Luc Montagnier y el origen del coronavirus

Luc Montagnier, el virólogo que ganó el premio Nobel por descubrir el VIH, aseguró fervientemente que el nuevo coronavirus fue creado en un laboratorio y apuntaló que la causa del COVID-19 fue fruto de investigadores que buscaban una vacuna contra el sida.

El polémico científico aseguró para el canal francés CNews que el virus SARS-CoV-2 fue alterado en un laboratorio por biólogos moleculares insertando secuencias de ADN de VIH en un coronavirus como su labor científica para encontrar una vacuna contra el sida. Para respaldar esta teoría, Montagnier cita el estudio de un grupo de un grupo de investigadores del Instituto Indio de Tecnología de Nueva Delhi que encontró un parecido extraño en las secuencias de aminoácidos de una proteína de SARS-CoV-2 y del VIH-1. Cabe mencionar que este estudio se publicó en un sitio web donde los científicos comparten análisis en curso sin esperar la verificación de expertos, fue retirado días más tarde por sus autores.

Montaigner predijo la inminente desaparición del virus basándose en el supuesto origen artificial que lo estaría debilitando debido a las partes insertadas de VIH están mutando rápidamente provocando su autodestrucción.

“Uno puede hacer cualquier cosa con la naturaleza, pero si usted hace una construcción artificial, es poco probable que sobreviva. La naturaleza ama las cosas armoniosas Lo que es ajeno, como un virus que llega de otro virus, por ejemplo, no es bien tolerado” aseguró Luc.

Pero la comunidad científica no está del todo convencida con este postulado de Montagnier ya que no es la primera vez que causa sensación con un tema sensible y trivial a la vez. En 2010, el célebre comenzó a difundir teorías cuestionables, una de ellas el supuesto origen microbiano del autismo que lo llevó a emprender una campaña antivacunas, misma que en 2017 le causó una petición firmada por un centenar de médicos calificandolo de peligroso.

Reconocidos expertos franceses hablaron tocantes a la teoría de Luc expresando inconformidad y tachando de frívolas las afirmaciones del reconocido científico. Jean-Francois Delfraissy, inmunólogo y jefe del consejo científico que asesora al Gobierno francés sobre la pandemia de la COVID-19, dijo a la BFM TV de Francia que esto es “una visión sobre una conspiración que no se relaciona con la ciencia real”, agregando que no hay duda de que este virus sea un coronavirus, dada la clasificación igual que el SARS y el MERS con una patogenicidad que ha aparecido.

Olivier Schwartz, jefe del departamento de virus e inmunidad del Instituto Pasteur de Francia, afirmó que los estudios sobre los genes del virus muestran no ser un virus producido por seres humanos en un laboratorio. Agregó: “El profesor Montagnier difunde teorías caprichosas”, al semanario francés L’Obs.

Apuntó también “Este virus es claramente parte del árbol genealógico del coronavirus. Está cerca del SARS-CoV-1, con el que tiene un 80 por ciento de homología” y que este virus definitivamente se originó en el mercado húmedo de Wuhan.

La Comunidad Científica de Massive Science identificó unos quince virus que incorporan la misma secuencia común a VIH-1 y SARS-CoV-2, incluido un virus de abeja y otro virus de batata. El Genetista de la Universidad Nacional de Australia, Gaetan Burgio, entrevistado por el periódico Le Monde, comentó: “la secuencia común es corta. Si hubiera habido inserciones deliberadas de secuencias VIH habrían sido mucho más grandes. Es una coincidencia”.

Todo este revuelo conspirativo resultó de las agencias de inteligencia de Estados Unidos que investigan si el virus pudo salir accidentalmente de Instituto de virología de Wuhan que alberga el Centro de Cultivo de Virus, el banco de virus más importante de Asia donde se preservan más de 1.500 variedades. El Gobierno estadounidense cree que el paciente cero fue infectado por una variedad de virus de un murciélago que estudiaban en laboratorio y desatado en la población. Sin embargo, la línea de investigación científica más aceptada es que el virus apareció en un murciélago y pasó al hombre a través de una especie intermediaria, probablemente el pangolín, aunque un estudio de un grupo de científicos chinos, publicado en enero en la revista The Lancet, reveló que el primer paciente de COVID-19 no tenía ninguna conexión con el mercado de animales de Wuhan, así como tampoco la tenían 13 de los primeros 41 pacientes.

Filippa Lentzos, una investigadora en bioseguridad del King’s College de Londres, encuentra seguro presentar como conclusión previa que no hay pruebas sobre la teoría del accidente en el laboratorio y tampoco hay “pruebas reales” de que el virus viniera del mercado.

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