Regresa a las actividades el Congreso de Donceles

Después de un largo periodo de no tener actividades, en el Congreso de la Ciudad de México por fin se convocó a una sesión ordinaria para darle continuación al segundo periodo ordinario del segundo año de sesiones.

Todos los legisladores, llenos de guantes, mascarillas y cubrebocas, se presentaron en el pleno de Donceles para aprobar un dictamen por el cual se modifica la Ley Orgánica y el Reglamento interno para dar origen a lo que llamaron “sesiones remotas”. El objetivo de esta reforma al régimen interno es sesionar desde casa, utilizando medios telemáticos, para sacar el trabajo pendiente de comisiones y comités para aprobarlo en el pleno. Uno de los temas más controversiales, que al parecer se aprobará en próximas fechas, será el dictamen a la Ley de “Infancias Trans”, el cual pretende brindar a los menores de edad un marco legal para quien así lo desee pueda cambiar de identidad sexual.

Cabe destacar que el dictamen que presentó la Comisión de Normatividad, Estudios y Prácticas Parlamentarias, por el que se crearon las sesiones remotas, no se presentó iniciativa alguna. Es decir, se creó esta figura de las sesiones remotas sin iniciativa presentada, la comisión dictaminadora creó de la nada esta reforma, esto quiere decir que no viene en la parte de antecedentes del dictamen la presentación de un Proyecto de Decreto para iniciar el proceso legislativo de esta reforma, lo cual carece de toda técnica legislativa y de toda legalidad, pero parece ser que las prisas otra vez pueden más.

Otro aspecto sumamente rescatable de esa sesión fue la iniciativa que presentó el Diputado Jorge Triana, por el cual se pretende adicionar un párrafo tercero al artículo 19 de la Ley de Desarrollo Urbano del Distrito Federal. El cometido de este Proyecto de Decreto es que a ninguna obra pública se le coloquen placas, láminas o grabados que contengan el nombre de uno o más servidores públicos que se encuentren activos al momento de la inauguración de la misma, al margen del cargo que desempeñen. Sin duda, representa un alto a la representación del culto a la persona y un alto al derroche con cargo al erario para poner placas inútiles e inservibles.

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