El Xoloitzcuintle | Datos curiosos acerca de la raza canina mexicana

(LeMexico) – ¡Por poco no la cuentan! Pues en la conquista, fue muy perseguida la raza de los xoloitzcuintles por los españoles y la iglesia.

Según el arqueólogo Marc Thompson, director del Tijeras Pueblo Museum, los perros Xolos fueron comidos por los conquistadores a tal punto de situarlos al borde de la extinción. Para 1956, se reconoció la raza en México que prácticamente ya estaba extinta, poco a poco se ha recuperado y tiene su afín en dueños alérgicos a los perros.

¿Quieres uno? Vale, deberás tener a la mano al menos $45,000 MXN para comprar a tu cachorrito, además de todo el esquema de vacunación y cuidados del primer año de ley -esto es sí o sí, pues compras a tu cachorro Xolo a través de una muy rigurosa y estandarizada certificación-, y si no encuentras uno en el país por ser de venta muy reducida y crianza protegida, ni pienses mandarlo a traer desde Europa o Asia, pues el precio puede duplicarse. Esto, además del notable gasto para el alimento balanceado y especial que exige la raza.

El motivo de su aspecto es biológico. El xoloitzcuintle tiene una mutación en el ADN que puede explicarse desde el ambiente o por circunstancias internas, la información almacenada en el ADN que transmite los genes de dientes y pelo (entre otros) no es leída correctamente por las células esto hace perros sin pelo y en parte chimuelos. Su color y variaciones también son por cuestiones genéticas, hay blancuscos, gris jaspe y negros.

Su origen aún es difuso pero las investigaciones sostiene la aparición de la raza hace entre 3500 y 7 mil años en Colima. Se cree que los ancestros de estos perros llegaron con los primeros emigrantes de Asia y evolucionaron hasta convertirse en la raza que hoy día se conoce.

El xoloitzcuintle fue venerado por las culturas prehispánicas, ellos creían que eran los encargados de guiar a las almas en el camino al Mictlán. Su nombre de allí se toma, de Xolotl, el dios de la muerte pegado con itzcuintli: perro. Además era una fuente de alimento y un curandero. Kay Lawson, criadora de xolos de 20 años y expresidenta del Xoloitzcuintli Club of America, afirma que: «los cuerpos sin pelo de los perros también sirven/servían como excelentes conductores de calor, convirtiéndolos en la versión antigua de la bolsa de agua caliente para enfermos y ancianos. Saben si estás enfermo. Pueden señalar directamente el foco del dolor».

Además, Lawson afirma que si compras uno «tienes que permanecer atento todo el tiempo. Abren puertas, abren cajas. Es un perro primitivo. Son extremadamente inteligentes»

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