¿Por qué las clases a distancia no funcionan?

Sí, son los alumnos; sí, es el sistema; y claro que sí, es el carácter de obligatorio de las clases a distancia.

Juan Francisco Baldeón, profesor universitario de Perú, renunció en vivo hace unos días a su cátedra. Las clases en línea no le son ajenas pero llegó a un nivel intolerable de frustración y se despidió de sus alumnos diciendo: «Ya no tengo ganas de enseñarles, ya me harté, de veras».

Este arranque de desesperación se ha presentando en todo el mundo, muchos docentes han sido expuestos a su límite con las exigencias burocráticas -que no corresponden al quehacer docente-, la trata con alumnos desinteresados y el papel apático que han tomado los padres.

Era eso u ofenderlos” explica el profesor a la BBC y aunque la Universidad entabló diálogo con él para seguir impartiendo clases, esta situación expone cuatro vertientes del fracaso en esta mal planeada modalidad escolar.

  • No existe un contacto con el alumno

¡Y si lo existe, es un asco!” agrega Baldeón.
«Encima que no hacen tarea, se quejan que los regaño, me graban y lo suben a internet para que la gente se ponga de su lado», aseveró furioso el catedrático. Si bien “no son formas“, la mediocridad y pasividad en los alumnos son intolerantes. Aunado a la “empatía” que exigen por lo “débil e irresponsable” es horrible y le hace mucho daño a todos.

No existe el factor necesario entre la enseñanza y el aprendizaje, este es una comunicación vinculatoria, siendo todo virtual, lo torna subjetivo y engañoso.

Los docentes en el país informan hasta el cansancio acerca de la poca, a veces nula, atención de los alumnos en las clases, sean presenciales o virtuales y agregan que tras una pantalla, la atención se pierde por completo.

Es un proceso de práctica más que una sucesión estorbosa de teoría. Toda rama del conocimiento debe ser practicada. ¿Cómo se practica? Por medio de la asimilación y reproducción, lo que no se ve no se asimila, y lo que no se asimila no se reproduce.

Con esto, no sólo se atiende a los hijos, sino a los padres. ¿Sabe por qué los padres se quejan de este modelo? Porque ahora ellos aguantan lo que años de descontrol, desinterés y alcahuetería forjaron en sus hijos. “Mi hijo no hace tarea, no hace caso“, Son las declaraciones a las que se entregan para faltar a sus deberes, ya vieron que la culpa no fue, es ni será de los maestros, si no de ellos y sus maneras de educar.

  • El alumno no muestra respuestas no verbales

Hoy día el alumno es un simple receptor de algo a lo que quieren llamar “proceso de enseñanza virtual” o “aprende en casa“, el hecho es que mientras en el aula, el alumno mostraba sus herramientas, ahora las herramientas lo ocultan.

Falta el contacto visual, el lenguaje no verbal, falta la interacción, eso hace el proceso de enseñanza-aprendizaje eficaz. Parecerá raro para alguien que está alejado de la docencia, pero los sentimientos y las emociones forman más del 50% de este proceso, uno nota en sus rostros la especulación, duda o total absorción del conocimiento.

No podemos aplicar restricciones que como profesionales de la educación sabemos que benefician al proceso, no debemos “perpetrar” la vida familiar sin llevarnos algún improperio, aunque sepamos cómo mejorar la calidad de aprendizaje en casa. Los profesores tenemos las manos amarradas, no conciliamos lo que pasan en casa con lo que nos pide la autoridad.

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