2022: el azaroso mundo que nos espera

Tabula Rasa

(LeMexico) – Cuenta uno de los grandes escritores acerca del universo mitológico helénico, Robert Graves, en el libro Los Mitos Griegos II, que existen dos historias acerca de los poderes de Casandra, la mujer que podía ver el futuro. En una, ella y su hermano mellizo, Heleno, adquirieron el don de la profecía a partir de que cuando eran niños, unas serpientes sagradas lamieron sus oídos.

Otra versión del tema es que un día Casandra se quedó dormida en el templo; apareció Apolo y le prometió enseñarle el arte de la profecía si se acostaba con él. Casandra, después de aceptar el don, se arrepintió de lo convenido, pero Apolo le rogó que le diera un beso, y cuando ella lo hizo le escupió en la boca, con lo que se aseguró de que nadie creería nunca lo que ella profetizara”. Esta última versión es más interesante porque nos habla que aunque se tenga el don de ver el futuro, no hay nadie que lo crea.

Emulando a Casandra, y casi con la misma suerte, cada inicio de año marca el arranque de los profetas. Algunos lo harán basados en la imaginación, otros en la experiencia y unos cuantos con proyecciones a partir del presente. En este sentido, durante estos primeros días del año hemos visto una serie de informes y reportes que buscan decirnos lo que pasará durante el 2022.

A nivel internacional, el editorial de la revista The Economist en el número “The World Ahead” entra en el juego de querer anticipar escenarios, señalando que el principal riesgo está en la confrontación entre democracias y autocracias. Como quien dice, el enfrentamiento entre los países occidentales con China por cuestiones económicas y las tensiones geopolíticas con Rusia por su postura ante Ucrania y hasta con la posible alianza militar con Venezuela y Cuba. Después, se señalan los riesgos sobre la falta de vacunas en los países pobres, los riesgos sobre inflación, aumento del desempleo global, la irrupción de tecnologías con acceso restringido, hasta de la nueva carrera espacial y la posible politización de los Juegos Olímpicos de Invierno y el Mundial de Futbol en Qatar.

Por su parte, la revista Time presenta en su artículo “The Top 10 Global Risks of 2022”, una evaluación de lo que serán los riesgos globales para este año. El primero de ellos es que se vislumbra que fallen las políticas para controlar el COVID, así como una serie de conflictos geopolíticos donde se involucran China, Rusia, Irán, Turquía, Afganistán. A la serie de riesgos anteriores se le suman el que las políticas ambientales avancen un paso y retrocedan dos, y se amplíe la brecha de un mundo tecnológicamente dividido.

El Foro Económico Mundial presentó en días pasados la 17ª edición del Informe de Riesgos Globales. Reporte Global 2022 (Informe 2022), el cual es un documento importante en el sentido de que nos permite anticipar los diferentes escenarios que se pueden presentar durante el año. El Informe 2022 se construye a partir de dos fuentes: una serie de encuestas a nivel mundial donde expertos en diferentes áreas van apuntando los elementos que serán los principales riesgos globales que se afrontarán en 2022. Por riesgo global, vale recordar,  se entiende un evento o condición incierta que, si ocurre, puede causar un impacto negativo significativo para varios países o industrias en los próximos 10 años.

El Informe 2022 presenta 37 variables (dos más que en el Informe 2021), manteniendo la división en cinco grandes temáticas: económicas, ambientales, geopolíticas, sociales y tecnológicas. El Informe 2022 también presenta los resultados en cuatro diferentes bloques de tiempo, siendo que los 5 principales riesgos percibidos se mantienen constantes a lo largo del mismo y pertenecen a las áreas ambientales y sociales: un fracaso en los esfuerzos en materia climática, climas extremos, pérdidas de biodiversidad, crisis en las formas de vida de la sociedad y erosión de la cohesión social.

La construcción de escenarios no parte de cero, sino de las condiciones actuales: en los 52 países más pobres del mundo el porcentaje de vacunación contra el COVID es del 6%; 97% es el porcentaje de deuda pública con respecto al PIB en 2020; se prevé que la población en extrema pobreza aumentará en 51 millones de personas; 197 países se han alineado (al menos declarativamente) al Pacto Climático de Glasgow, esperando en el escenario más optimista que la temperatura global llegue a 1.8 oC (actualmente estamos en 1.2 oC, mientras que el Acuerdo de París se proponía detener la temperatura a 1.5 oC); para documentar el pesimismo, solo el 16% de los expertos consultados se manifiestan optimistas por el futuro.

Aunque para el Informe 2022 se agregaron dos temáticas, “confrontaciones geoeconómicas” y  “daño de la contaminación a la salud humana”, estas son percibidas como riesgos menores, al menos por el momento. Lo interesante es que, si bien hay una constante en las preocupaciones, si los analizamos por periodos específicos se tienen algunos riesgos diferentes. En el plazo de 0-2 años cobra importancia el riesgo de las enfermedades infecciosas; en el lapso de 2-5 se espera una crisis de la deuda externa; de 5-10 años se anticipa un riesgo por una crisis de recursos naturales.

Para la región latinoamericana, la revista Foreign Policy’s en su reporte “Latin America Brief” espera que para 2022, con los eventuales triunfos de Gustavo Petro y Luiz Inácio Lula da Silva en las elecciones presidenciales de Colombia y Brasil, respectivamente, junto con el recién ganador en Chile, Gabriel Boric, impulsarán una nueva cooperación regional para América Latina. Veremos cómo se resuelven dichas elecciones.

En el tema económico, la Comisión Económica para América Latina (Cepal) en su informe anual “Balance Preliminar de las Economías 2021” augura que en 2022 las economías de la región crecerán en conjunto un 2.1% (en 2021 crecieron el 6.2% en promedio). Como podemos ver, existe una gran riesgo de que las condiciones económicas para México y América Latina sean peores que las de por sí se vivieron en 2021. Hay poco espacio para el optimismo.

Para el caso de México, el periódico El Financiero publicó una nota donde algunos analistas hablan del riesgo de que la economía no crezca arriba del 4%, sin mayores elementos. Sin ser propiamente un reporte sobre riesgo, el Banco de México, en un análisis más profundo, habla de los riesgos macrofinancieros sobre la estabilidad nacional derivados de incrementos en las tasas de interés en el mundo, menor recuperación de la economía global, menor consumo y mayor costo económico de Pemex.

También ha circulado en los últimos días el reporte “Diez riesgos políticos para 2022” de la consultora Integralia. Los riesgos que se identifican como de muy alta probabilidad son: “el presidente recrudece su política de movilización y polarización, se agudizan embates contra el Instituto Nacional Electoral, y el crimen organizado interfiere activamente en el proceso electoral de 2022”. Es evidente que las primeras dos son las acciones más notorias y de las que más se habla en medios y redes sociales. Sin embargo, el tercer riesgo es el más preocupante por las implicaciones que tiene para la estabilidad y viabilidad del Estado mexicano y es sobre el cual se podría armar un frente común de todas la fuerzas y actores políticos, salvo los beneficiados por la intromisión de la delincuencia en las elecciones.

Dejandando de lado la inmediatez de los escenarios políticos, y regresando de nuevo al Informe 2022, se muestran los cinco principales riesgos que se perciben para México. En primer lugar, está la proliferación de la actividad económica ilícita; el estancamiento económico prolongado; el colapso del estado; una crisis de empleo y medios de subsistencia; y, por último, la desigualdad digital.

Como pudimos observar, independientemente del enfoque que se le quiera dar, hay toda una serie de riesgos que cruzan a todos los países, como la cuestión del deterioro medioambiental, la prolongación del COVID y la previsible disminución del crecimiento económico. Peor aún, no podemos echar en saco roto lo que el Informe 2022 señala como de riesgo para el país: la presencia de la delincuencia organizada y los cárteles del narcotráfico en la economía formal, en las campañas políticas y hasta en los gobiernos locales. No se necesita tener el don de la profecía para asegurar que ahí está el mayor peligro para México.

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