El antifeminismo ya tiene cara social

Se trata del colectivo en el portal de Men Going Their Own Way (Mgtow), ellos niegan ser antifeministas y se definen como “la suma de individualidades”.

Ellos justifican su causa como una declaración de autopropiedad, donde preservan y protegen la soberanía del hombre moderno por encima de todo que vive bajo sus propios intereses. Ellos dicen de sí, que son “un estilo de vida” adoptado por miles de hombres en Canadá, EUA, Reino Unido y Australia.

A causa del avance del feminismo y el colectivo LGTBQI+, Toronto y Suecia son considerados los peores lugares para ser hombre. Esta agrupación se remonta a los años 2000, en alguno de los primeros cinco años dieron a conocer su manifiesto que ostenta el objetivo de «inculcar la masculinidad a los hombres, la feminidad a las mujeres y trabajar para la obtención de un modelo de gobierno limitado», algo que atenta directamente con la agenda global del feminismo moderno y el colectivo LGBTQI+.

Este portal tiene más de 33 mil miembros, sus foros exclusivos de hombres cuentan conversatorios de más de 50 mil temas, más de 790 mil respuestas de toda índole, desde el divorcio, cómo llevar un aborto consentido exclusivamente por la mamá, violencia en el hogar hacia los hombres, traumas por el peso, tamaño del pene, embarazos no deseados y hasta uno muy sutil de “cómo vivir con menos de $30 dólares a la semana”. Hay 25 canales de video donde juntan 730 mil seguidores y cuentan 130 millones de vistas.

El MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts, por sus siglas en Inglés) define este “poblado en internet” como la Manosphere o Machoesfera e identifica tres categorías al grupo definido:

  1. MRA, “activistas de los derechos de los hombres” (por sus siglas en inglés), quienes afirman que las leyes y las instituciones sociales discriminan a los hombres.
  2. Artistas en ligar (PUA, por sus siglas en inglés), que salen y acosan a las mujeres, pues los hombres son demasiado feminizados.
  3. Los incels, quienes promueven el celibato, pues las mujeres los rechazan, usan su poder sexual para dominar y eso requiere venganza.

Esto ha sido llevado a bordes psicóticos extremistas que manchan esta causa. Elliot Rodger, autodenominado como “incel”, apuñaló a tres jóvenes en California y mató a otras tres personas con un arma de fuego y alcanzó a herir a 14 más, según CNN, reportado el 26 de mayo del 2014.

El retoque de este grupo es abordar el tema constante y total de caballero, pues aseguran que este feminismo quiere colocar al hombre como un animal, algo menos que inservible.

A la par, en Israel surgió la plataforma “Más de 30”, creado por el grupo feminista Mitsad Hanashim (La marcha de las mujeres) quienes “dan voz a víctimas de agresiones sexuales” tras conocerse la violación a una chica de 16 años por 30 hombres.

El movimiento feminista, a ojos de muchos, perdió la noción de lo que en su momento fue esta razón social. El gran alegato de justicia no va de la mano con un “mátenlos a todos”. La justicia tiene que ser rápida, consciente y satisfactoria para toda mujer que sufra en manos de un hombre, pero la justicia no tiene que ser para todos los hombres, pues, así como la culpa no era suya, no somos todos asesinos ni violadores.

Algunos sociólogos caen en el entendido que el problema no son los hombres violadores ni criminales, sino las blandengues políticas penales ante estos hechos y el cojo y manco aparato de justicia en los países.

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