¿Dónde queda la política migratoria de puertas abiertas de México?

(LeMexico) – En los últimos meses, la situación migratoria de México se ha deteriorado considerablemente. El incremento de arribos de caravanas de migrantes en la frontera sur ha obligado al gobierno mexicano a militarizar su control sobre su entrada ante la nula acción del gobierno estadounidense sobre el tema.

El presidente Biden había prometido tomar un rumbo distinto al de su predecesor en el tema migratorio. Prometió hacer cambios al programa “Quédate en México”, se propuso la Ley de Ciudadanía Estadounidense 2021 para regular su situación migratoria y favorecería la reunificación de las familias migrantes. No obstante, en julio se registró una detención de 212,672 personas en la frontera sur de Estados Unidos, de los cuales 95,788 fueron echados. Esta ha sido la cifra más alta desde hace 20 años y solo demuestra que las restricciones a la entrada de migrantes no han detenido ni reducido este fenómeno como se esperaba. 

La vicepresidenta Kamala Harris fue quien habló con la verdad. su frase “No vengan” en uno de sus discursos políticos sobre el tema sin duda fue aviso suficiente sobre la verdadera posición de la nueva administración Estados Unidos sobre su política migratoria. Todo el trabajo anunciado sobre las propuestas de inversión y diálogo con Centroamérica para atacar el problema de raíz solo ha quedado en palabras. Así pues, mientras el gobierno de Estados Unidos se niegue a cooperar en materia migratoria, México se encuentra de manos atadas y de aquí la razón sobre su último comportamiento agresivo hacia los migrantes en Chiapas.

El jueves 2 de septiembre se dio, por tercera vez, una detención de la caravana migrante que partía de Chiapas hacia el norte. Las autoridades mexicanas realizaron un fuerte operativo para acorralar a la multitud y con lujo de violencia lograron dispersarlos.

El gobierno que aún se declara pro-derechos humanos justifica que es por el bien de ellos su detención y plantea agendar una reunión de alto nivel para tomar acción nuevamente sobre la situación. La contradicción a la política migratoria de México ante esta situación deja entrever la alta dependencia a las decisiones de Estados Unidos sobre el arribo de migrantes.

México, al ser un país principalmente de tránsito de migrantes, también tiene una responsabilidad sobre la solución al problema migratorio y, tal como lo marcan los principios de política exterior dentro de la Constitución, debe tomar el papel de cooperación, solución pacífica de controversias y respeto a los derechos humanos para atender las problemáticas internacionales.

El presidente López Obrador ha anunciado el envío de una carta sobre migración a Joe Biden, insistiendo en otorgar visas temporales de trabajo y atender las causas de raíz de la migración. Sin embargo, la otra cara de la moneda nos demuestra la calidad de toma de decisiones de la administración actual. Ha contradicho su política exterior migratoria, ha permitido la persecución sistemática de los migrantes, la militarización de la frontera y el uso sistemático de la fuerza sobre el trato digno al ser humano

La unilateralidad de Estados Unidos es un reto al que el gobierno de México debe enfrentarse duramente. No obstante, no hay justificación para la violación de derechos humanos de aquellos que huyen de su país en busca de mejores oportunidades. Las ONG’s y las instituciones gubernamentales como el Instituto Mexicano de Migración son recursos que requieren del apoyo adecuado del gobierno para reemplazar el uso de la fuerza con el humanitario y civil que contribuye a la correcta ejecución de la política migratoria acorde a sus principios fundamentales generales de la política exterior.

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