Los capitalinos rechazan el regreso a las aulas

(LeMexico) – Pese a más del 60% de inconformidad en la población por el regreso a clases presenciales, el mandatario afirma que es lo mejor para los niños.

La encuesta, llevada a cabo por El Financiero arrojó que más del 62% de los capitalinos está en contra al regreso a las clases presenciales, sólo el 35% están a favor de un regreso factible con todas las medidas de seguridad garantizadas y previniendo el semáforo epidemiológico en amarillo. Andrés Manuel ha insistido que “las niñas y los niños no están en peligro de contagio“, pese a que los datos arrojan lo contrario.

El sondeo fue realizado en un lapso de dos días en la CDMX -6 y 7 de agosto- entrevistando por llamada a 400 personas adultas. Si bien es un estándar muy bajo, no dista del sentir de la población que estima esta tercer ola más grave que las anteriores.

Con todo, el futuro educativo y de salud de 25 millones de alumnos es incierto. Los embates que ha resentido el Gobierno morenista han llevado en detrimento la confianza al manejo de la pandemia en el país, pues, aunque se garantiza el regreso a las aulas, no se garantiza el cuidado de los niños ni un sistema higiénico eficaz para cuidar a todos los actores de la educación.

Bajo la excusa de “países del tercer mundo reanudaron clases presenciales en plena pandemia” y con la inopía salúbrica de la situación de esos países hoy día -España, EU, Alemania, Francia-, Andrés Manuel insiste en que “llueva, truene o relampaguee” se volverá a clases presenciales. El contexto es muy singular: “padres y madres de familia con doble o triple jornada laboral“, profesores con más trabajo y el mismo sueldo, con situaciones financieras complejas y pérdidas familiares por la pandemia, con rezago laboral y carga administrativa excesiva, además, se acrecentó la apatía y mediocridad de los alumnos.

El subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, afirmó que se ajustará el semáforo epidemiológico y los lineamientos sanitarios para considerar las clases presenciales como actividad esencial. Con esto “se echa por el suelo el polémico sistema de colores establecido que en un principio regulaba la nueva normalidad“.

“Regresar a clases lo más pronto posible es un asunto de la mayor prioridad, pero no se debe hacer a lo tonto. No se ha dado ninguna recomendación ni se ha presentado ninguna normatividad por parte del Gobierno. No hay plan, sólo más ganas de ver a los adolescentes morir”.

Malaquías López Cervantes, especialista en Salud Pública de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)

“Lejos de acabar con el escepticismo, el Gobierno lo alimenta. Además tenemos una generación perdida y lo que es muy frustrante es que desde la comodidad del escritorio del burócrata, hablar de un modelo híbrido es muy fácil”.

Marco Fernández, investigador de México Evalúa

Si al Presidente realmente le importara la educación, desde que inició su Gobierno hubiera acercado luz eléctrica a las zonas rurales en Oaxaca. En la pandemia, les hubiera brindado internet, debió haber bajado los precios de internet, subsidiado costos de luz eléctrica y haber invertido en la capacitación de docentes. Además, debió prever un plan sanitario desde un principio.

El problema educativo del que habla el Presidente es “una raya más al tigre“, afirmó el experto. Ahora se debe lidiar con cuestiones que dejaron huella por la pandemia: un profundo rezago económico, trastornos de salud mental por la pérdida de seres queridos y indemnizaciones materiales de gran peso.

“Hay que ser honestos el riesgo cero no existe en ninguna parte del mundo, si abrimos las escuelas habrá algunos contagios, pero el tema es cómo los prevenimos”.

“El regreso es viable siempre y cuando se haga después del pico de contagios y bajo protocolos”.

Andreu Comas, académico de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP)

Además, propone llevar a todo el país el programa “Virus Universitario” que consiste en un protocolo proactivo que se basa en “grupos burbujas que no conviven entre sí, el apoyo de familiares para detectar síntomas, disminución del aforo, horarios escalonados, ventilación, filtros de entrada a alumnos y profesores, y aislamiento de casos, entre otras medidas“. Este modelo fue apodado “el modelo del queso gruyere“, pues funciona por capas que cuando se juntan hacer una protección comunitaria más fuerte.

López Obrador ha insistido en que “la asistencia es voluntaria -sólo para los alumnos, obviamente-, pero sí necesitamos regresar a clases porque tenemos que reponer lo perdido, llevamos ya mucho tiempo con las escuelas cerradas y se está causando daño a la educación y daños también a todas las madres y padres de familia“. Pero, quizá el Presidente no sabe que ese no es el único problema, o al menos no el mínimo, sino que le hace falta resolver a su Gobierno las estadísticas que arrojó El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), donde indica que 8 de cada diez centros educativos apenas tienen agua, por ende, cuentan con el mínimo de condiciones sanitarias.

Andrés Manuel no debiera dedicarse a resolver problemas ingentes de la población con medidas persuasivas y mindundis, sino que debiera primero resolver los problemas a nivel Federal que tanto le han costado al país como el claro detrimento de los inmuebles educativos. Esta semana, iniciará la revisión oficial de carencias en las escuelas, sólo revisión, pues el Gobierno no ha anunciado presupuesto para equipar y arreglar los daños estructurales y de inmuebles por este periodo de cierre. Además, no ha garantizado el recurso para proveer de gel antibacterial, jabón de manos, cubrebocas y un buena sistema de agua a cada escuela que lo necesite en el país.

Por su parte, Alfonso Cepeda, secretario general del SNTE, guiñó el plan de “convocar a la comunidad educativa a sumarse a esta gran labor para que el regreso de nuestros niños y jóvenes sea seguro” aportando agua, o los insumos necesarios para que “quien quiera, y pueda, garantice el regreso seguro a las aulas“.

El medio informativo Excélsior dio a conocer que más del 50% de las escuelas en el país han sido vandalizadas y/o robadas durante el abandono de la pandemia. Además, de acuerdo con un diagnóstico del SNTE, en algunas zonas hubo toma ilegal para habitación de las instalaciones.

Hasta el momento, los estados que están decididos a regresar a clases presenciales son: Aguascalientes, Baja California Norte, Chiapas, Chihuahua, Coahuila, Ciudad de México, Estado de México, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Nayarit, Querétaro, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Tlaxcala, Veracruz, Yucatán y Zacatecas.

Por su parte, los estados que aún no deciden si regresan o no son: Baja California Sur, Colima, Durango, Guerrero, Hidalgo, Morelos, Puebla, San Luis Potosí, Tamaulipas, Campeche, Nuevo León, Oaxaca y Quintana Roo. Con el hecho pretender constitucionalizar las clases presenciales, se tiene poco entendimiento del riesgo epidemiológico al que se puede exponer a la población en general.

Usted, querido lector ¿está de acuerdo con este regreso a clases?

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