Hoy nos dejó Inés, la hipopótama más longeva hasta ahora en la CDMX

(LeMexico) – A los 50 años, falleció la hipopótama, sobrepasando su esperanza de vida en un hábitat natural por 20 años extras. Presentó problemas para desplazarse en su espacio adaptado en el zoológico de Aragón.

Nos dio la triste noticia la Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México por medio de un comunicado de prensa. El domingo reportaron que Inés presentaba problemas de desplazamiento dentro de su hábitat adaptado en el zoológico de Aragón. La hembra de hipopótamo fue alimentada directamente en la boca con una dosis de tratamiento para ayudarle a tener movilidad.

Sin embargo y, pese a los esfuerzos del personal veterinario, Inés de 50 años murió la madrugada de este lunes. Al igual que nosotros, todos los animales envejecemos, tenemos cambios metabólicos y físicos con el paso del tiempo. Es algo natural en todo ser vivo, recordó el comunicado de la Sedema. Se lee también la reiteración de los avances en la medicina veterinaria, así como los cuidados que son cada día vigilados con mayor puntualidad por las autoridades como los asistentes en los zoológicos. Ninguno de ellos puede detener los estragos que la vejes causa en un organismo.

Los hipopótamos son una especie que cuentan con un estimado de vida de hasta 30 años. Si se pone como ejemplo a Inés, podemos ver cómo estos cuidados veterinarios y del personal de Aragón, fueron de primera calidad, haciendo que su vida se prolongara 20 años más sobre este estimado.

En sus últimos años, presentó problemas propios de la edad como padecimientos en piel y articulaciones. Lo cual hizo que el personal médico y del zoológico a su cargo le brindara una alimentación específica, compuesta por una mezcla de avena en hojuelas, salvado de trigo, grenetina, melaza que adicionaba el sabor dulce, alfalfa acicalada y picada que facilitaba la digestión y concentrado de pellets para herbívoros.

Además, recibía terapia local en las lesiones de la piel, con un recubrimiento de medicamentos condroprotectores, idénticos a los que los humanos usamos para contrarrestar el padecimiento en articulaciones, así como analgésicos que le ayudaban a contrarrestar los dolores. Su charca de agua era lavada dos veces por semana, con un cambio de agua. Su piso se modificó por uno con tierra y pasto para suavizar el andar de sus patas y colocaron una palapa sobre su charca para proveerla de mayor sombra.

Inés lleno de fascinación a los visitantes y familias que acudían a su hábitat al ver su magnificencia. Ahora, deja un hueco enorme en sus cuidadores y amigos en el zoológico de la comunidad de San Juan de Aragón.

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