La salida de Citi

(LeMexico) Citibank decidió dejar su negocio de menudeo en México. Se trata de una estrategia global en la que la institución deje la banca de consumo en varias economías emergentes para concentrarse en la banca patrimonial y en la operación en Estados Unidos. Se trata de estrategias normales entre empresas globales que parten de decisiones estratégicas sobre dónde concentrarse geográficamente y por tipo de negocio, para maximizar sus ganancias.

La decisión no afecta a México, ya que los usuarios están protegidos y otra institución ocupará el espacio de mercado que deja Citi. De hecho, tan no se trata de un problema de riesgo para el país, que mantiene una operación importante, alrededor del 50% de su cartera. Las autoridades advierten, con razón, que el riesgo a evitar es incrementar la concentración del mercado bancario dominado por un puñado de oferentes, ya que la pasada reforma en el ámbito financiero no resolvió ese problema.

Ahora, la salida de Citi puede, incluso, generar mayor competencia en el sistema y, eventualmente, promover el crecimiento de la economía, ya que en su operación, enfocada a lo patrimonial, descuidó la innovación en otras áreas. CitiBanamex prácticamente ya no prestaba, su radio de crédito a depósito es de 62.5% y dejó de invertir en tecnología.

Surgen varias reflexiones. Una es, si el modelo de privatización que apostó al control de la banca sistémica, la base del sistema de pagos por parte de bancos extranjeros, controlados a su vez por matrices en el extranjero, como es el caso de CitiBanamex, fue el correcto. El tema es que, una posible causa de la salida parcial de la institución norteamericana es la regulación asimétrica, entre la que opera en su país de origen y la mexicana. Eso puede ser la causa de que el tercer banco más importante del país haya tenido muy poca actividad, incluso en cuestiones rentables, como otorgar créditos.

La salida de Banamex, sin que actualmente exista un comprador, no representa un riesgo al sistema financiero, a pesar de su tamaño, pero sí genera un impasse en el que uno de los principales bancos no realizará por algunos meses inversiones y, por tanto, no se genera innovación en el sistema, lo que no contribuye ni al financiamiento de la economía, ni a ampliar la ya baja penetración financiera en el país. Se dice que la reducción en la operación de Citi se puede deber a la mayor regulación mexicana, como la reciente aprobado en el tema de Afores, pero al mismo tiempo es necesario que el país avance en una regulación que lleve a las instituciones financieras a tomar riesgo e invertir para obtener ganancias en los servicios que generan valor, no como lo hacen ahora, fundamentalmente en las operaciones con altas comisiones.

El tema es si la salida parcial de CitiBanamex es, además de una oportunidad para promover la mayor competencia de la banca en México, con la participación de más jugadores, una coyuntura para que las instituciones que no tienen una matriz en el extranjero y que, por lo tanto, son reguladas únicamente por el marco normativo mexicano, sean las que tengan mayor importancia en el sistema de pagos. La buena noticia es que la autoridad mexicana tiene la potestad de aprobar a quienes tomen el control del importante segmento del mercado que deja Citi, un negocio de 12 mmdd y, en consecuencia, ayudar a consolidar un mejor sistema financiero, con regulaciones e incentivos más claros para las instituciones.

Back to top button