Saborizante de vainillina creada de residuos plásticos

(LeMexico) – Científicos en Edimburgo lograron reutilizar botellas plásticas recogidas en el océano para transformarlas en un químico industrial para su reingreso en el sistema productivo, con el cual crearon un saborizante de vainillina.

Sólo el 14% de los plásticos en el mundo es reciclado, una botella de con capacidad de 500 ml de agua, tarda de 500 a 1000 años en degradarse, y tan solo la ocupamos unos cuantos minutos, tal vez horas. Los plásticos pierden el 95% de su valor como material, después de ser utilizados una sola vez, lo que representa una pérdida de 110 mil millones de dólares anuales para el mundo.

En promedio, de los residuos encontrados en el mar, el 80% son plásticos. Es el material que domina la contaminación oceánica, en especial las botellas y bolsas, le siguen los metales, el vidrio, ropa, papel y madera procesada.

Las nuevas tecnologías y avances se enfocan en apoyar a la economía circular, es decir, que los residuos que generamos, puedan ser reinsertados al sistema productivos, usándolos como materias primas o algún otro tipo de modalidad que sea útil para la sociedad. De esto deriva el trabajo científico publicado en la Green Chemistry, de científicos de la Universidad de Edimburgo, que lograron convertir botellas plásticas en saborizante de vainillina con ayuda de bacterias modificadas genéticamente.

Es el primer sistema biológico utilizado para reciclar desechos plásticos en un químico industrializado muy valioso y que tiene implicaciones aun más valiosas en la economía circular, declaró Joanna Sadler, investigadora que es parte de este trabajo.

Lo primero que hicieron estos investigadores, fue desarrollar enzimas que descomponen el tereftalato de polietileno, mejor conocido como PET, material de las botellas, a su unidad básica que es el ácido tereftálico. Posteriormente, usaron bacterias E-Coli modificadas genéticamente para convertir el ácido tereftálico en vainillina, el cual es un químico utilizado en productos de limpieza y farmacéuticos, en la industria de la cosmética, alimentaria y en herbicidas.

Se utilizaron las mismas condiciones para hacer cerveza, es decir, la creación de un caldo de microbios a 37 grados centígrados por un día, esto derivo en la obtención de vainillina en un 79% de este caldo.

La vainillina es el compuesto principal de las vainas de la orquídea vainilla, las semillas de la vaina se usan para saborizar platillos y principalmente postres, esa es la vainilla natural, la cual necesita condiciones muy específicas, que no alcanzan a cubrir la demanda actual. La última medición, en 2018, arrojo que se necesitan 37 mil toneladas, lo cual supera la capacidad de suministro.

Actualmente la demanda de vainillina es sintética, hecha por químicos derivados de combustibles fósiles. Los científicos ahora están en proceso de modificar más bacterias e incrementar la tasa de conversión y ampliar el proceso de conversión de vainillina con enormes cantidades de botellas de plástico, ademas de obtener otras moléculas valiosas generadas por medio del ácido tereftálico, para ser utilizadas principalmente en perfumes.

Es un uso interesante y de los primeros en que mejoraran considerablemente la sostenibilidad que tanto es buscada por los países consientes hoy en día, es el desarrollo de la química verde. Con este trabajo se reitera el postilado de la economía circular, de que puede ser utilizado el plástico posconsumo como una materia prima y no como residuo.

Hay otras iniciativas como la de la Universidad de Canterbury, en Nueva Zelanda, en donde buscan convertir cubiertos desechables en espuma aislante en paredes o dispositivos de flotación. Por medio de una cámara de dióxido de carbono, aumentaron la presión e introdujeron este gas para que se adhiriera a los plásticos, repentinamente liberaron la presión y el dióxido se expandió en el plástico creando la espuma.

Sigamos al tanto de estos increíbles avances tecnológicos.

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