa discusión en la Cámara de Diputados, con modificaciones a la minuta que necesariamente llevaría a volver Senado. A veces hay que aprender a ganar.

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