El imperativo imposible en México: ¡estudia!

La marcada relación dinero-seguridad que se ha prestado en la educación en México en estos meses tuvo su auge. El pretender la misma oportunidad educativa nacional es uno de los muchos fallos que este gobierno detectó.

Los factores familiares, personales, escolares y económicos se agudizaron en esta pandemia, otorgando un duro golpe al ya enclenque modelo educativo. Si bien este problema es global, México es uno de los países de los cuales se espera mucho y se recibe poco con respecto a resultados educativos coherentes.

Las políticas sociales, económicas y educativas adoptadas por Obrador para este tiempo de crisis impactarán irreversiblemente en la equidad de la educación en el país. Aunque se echó a andar una iniciativa para apoyar el ciclo escolar, la educación sufrió los más graves trastornos. Uno de ellos, el cupo: escuelas públicas deberán reducir sus grupos de más de 40 alumnos porque debe haber distanciamiento social.

Este es uno de los múltiples problemas, sólo a nivel institucional, y se podría resolver inyectando dinero, creando más salones, preparando temporadas mixtas, pero los problemas individuales de los actores de la educación: alumnos, padres, maestros, ¿cómo se resuelven?

¿Cómo hacerle llegar los $400 mensuales del costo de internet al padre de familia si es que no los tiene? ¿Cómo pedirle al adolescente que se preocupe por sus estudios cuando en esta temporada sus padres se separaron por problemas económicos? ¿Como proveerle empleo a la madre soltera que despidieron por la pandemia?

De ser posible ¿De cuánto es la indemnización que le tocará al papá, hijo, mamá, tío o abuelo que perdió a su familiar y no tiene otra cosa en la cabeza más que recuerdos y tristeza en el corazón? Porque el problema de la educación, no es la educación, son los actores de la educación: alumnos sin desayunar por la situación económica o familiar en sus casas, profesores mal pagados y mal tratados, estresados y bajo los señalamientos sociales, los centros de estudios sin papel higiénico, sin jabón para baño allí ¿cómo resolver esta temática?

No fue bueno pero fue lo mejor

Casi con sorna el secretario de Educación, Esteban Moctezuma, justifica el plan improvisadamente emergente que se “preparó” para México: «se tomaron decisiones que no fueron las mejores sino las que menos daño harían a la educación de los alumnos».

Bajo esta premisa, ¿qué esperamos en dos años para la educación en México? Y es que, si esperamos que los poderes mediáticos del país sostengan este modelo educativo, que más parece un “laboratorio educativo nacional”, no podemos esperar mucho. Lo que Moctezuma sí espera de esto es sostener su carrera política en el país.

Parafraseando a Phillipe Perrenoud en “La construcción del éxito y el fracaso escolar”, la escuela es el mayor productor de desigualdad social, más que plantearlo como un bien común, la educación es sólo el mecanismo que hace que prolifere este problema.

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