Clases medias: ¿Harakiri de AMLO?
(LeMexico) – La campaña contra las clases medias que lanzó AMLO a raíz de los resultados electorales a simple vista parece un despropósito, una suerte de harakiri político. Lo que de entrada no checa con el olfato y experiencia política de quien, contra todos los pronósticos, llegó a la presidencia de la República de manera arrolladora en su tercer intento.
Tratemos de averiguar cuáles son las cuentas que está haciendo, sobre todo en el caso de la Ciudad de México para entender la eventual racionalidad de su estrategia y no quedarnos en la mera descalificación, que por cierto es de poca ayuda.
En un país más bien conservador, la CDMX es el símbolo de la izquierda y encarnación del pensamiento progresista en México desde 1997, fecha en que inicia la etapa actual en que se eligen por la vía electoral los otrora jefes de Gobierno del Distrito Federal, ahora jefes de Gobierno de la CDMX. Hasta ahora, todas estas elecciones siempre las han ganado las opciones de izquierda. Incluso, la CDMX fue el valladar que resistió la ola azul nacional del 2000 y pudo generar un contrapeso político, encabezado por AMLO, frente a los gobiernos federales del PAN y del PRI durante 18 años.
¿Acaso esto explica el desconcierto y enojo frente a los resultados electorales del pasado 6 de junio del 2021? Morena perdió 9 de 16 alcaldías, por mencionar sólo las posiciones que representan un retroceso político, territorial y presupuestal que configuraran una nueva correlación de fuerzas para los próximos procesos electorales de revocación de mandato del 22 y de la renovación de todos los niveles de gobierno, local y nacional, en el 24.
Sin duda, las clases medias votaron en contra de Morena este año y determinaron los resultados electorales en las 9 alcaldías que perdió. La pregunta es si para los siguientes procesos electorales estos números alcanzan a la oposición para seguir avanzando y arrebatar a Morena la Jefatura de Gobierno. Cómo siempre, la respuesta es depende. Veamos algunos ejercicios aritméticos.
Escenario inercial
Pensemos en que se mantiene sin cambio el escenario electoral del 2021. Morena va con PT y se mantiene la Alianza del PAN, PRI y PRD. Se repiten los números de la elección del 21 para alcaldes, con la misma participación del 52.05% que se alcanzó ese año. Morena y PT obtienen un total de 1,410,272 sufragios que representan 373,798 votos menos que el 1,784,070 de votos de la Alianza y de las sumas de todas combinaciones posibles de los votos por cada partido integrante pueden alcanzar.
Escenario inercial sin Alianza
Aunque improbable, pensemos en un escenario en que se diluye la Alianza del PAN, PRI y PRD y en el que se mantiene la misma participación del 52.05%. del 2021. Morena y PT ganan con su 1,410,272 de votos. El ejercicio es simple. A los 1,784,070 votos de la Alianza del 2021, se le restan los 457,696 votos que el PRI obtuvo en el 2018, dejando al PAN y al PRD con 1,326,374 sufragios, 83,898 votos menos que los de Morena PT.
Escenario con incremento en la participación
Aunque respetable, el 52.05% de la participación electoral de este año en la CDMX es 17.97 puntos porcentuales menor a la del 2018 que alcanzó el 70.09% de participación. Y es probable que en el 24 la intensidad de la disputa política incremente la participación.
Hagamos cuentas hipotéticas. Pensemos que en el 18 los partidos alcanzaron sus máximos y revisemos el porcentaje de votación que perdieron de manera proporcional. Morena PT perdieron 750,024 votos pasando de 2,160,216 en 2018 a 1,410,272 tres años después. Es decir, perdieron el 35% de su votación, prácticamente el doble de los 17.97 puntos porcentuales que perdió la participación entre una elección y otra.
Por su parte, la sumatoria de los votos obtenidos por el PAN, PRI y PRD en todas sus modalidades entre 2018 y 2021 solo perdieron el 11.5% de su votación. Esto es, pasaron de 1,995,306 votos en 2018 a 1,784,070 en 2021, 211,236 votos menos.
En este escenario, la estrategia de AMLO de confrontar a la clase media tiene racionalidad política. Está convencido que los que votaron en contra de Morena este año no van a cambiar de opinión en los siguientes procesos electorales. Su apuesta es que sacar a votar al 35% de sus adeptos que se quedaron en casa el pasado 6 de junio. Para movilizar a estos 750,024 simpatizantes de Morena PT, la confrontación y la polarización son estrategias posibles. De ahí la pertinencia discursiva de construir una nueva clase media solidaria. Claro, de izquierda.
Es una apuesta fuerte. Sí. Pero no es un harakiri. Por lo menos todavía. Sólo con el tiempo se verá si funciona, o qué tanto esta apuesta. Por lo pronto, de acuerdo con datos del Banco Mundial en México, la clase media se redujo 3 puntos porcentuales en el año de pandemia al pasar del 30.6 al 27.6% de la población. En salario eso significa que sólo ese segmento de la población gana mensualmente entre 8,000.00 a 42,000.00, lo que de manera formal los hace pertenecer a la clase media de acuerdo con los estándares del Banco Mundial.
La gran pregunta electoral es: ¿en qué lugar del espectro socio económico se ubica el 72.4% restante de la población y cómo perciben su inserción social y política? Pero esta es otra historia.