La crisis migratoria entre España-Marruecos: el caso Ceuta, desigualdad y olvido

(LeMexico) – Hasta ahora hay más de 8 mil migrantes que entraron a España nadando o en pequeñas embarcaciones.

Este problema se rastrea al otro lado de la valla donde las condiciones orillan a cambiar de residencia de manera ilegal y el ambiente se tensa con protocolos que obedecen más algunos intereses que los derechos de la mayoría. Se ha hablado que esta frontera es la más desigual del mundo. Si EU supera por seis el PIB de México, España supera 15 veces más el PIB de Marruecos, mostrando un poder adquisitivo mayor.

Las ciudades españolas de Ceuta y Melilla ubicadas en Marruecos son básicamente la única frontera con la UE. La Unión Europera levantó en 1998 un muro fronterizo entre estas dos urbes, consta de dos vallas paralelas de alrededor de seis metros de altura vigiladas tanto por cámaras y sensores como por agentes de Policía. Hace un año estaban “adornadas” con concertinas, unas cuchillas que mutilan a quien quiere saltarlas. Las diferencias entre Marruecos y España son increíbles: el poder adquisitivo, derechos humanos, calidad de vida, educación, salud y condiciones dignas de vida son algunos de los tópicos que hacen tan soñada la idea de pasar a España.

En estos dos días, la entrada de migrantes por Ceuta ha sido insólita e histórica: 8 mil personas provenientes de Marruecos cruzaron hacia la ciudad de no más de 85 mil habitantes y casi 19 kilómetros cuadrados. Los análisis hasta ahora realizados indican que Marruecos “propició” el paso de sus ciudadanos al quitar la vigilancia fronteriza y corriendo el rumor que habría “paso franco” hacia España. El recibimiento de los migrantes, en su mayoría marroquíes, por parte del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, dejaron una crisis diplomática muy fuerte entre los países circundantes.

La separación entre España y Marruecos es por 14 kilómetros de agua, por el Estrecho de Gibraltar. En un día claro desde ambas franjas se puede ver el otro continente.

La idea de cruzar no sólo a España, sino a cualquier lugar de Europa, es muy acariciada por cualquier ciudadano marroquí que pertenezca a la clase trabajadora, que resiente un régimen que avasalla y abarata los derechos y libertades, intimida y explota. Las mujeres son discriminadas inhumanamente, son violadas impunemente, no tienen tutela de los hijos si se presenta un divorcio y la violencia doméstica está normalizada, entre otras situaciones.

Con la crisis de COVID-19, el desempleo se disparó un 35%, aumentó la recesión económica y empeora el panorama con una sequía que ataca desde hace tres años. Además, Marruecos es visto como un territorio de paso para muchos migrantes: territorio de partida, circulación, retorno, paso y residencia. Según el informe ‘Les migrants subsahariens au maroc. Enjeux d’une migration de résidence‘ (Migrantes subsaharianos en Marruecos. Desafíos de una migración de residencia), el 6,1% permanece más de 8 años, el 21,76% entre 4 y 8 años y el 21,46% entre 2 y 4 años, una estancia prolongada derivada de la dificultad de migrar hacia el norte. El conflicto con España lleva 45 años de olvido.

Según testimonios recogidos por medios locales y organizaciones como Cruz Roja, el Gobierno marroquí engañó a los migrantes más jóvenes -niños y adolescentes- afirmando que si cruzaban hacia España, conocerían a Messi y Cristiano Ronaldo. Un testigo de la Ciudad Castillejos afirmó con lágrimas en los ojos «la gente iba corriendo, gritando que la frontera estaba abierta, eso era una fiesta. Hoy los colegios están vacíos, los padres sin niños y todos están llorando». Al atestiguar la situación, encontraron muchas aulas repletas de niñas, los niños se fueron arrastrados con mentiras a España.

«1.500 menores se fueron. Al parecer hubo niños que pensaban que iban de excursión, otros que iban a ver a sus referentes futbolísticos y otros muchos que pensaban que se trataba de un juego. En ese escenario se marcharon solos incluso niños de tan solo cinco años».

Padres desconsolados por el suceso entre lágrimas

La ministra de Educación de España, Isabel Celaá, afirmó que hay muchas familias desde Marruecos que reclaman a los 850 niños que se tienen en los centros de refugio.

En todo este acontecimiento hay imágenes que no se borrarán de la cabeza de quien las haya visto: la llegada de los militares al lugar, la reagrupación de los menores, el rescate de varios bebés del mar por parte de la Guardia Civil; la asistencia de varios niños en el mar por parte del Ejército. Un niño migrantes intenta alcanzar Ceuta a nado utilizando botellas de plástico como flotador; la atención de la Cruz Roja hacia los migrantes mientras de fondo, marroquíes que vuelven a casa como vinieron: nadando. Soldados golpeando a migrantes al emprender su huída.

Pero la imagen que más ha llamado la atención es la de una voluntaria de Cruz Roja que abraza a un migrante a su llegada a la playa de Tarajal, la imagen desató tanto odio como solidaridad en España y el mundo. Se trata de Luna, una joven de 20 años voluntaria de Cruz Roja que recibió a un migrante y lo abrazó para consolarlo, tal reacción tuvo la imagen que la joven cerró sus cuentas en redes sociales por el odio que recibió debido a “la falta de empatía por el pueblo español” o “las pocas medidas que tuvo contra la COVID-19“.

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Ella contó a la televisión:

«Un chico desesperado pensando que su amigo se moría, recién llegado, habiendo pasado nadando, llorando desconsoladamente todo el rato y abrazándome, solo lloraba. Hubo un momento en que se empieza a dar con piedras en la cabeza porque estaba viendo que los estaban devolviendo a todos y se quería matar. Tenía los ojos rojísimos y miraba como si nunca hubiera visto una persona, como si fuera la primera vez que sale a la calle: desesperado. El hecho de abrazarme era como su salvavidas»

Todos los procesos de migración son dolorosos para los migrantes e incómodos para los países que los reciben. Sin duda, todos los migrantes buscan una nueva y mejor forma de vida. Debido a las situaciones propias de cada país, sueñan con encontrar calidad fuera de su país. Las medidas “antimigratorias” debieran empezar por obligar o alentar a los Gobiernos de donde proceden los migrantes a que reformen sus leyes para garantizar comodidad, satisfacción y garantías humanas a sus ciudadanos.

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