El pensamiento mágico y religioso en México y su relación con la Pandemia

(LeMexico) – Hace algunos años, el Canal Once sacó una serie llamada “Niño Santo”. La serie gira en torno a un grupo de médicos que llega a un pueblo del sur de México para vacunar y prestar asistencia sanitaria a los pobladores del lugar. Las cosas no salen bien, pues la comunidad los rechaza porque no creen ni en tratamientos médicos ni en la ciencia, sólo en los milagros y sanaciones del Niño Santo.

O el caso que relata el filme de 1975 “Canoa”, en la que un grupo de montañistas debido al mal tiempo deben refugiarse en el pueblo de San Miguel Canoa, Puebla, el cual vive en una enajenamiento religioso incitado por el sacerdote del pueblo. Los pobladores los confunden con comunistas y deciden lincharlos.

Esto es el reflejo de una realidad que se vive en el país, el pensamiento religioso y mágico ha estado presente en los procesos históricos y el desarrollo cultural del mexicano. Algunos dirían que está en nuestro ADN y sin duda es un rasgo característico y bastante pintoresco de nuestra cultura, pero también representa la ignorancia, el atraso y la marginalidad en la que viven millones de mexicanos y la cuál impacta de manera negativa en el desarrollo y  los objetivos de bienestar nacional. 

Durante la pandemia que en México acaba de cumplir un año, hemos tenido noticias que superan la ficción: rechazo y acoso del personal que cumple con las tareas de sanitización, ataques contra el personal médico, toma de hospitales y centros de salud, freno de medidas sanitarias a punta de machete y así muchas historias más. Esto guarda una íntima relación con el desarrollo de la pandemia en México, las dificultades que como país hemos tenido para “aplanar la curva”, el fracaso de los protocolos sanitarios a nivel nacional y el número de muertos que hoy, según cifras oficiales, llegan a poco menos de 215,000, por mencionar algunas.

Es aquí donde me pregunto 2 cosas: ¿Hasta dónde es bonito y está bien celebrar este rasgo cultural tan característico del mexicano? y ¿Qué tanto las autoridades están conscientes de este pensamiento al diseñar las estrategias y los protocolos sanitarios para el caso muy específico de la pandemia por SARS COV-2? 

Hasta donde es bonito y está bien cuando la seguridad y la salud de comunidades enteras está comprometida por pensamientos, ideas y creencias que aunque nos identifican como un pueblo fantástico, pintoresco y único, también nos condenan al atraso y la marginalidad. ¿Cómo decidimos cuál es el límite al explotar estas particularidades culturales y cuando es necesario separar lo bonito de lo útil? En este sentido, se involucra otro debate en el que están presentes la desigualdad y la discriminación entre las personas, donde hay algunos que condenan este pensamiento mágico y religioso por ser para ellos sinónimo de ignorancia y retroceso y está la contraparte que lo vive como un elemento esencial de su desarrollo personal y social, el cual es imposible abandonar porque está en todo lo que les rodea. 

No se trata de desaparecer este pensamiento característico de nuestra cultura, pero sí de buscar el desarrollo más allá de las creencias, educar y progresar con y a pesar de él, entender que no es necesario renunciar a lo que nos identifica, pero también poder reconocer las necesidades de los otros en la generalidad

Ahora bien, pasando a la cuestión sobre la consciencia del Gobierno de este pensamiento en el diseño de estrategias y protocolos como un obstáculo para su cumplimiento óptimo, en la teoría política en repetidas ocasiones se menciona la importancia de conocer al pueblo que se gobierna, tema esencial para poder ejecutar las decisiones políticas y legales de manera efectiva, cada pueblo tiene sus particularidades y es absurdo pensar que estas no son importantes al momento de gobernar.

Así como escuchamos mucho sobre la realidad latinoamericana y cómo diferentes corrientes o teorías funcionan y se aplican diferente en AL, está la realidad nacional de cada país, los venezolanos y los colombianos pueden compartir muchos elementos como el idioma, el clima, algunos rasgos culturales pero lo realmente importante radica en las diferencias, mismas que generan necesidades específicas y que deben ser contempladas en el ejercicio del poder político. 

La pandemia es una situación extraordinaria, no prevista por nadie, que se desarrolla en medio de una era de caos social, económico y natural. Hubo necesidad de generar estrategias urgentes para atenderla e intentar frenar lo más que se pudiera sus efectos negativos, como se dice popularmente “ir resolviendo sobre la marcha”. 

Sin embargo, existen múltiples contemplaciones para poder resolver sobre la marcha y la más importante es comprender cómo lograr un acercamiento efectivo con el pueblo tomando en cuenta sus características y diferencias, es uno de los mayores retos a los que se ha enfrentado el gobierno durante esta emergencia y no queda muy claro si lo apremiante de la situación permitió a las autoridades tomar en cuenta estos obstáculos en el diseño de las estrategias para librar la batalla de esta pandemia.

Esto también se vio alimentado por desafortunados comentarios emitidos desde el Palacio Nacional, como es el caso de las famosas estampitas religiosas que el Presidente presumió en una de las conferencias mañaneras y que generó tendencias entre las personas que rechazaban los protocolos sanitarios por que el santito los protegía o los comentarios emitidos por algunas autoridades religiosas pidiendo a las personas que no dejaran de asistir a misa porque había que tenerle más miedo a Dios que al virus

Todo esto se traduce en amenazas que las autoridades deben tener en mente en la atención de la emergencia sanitaria y que en algunos momentos no parece que realmente se haya tomado en cuenta, sin mencionar la existencia de este pensamiento dentro de la misma cúpula del poder y la desorganización y contradicciones a las que esto puede llevar. 

La lucha sigue y los esfuerzos se mantienen pero todavía existen muchas dificultades que hay sortear en esta lucha y es necesario que el Gobierno haga una mejor lectura de su público para que las consecuencias negativas que la Pandemia conlleva no nos lleven al peor escenario posible