Se cumplen 63 años del lanzamiento de Laika, el primer ser vivo en el espacio

Este 3 de noviembre se cumplen 63 años del lanzamiento al espacio de la famosa perra Laika, quien fue el primer ser vivo en orbitar la Tierra como parte del programa espacial soviético Sputnik 2.

El objetivo de esta misión fue recoger datos sobre los signos vitales del can, para observar la reacción de un organismo vivo en una misión espacial.

Laika, cuyo nombre original era “Kudryavka”, era una perra callejera que vagaba por las calles de Moscú y por esa condición fue escogida por los científicos soviéticos para esta misión, pues suponían que estos animales ya estaban habituados a soportar condiciones extremas de frío y hambre.

Asimismo, la elección de Laika recayó en su carácter dócil y porque era “tranquila y encantadora” (de acuerdo con el director del programa de entrenamiento, Vladimir Yazdovsky), pero también porque fue la que mejor respondió al confinamiento en espacios cerrados.

Por su parte, el Sputnik 2 fue la segunda nave espacial puesta en órbita alrededor de la Tierra, por parte de la Unión Soviética, luego de que el 4 de octubre de ese mismo año fuera lanzado su predecesor, el Sputnik 1.

El Sputnik 2 era un satélite cónico de 4 metros, con una base de 2 metros de diámetro y constaba de un cohete y una cápsula en la que iba la perra, aislada térmicamente del exterior y protegida por paneles contra la radiación.

En esta cabina presurizada y acolchada, Laika podía estar acostada o en pie, además de que un sistema regenerador de aire le proveía de oxígeno y su comida y agua se encontraban en forma de gelatina. De igual modo, la perra estaba sujeta con un arnés y unos electrodos monitoreaban sus signos vitales (un primer informe indicó que Laika estaba agitada luego del lanzamiento, pero comía).

Sin embargo, en esta misión no había la posibilidad de retornar a Laika a la Tierra, pues fue planeada de manera acelerada y se consideró que el desafortunado can que fuera escogido como tripulante debería ser sacrificado.

Aunque la versión difundida por autoridades soviéticas sostenía que el Sputnik llevaba equipo de eutanasia y que se aplicó en Laika cuando el oxígeno comenzó a agotarse, en octubre de 2002, fuentes rusas revelaron que la perrita murió a las pocas horas del lanzamiento, debido al sobrecalentamiento de la nave y el estrés. Mientras que el Sputnik 2 se mantuvo en órbita hasta el 14 de abril de 1958, cuando se desintegró al precipitarse a la atmósfera terrestre.

El sacrificio de Laika, que no fue de consideración en aquel entonces y fue calificado por la comunidad científica como necesario para el progreso (debido a que la atención estaba centrada en la carrera espacial y en el objetivo de comprobar que un ser vivo podía sobrevivir en el espacio), permitió que las futuras misiones de naves tripuladas perros pudieran ser recuperadas, pues en los diez años siguientes, ocho canes fueron enviados al espacio y de ellos sólo dos no sobrevivieron.

Igualmente, esta misión suministró los primeros datos del comportamiento de un organismo vivo en el espacio, con los que se pudo enviar, en 1961, al primer ser humano, el soviético Yuri Gagarin.

Al final, como reconocimiento a la labor de este can, hay una estatua de Laika en el Centro de Investigación Militar de Moscú.

Back to top button