Ciudades, Medio Ambiente y Economía Circular

(LeMexico) – Las ciudades consumen el 75% de los recursos naturales, el 66% de la energía y el 54% de los materiales. Además, en promedio, entre el 20 y el 25% del presupuesto de los gobiernos locales se destinan al manejo de residuos. Las ciudades tienen que ser el centro de la economía circular, esto es maximizar el uso de los recursos a lo largo del ciclo de vida de los productos.

En las ciudades es en donde se generan la mayoría de los residuos y en donde estos se deberían de reciclar. Los productos que consumimos, debido al uso de energía en su fabricación y transporte, ya tienen una huella de carbono integrada que podemos reducir. Eso implica un buen manejo de los residuos, su reúso, su diseño para la reutilización y trabajar en políticas para que estos no lleguen al espacio público.

Ahora, el concepto va más lejos. También se requieren alternativas para promover el reúso o uso compartido de productos, como la venta de ropa y accesorios usados o remanufacturada. Por ejemplo: los bancos de comida, los sistemas de bicicletas públicas, los espacios compartidos de trabajo que ahorran espacio o, incluso, las plataformas de intercambio. También se requiere de acciones para mantener productos en uso como servicios de reparación de teléfonos, muebles, juguetes o aparatos electrónicos. Todo eso reduce la producción de residuos.

El concepto de la ciudad generosa, de Janine Beyus, es el de una urbe en la que los esfuerzos se enfocan a que se cumplan o se superen los niveles de servicios ambientales que prestaban los ecosistemas que fueron reemplazados por la mancha urbana. Eso implica implementar acciones para mejorar la calidad del aire, colectar e infiltrar agua, reducir el calor y la erosión, utilizar energía solar, reciclar, eliminar las emisiones por transporte, incrementar las áreas verdes, construir huertos urbanos y azoteas verdes, reutilizar espacios en desuso, etc. Eso requiere de una estrategia de innovación, para generar soluciones viables en cada ciudad, e involucrar lo mismo a los encargados del espacio público que a productores, proveedores de servicios y a los ciudadanos.

De acuerdo con la Declaración de Sevilla, que firmaron ciudades como Ámsterdam, Bruselas, Coenhague, Lisboa, Londres y Roma, cambiar los modelos lineales por los circulares en las ciudades, puede ser la solución a la crisis medioambiental global. De acuerdo con el informe del Centro MacKinsey para los Negocios y el Medio Ambiente, la transición hacia ciudades circulares en Europa podría reducir los costos en movilidad en 50%, los de alimentos en 25% y los de vivienda en 25%, con una reducción muy considerable de las emisiones de CO2 al 48%.

La Ciudad de México avanza en esa agenda. Cuenta con un programa integral de gestión de residuos, con una visión de cero basura y políticas muy concretas como habilitar plantas de separación eficiente de residuos, promover la separación en los hogares, regular a los centros de consumo y trabajo para lograr el reciclaje y programas de reúso de combustibles. Tan solo la nueva planta de procesamiento de residuos de Azcapotzalco que puede procesar mil toneladas, recupera 6% de materiales reciclables, 60 ton/día; 40% de residuos orgánicos, 400 ton/día; y 30%, 300 ton/día, de sub productos para combustibles derivados de residuos (CDR), que se utilizan en la industria cementera.

Es importante que plantas similares se construyan en la zona conurbada. La ciudad también desarrolló un programa que vale mucho la pena evaluar, el de cosecha de agua en 10 mil viviendas, que se ha desarrollado en las zonas con mayor estrés hídrico. Se trata del primer programa masivo de colecta de lluvia en el país y puede ofrecer muy valiosas lecciones para replicarlo a lo largo de la urbe y del país.

Acciones como estás, ayudarán a frenar el consumo desmedido de productos contaminantes, a tener ciudades más sostenibles, con economía circular y compatibles con el cuidado al medio ambiente.

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