Revisando la aprobación del voto a la mujer en México

(LeMexico) – Seis décadas después de Nueva Zelanda, y tres y media respecto a Gran Bretaña y Estados Unidos, el derecho de sufragio sin restricciones a la mujer fue aprobado en México en 1953. ¿Qué factores estuvieron detrás de esta decisión que por diversas circunstancias había sido aplazada? De acuerdo con las fuentes históricas, podemos clasificar las motivaciones de los miembros clave del grupo gobernante en dos: una ponderación electoral y el factor internacional. Sobre lo primero es de destacar lo siguiente.

a) Resulta conocido que, durante un mitin con más de 20 mil mujeres priistas (feministas muchas de ellas para la época), el candidato presidencial del entonces partido gobernante, Adolfo Ruiz Cortines, se comprometió a garantizar la aprobación legislativa del voto a la mujer (tal como en su momento lo hiciera en campaña José Vasconcelos). Los medios reportaron ampliamente el compromiso, constituyéndose en un antecedente visible que difícilmente podría omitirse de la agenda de gobierno.

b) La oposición estaba ganando terreno y, pese a la hegemonía política del partido oficial, las promesas electorales impactaban en consolidar esa distancia respecto a las fuerzas divergentes. Cabe señalar que las referencias documentales apuntan a que las resistencias subyacentes para impulsar la ciudadanía femenina respondían al temor por un voto antirégimen, bajo la lógica de que las mujeres, consideradas conservadoras y religiosas, podían ser proclives a votar por Acción Nacional. Desde tiempos de Lázaro Cárdenas la iniciativa correspondiente había sido archivada, por semejantes argumentos, pese haber sido aprobada por ambas Cámaras del Congreso de la Unión.

c) El partido hegemónico terminó viendo en el voto a la mujer una oportunidad. Si bien las elecciones fueron altamente cuestionadas por el denominado «henriquismo» y produjo movimientos de protesta en diversas regiones del país, el PRI ganó con más de 75 por ciento. Se ha señalado que para 1954, un año después de la promulgación constitucional, poco más de una tercera parte de la militancia priista estaba conformada por mujeres.

El segundo factor fue la presión internacional. En 1953, la ONU hizo un llamado a los países miembros a reconocer los derechos políticos de las mujeres. Junto con Colombia, Honduras, Nicaragua, Paraguay y Perú, México negaba legalizar el sufragio femenino para comicios nacionales. Este déficit debía subsanarse y homologar a México con otros países de la región y de la comunidad de naciones unidas. Hay un amplio consenso en cuanto a que la legitimidad internacional constituye un fenómeno que permite a los países obtener acceso, pertenencia y recursos.

De este modo, ambos factores, el electoral y el internacional, fueron determinantes para que Don Adolfo Ruiz Cortines, como presidente de la República, promulgara el 17 de octubre de 1953 el decreto de reforma constitucional del artículo 34, estableciendo que eran ciudadanos mexicanos los varones y las mujeres. 

¿Cuál fue el efecto inmediato de este cálculo político? Que un par de años más tarde, en las elecciones intermedias de 1955, el PRI obtuvo casi 90 por ciento de los votos, superando en 15 puntos sus resultados precedentes. En dicha elección participaron 6.1 millones de votantes, esto es 2.5 millones más que en las presidenciales de 1952. 

En la toma de decisiones por parte de líderes políticos es recurrente observar la presencia de la variable electoral. Puede activar a los jugadores a modificar opiniones y soslayar sus convicciones ideológicas. Dicha variable constituye, en este sentido, un incentivo muy potente para explicar y comprender las resistencias al cambio o, contrariamente, al cambio mismo.

En el logro de la «ciudadanía inclusiva» o «incluyente» en México no puede eludirse, bajo ninguna circunstancia, el papel desarrollado por el activismo de miles de mujeres a lo largo del tiempo. Destaca señalar que los inicios pueden ser rastreados hacia 1916 con Hermila Galindo, quien promovió una carta de derechos políticos de la mujer que el Congreso Constituyente finalmente rechazó. 

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