La dirección de Morena

El Tribunal Electoral ordenó llevar a cabo la elección para la dirigencia de Morena por medio del método de la encuesta. La decisión ofrece la salida a una crisis en la que entró el partido debido a la absurda decisión de que en las asambleas sólo pudieran participar militantes registrados hasta el año 2015, en padrones muy poco confiables. Lo que el tribunal resguardó fue el derecho de millones de personas de participar en las decisiones de su partido.

La encuesta, procedimiento establecido en Morena como método de selección para distintos cargos, permitirá que sea una persona apoyada por la mayoría de la militancia, la que dirija al partido. La conducción de la estrategia del partido rumbo a la elección del próximo año es fundamental para mantener la mayoría en la Cámara de Diputados, incrementar la presencia en los gobiernos locales y mantener el apoyo al proyecto del presidente López Obrador.

Contar con mayorías legislativas y ganar espacios locales es una aspiración legítima de todo partido político y proyecto de gobierno, además de ser fundamental para contribuir a la gobernabilidad del país. A nadie conviene un presidente sin apoyo legislativo y de actores locales.

La elección de 2021 no será fácil para el partido en el poder. Su principal figura política no estará en la boleta y buena parte de los militantes se han sumado a las labores de gobierno. Se requiere de una organización que permita volver a postular a los candidatos mejor posicionados en sus regiones y mantener las alianzas con organizaciones y actores que apoyaron el triunfo de Morena en 2018. Morena tiene también que avanzar en su institucionalización y vida partidista, eso es fundamental para la plataforma que defiende, pero también para la vida democrática del país ante la grave crisis que viven en general los otros partidos políticos.

El escenario partidista de México se está reconfigurando y Morena tiene que asumir su responsabilidad de servir de espacio de participación política. Morena debe de fortalecer su vocación de mayoría, lo que implica abrir el espacio a visiones, organizaciones y actores que, desde la perspectiva progresista, se comprometan a hacer política de manera honesta y en pro de políticas redistributivas.

Mario Delgado, el coordinador de Morena en la Cámara de Diputados, es el candidato que mejores condiciones tiene para dirigir el partido, entre otras cosas, porque su posicionamiento público seguramente le permitiría contar con la mayoría de las preferencias en una encuesta como la que el tribunal ordenó realizar. Se ha esforzado en debatir y ocupar la arena pública, para defender primero la oferta de Morena y ahora la del gobierno.

Mario, con una larga carrera legislativa y en el gobierno de la capital, es el más destacado de una generación de políticos de izquierda, la mía, que apenas comienza a tomar posiciones de relevancia. Mario, de gran cercanía con el presidente, puede servir tanto de eficaz organizador de la estrategia electoral de Morena, como de canal de comunicación y diálogo con el resto de los actores sociales.

Morena tiene que conservar su fuerza electoral para mantener la capacidad de acción de este gobierno, pero también para construir una fuerza de izquierda suficientemente capaz de poner la desigualdad como el problema central de la sociedad mexicana, lo que nos impide consolidar una nación que viva próspera y en paz.