El Arte con Perspectiva Social

(lEmEXICO) – El Museo de Arte Moderno de San Francisco (SFMOMA), como los otros museos de las grandes ciudades norteamericanas, tiene una importante exposición permanente de los grandes creadores europeos y americanos del siglo diecinueve y veinte, así como de las expresiones más contemporáneas. La principal muestra temporal, por ejemplo, es una colección de la obra de Alexander Calder.

Ahora, el SFMOMA es además un espacio para que, por medio del arte, se reflexione y se difundan ideas y temas de gran importancia social: los murales callejeros de la comunidad hispana en la bahía, la fotografía para conservar la memoria histórica de la comunidad afro, proyectos audiovisuales sobre la dureza de la frontera, exposiciones de artistas que resaltan el uso de materiales sustentables, trabajos sobre la construcción de redes complejas, otros que versan sobre cómo el arte afecta la vida diaria de las personas, etc.

El museo, por cierto, en su etapa post pandemia, tiene una oferta particularmente mexicana. Se expone de manera temporal el majestuoso mural de Diego Rivera que pintó en el City College de San Francisco, sobre la unidad panamericana, una exposición del artista electrónico Rafael Lozano-Hemmer y una muy amplia exposición, titulada Arquitectura del exterior al interior, de la arquitecta mexicana Tatiana Bilbao. La muestra de Bilbao es, a propósito del proyecto de regeneración urbana del barrio de Hunters Point, una zona marginada, donde habitan personas que en su mayoría son de origen afro-americano y que se encuentra en crisis desde hace décadas porque fue clausurado un astillero, que era la fuente de empleo de la zona.

Tatiana y su despacho de arquitectura desarrollaron un método de planeación participativa, que se podría decir tipo LEGO, por medio del cual las personas participan con propuestas para el proyecto de regeneración urbana que son relevantes para el espacio en el que se llevará a cabo. En la zona se retiró recientemente una planta de energía por razones ambientales y se va a instalar otra no contaminante, por lo que la comunidad debe de participar en esta intervención, en la mejora general del área y en un programa de vivienda sustentable, accesible para los vecinos, que mantenga su herencia industrial.

Bilbao hace uso de una “rueda de la vida”, que me parece claramente inspirada en la figura de la economía como una dona de Kate Raworth, en la que las decisiones con respecto a espacios se toman sujetas a las necesidades de las personas de trabajar, adquirir conocimiento y alojarse, sujetas las limitaciones ambientales y físicas.

La exposición de Bilbao es también un collage de los múltiples proyectos de vivienda que su despacho ha desarrollado, principalmente en México, Europa, Estados Unidos y en América Latina, así como nuevas perspectivas para el futuro de la vivienda. La idea principal de su propuesta es que los espacios no pueden ser generales, sino que deben de ser flexibles para los distintos tipos de familias. La vivienda no se puede limitar al diseño exclusivo para el modelo de familia “tradicional” de dos padres con dos hijos, eso es solo para el 30% de la población, la mayoría tiene otras necesidades.

Sus diseños de vivienda cuentan con espacios para el uso individual, de servicios o colectivo, pero pueden tener distintos fines, no etiquetado para una sala o una recámara. Presenta también el proyecto de una casa, para auto construcción, que ya se ha construido en Chiapas, con un costo menor a los 170 mil pesos, que sirve a las distintas necesidades de vida de las familias.

Ella está convencida de que el futuro de las viviendas para las ciudades debe ser vertical, la vivienda horizontal y los suburbios separan y relegan a las personas y generan sociedades fragmentadas. Las soluciones verticales deben de ser también diversas y verdes, con jardines y espacios públicos propios y adecuados a las necesidades primarias de la población.

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