Son revelados los exámenes psicológicos de los nazis acusados en los juicios de Núremberg

(LeMexico) – A 75 años del fin de los juicios contra el imperio nazi, al fin son mostradas las oscuras revelaciones de los test psicológicos de los acusados.

Los juicios de Núremberg empezaron el 20 de noviembre de 1945 y finalizaron el 1 de octubre de 1946. Luego de culminar la II WW, los crímenes de guerra fueron destapándose por montones y la devastación mostrándose con horror, los victoriosos determinaron necesario un castigo “ejemplar” a los responsables de “esta maquinaria de destrucción y exterminio humano“.

Entre los aliados hubo un tira y afloja por el destino de los líderes nazis, las opciones fueron varias, desde la tortura, la ejecución y su exposición, pero se decidió un juicio realizado por un Tribunal Militar Internacional para educar al mundo sobre lo que había sucedido.

Se decidió como sede el Palacio de Justicia y la prisión de Núremberg, debido a su valor simbólico, pues esta ciudad en Baviera fue testigo de multitudinarios desfiles y mítines políticos nazis en la antesala de la II WW. Además, su Palacio de Justicia estaba en pie, milagrosamente, luego de los bombardeos.

El primer proceso se llevó contra 22 miembros de la cúpula nazi, doce de ellos fueron condenados a morir en la horca, pero también se exigió una investigación psicológica y psiquiátrica profunda para entender el origen de sus acciones y sus malas motivaciones.

El proceso de análisis psiquiátrico y psicológico duró largo tiempo, esto con el fin de encontrar los orígenes de la maldad de los prisioneros. Largas y muchas horas de entrevistas, exámenes, acotaciones y observaciones generales y específicas arrojaron un sinfín de documentos que fueron rescatados en un libro titulado “Anatomía de la maldad: El enigma de los criminales de guerra nazis“, publicado en 2016 por el doctor Joel E. Dimsdale, profesor emérito de Psiquiatría de la Universidad de California en San Diego. El Doctor, recogió, recopiló y permitió la accesibilidad a estos textos.

Los expediente s más completos y por efectos de intereses en su libro “Anatomía de la maldad” decidió estudiar cuatro expedientes tan diametralmente opuestos en términos de sus antecedentes, comportamientos y reacciones ante el juicio al que se los sometió. Ellos fueron:

  1. Robert Ley, líder del Reich y jefe del Frente Alemán del Trabajo
  2. Julius Streicher, fundador del diario antisemita Der Stürmer y parte central del aparato de propaganda nazi
  3. Rudolf Hess, Führer suplente
  4. Hermann Göring, la figura más poderosa del Partido Nazi y canciller de Alemania tras la muerte de Hitler.

Ley, Robert: “fanático sutil”

Controlando el 95% de la fuerza laboral del país ordenó la matanza de los síndicos que estaban en contra del Partido, además asistió el trabajo forzado y era fanáticamente leal a Hitler. Para él, el Partido Nazi era “nuestra orden religiosa, nuestro hogar sin el cual no podemos vivir“. No obstante, abogó por los derechos laborales y de las mujeres. En la I WW sufrió una herida en la cabeza dejándolo tartamudo y causándole un comportamiento errático. Tenía ira espontánea y alcoholismo.

Era abierto y perspicaz en sus interrogatorios, aceptó la condición de enemigo pero lo humillaba la idea de que se le considerara un criminal, reconoció su culpa y expresó remordimiento. Se quitó la vida pese a la constante vigilancia que tenía. En el análisis post mortem se encontraron algunos cambios ligeros en el cerebro pero nada que llamara la atención.

Streicher, Julius: “mala hierba”

Era sumamente desagradable, sus colegas le mostraban odio. “Es quizá el más repugnante de los criminales de guerra” afirma Dimsdale. Dentro del gabinete Nazi había una competencia férrea por ser el más antisemita de los antisemitas, pues “él fue lo peor de lo peor“. “No es la primera vez que me enjuician y quizá en mayor gravedad: sadismo, difamación, violación y demás crímenes sexuales, pero duermo muy bien aquí, tengo la conciencia limpia“, se lee en los informes -grosso modo- de las entrevistas que tuvo con Kelley, quien lo consideró paranoico, cuestionándose cómo pudo mantener fieles a tantos alemanes sensatos. Para Gilbert fue rígido, obsesivo e insensible.

En alguna ocasión se dijo sionista, en pos de un lugar para los judíos y una vida digna. Esto causó mucha confusión y extrañeza pues sus duros, crueles, rabiosos y violentos discursos antisemitas proliferados durante décadas. Dimsdale afirma que en otro contexto Stricher sería sólo “mala hierba“: argumentativo, violento, corrupto y depravado.

Hess, Rudolf: “¿el loco?”

El tercer líder nazi se quejó de un complot para envenenarlo. El Führer suplente fue uno de dos acusados sobre los que el tribunal dudó si tenía las condiciones mentales para enfrentar un juicio. El alto dirigente fue encarcelado con Hitler en los 20’s y le ayudó a escribir “Mi lucha“. Su rara apariencia “cadavérica” y sus excentricidades no impidieron que fuera un interlocutor popular en los famosos mítines nazis. También se declaró en sus testeos psicológicos una “devoción canina hacia Hitler“.

Al comienzo de la guerra voló en secreto a Inglaterra y cayó desde un paracaídas, su vuelo tenía como fin llegar a un acuerdo de paz con los británicos, pero estuvo encerrado varios años en un hospital psiquiátrico. En Núremberg dio bastantes quejas sobre amnesias intermitentes, repentinos y consecuentes dolores y de un boicot contra él que consistía en envenenarlo. Decía que los Aliados lo querían matar porque estaban controlados hipnóticamente por los judíos.

Su comportamiento fue tan raro que por poco era eludido del juicio, pero un grupo de psiquíatras de todo el mundo fue contratado para visitarlo y hacer las pruebas pertinentes. El estudio concluye que “aunque su situación es mala, no lo es tanto como para no participar en su defensa“. Fue condenado a cadena perpetua en Spandau, Berlín, donde se ahorcó en 1987 a los 93 años.

Göring, Hermann: “el psicópata amigable”

Disoluto, con un gusto por el lujo y el robo“, se lee en el informe de Dimsdale acerca de Hermann, quien era el acusado de más alto rango y quizá de mayor importancia aún vivo: Göring fue presidente del Reichstag (Parlamento), fundador de la Gestapo (policía secreta), comandante en jefe de la Luftwaffe (Fuerza Aérea), coordinador de la Conferencia de Wansee (donde se diseño la “Solución Final” para el exterminio de los judíos) y el creador de los primeros campos de concentración.

Su perfil indica que poseía una inteligencia superior, mucha y brutal imaginación, una completa indiferencia de la vida humana, era adicto a los opiáceos, su personalidad era exuberante, gustaba del lujo y el robo y era corrupto en exceso y era “simpático, amplio, excéntrico y divertido“.

Las pruebas de Rorschach han sido deshechadas desde los 80’s y se sustituyeron con entrevistas diagnósticas psiquiátricas, además de tener un Manuel de Diagnóstico Estadístico para el estudio y tratamiento de trastornos mentales, éste es actualizado constantemente.

El profesor concluye:

“En el campo de la neurociencia se realizan trabajos con respecto al cerebro y el comportamiento. Hay imágenes cerebrales que se pueden presentar ante los tribunales como una forma de defensa para argumentar que la persona acusada no es mala pero que tiene un cerebro defectuoso y así lograr algún tipo de clemencia. Este tipo de cosas pasarán más en el futuro, serán tema de debate en los tribunales.

En estos casos, hubiera sido más cómodo concluir que había algo absolutamente, definitivamente singular, profundamente malvado, patognomónicamente horrible con estos líderes nazis. Tienen que ser monstruos. Eso es lo que queremos que sean. Si son algo menos que eso, nosotros tenemos que enfrentar el interrogante de ‘¿Qué hubiera hecho yo?¿Hubiera llegado tan lejos?’ Esa es una muy dolorosa e inquietante pregunta para la gente”.

Back to top button