La justicia de los cárteles
Los conocidos cárteles del “Chapo” y su rival “El Mencho” cobran caro a los ladrones y mequetrefes que hacen de sus territorios “un lugar de terror y miedo”.
El Cártel del Sinaloa es conocido por firmar a sus víctimas así: “CDS”, aparte de la crueldad que imprimen en los cuerpos de sus víctimas: inyecciones químicas, golpes cuidadosamente recetados para causar el mayor dolor e innumerables e incontables castigos, son parte de la firma de este grupo delictivo.
Este grupo delictivo se postula como justiciero, cazando y atrapando ladrones, torturarlos, matarlos y exhibirlos. Como el caso de los dos hombres semidesnudos y atados a una antena, con huellas de ahorcamiento y un mensaje escrito en el abdomen -por ratas-, encontrados en Mazatlán, horas después de la visita al estado del Presidente de México.
Joshua Fruth, especialista en inteligencia militar, compara su actuar con las imágenes que llegan desde medio oriente por grupos terroristas como el Estado Islámico (ISIS por sus siglas en inglés). Otro ejemplo de ello es el hombre castigado con una tabla por robar. A otros los azotaron por vandalizar las típicas letras de colores que se colocan como atractivo en las ciudades, en este caso en las de Playa Las Glorias, Guasave, Sinaloa.
Según expertos, estos videos se “cuelgan” en la red con dos propósitos, para sus enemigos y sicarios locales de los cárteles el mensaje es: “esto es lo que te va a pasar”, para la población es “nosotros te cuidamos, no nos temas”. Cabe destacar que a la mayoría de los torturados les inyectan adrenalina para maximizar el dolor.
El Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) ha incluído estas prácticas en su organización criminal, y las ha llevado a otros niveles. Algunos ejemplos son: comer carne de sus rivales vivos o muertos como ritual de iniciación, marcar con cuchillos las iniciales del Cártel en sus miembros y colocar del mismo método la leyenda “x-rata” en los cuerpos de sus víctimas.
Scott Stewart, analista de la consultoría en temas de seguridad Stratfor, dice que en este caso “El Mencho” sí se ha pasado de la raya, pues “muestra un salvajismo que es extremo incluso para los estándares del narco” y continúa: «Para ‘El Chapo’, sin duda brutal, el asesinato era una parte necesaria de los negocios. Para Mencho se parece más al sadismo como espectáculo público».