El regreso a clases en México: entre lo apropiado y lo seguro

(LeMexico) – Aunque la Unicef ha urgido al país en regresar a las aulas para evitar el rezago, las medidas y consecuencias de este seguro regreso no están aún muy definidas.

El organismo advirtió que la ausencia presencial podría aportar al abandono escolar como nunca antes, pero la situación en México ha sido desde siempre así: por ingresos u otros intereses, la deserción escolar siempre ha superado los límites. Pressia Arifin insiste en que la situación escolar -dista mucho de ser educativa- presentará más desafíos que el quedarse en casa, pero la comisión no secunda el veredicto de la experta representante adjunta de Unicef México:

«Va a ser un desafío regresar y recuperar la rutina, recuperar el aprendizaje y motivar a los que han dejado la escuela, porque los que ya no están o han dejado de aprender durante este periodo de crisis difícilmente van a querer regresar a la escuela, según los datos que tenemos».

En su informe anual, la Unicef México afirmó que las tres importantes pautas para volver son: medidas de higiene, sensibilización de padres y alumnos así como la recuperación de aprendizajes -sí, todo eso en menos de un mes que termina el ciclo escolar-. El mensaje de la Unicef también se “pone el pie” y se contradice al pedir reconocimiento de «las nuevas maneras de aprendizaje y enseñanza; la crisis presentó a México una oportunidad de innovación, digitalización e infraestructura con el fin de hacer realmente inclusiva la educación en el país haciéndola llegar a los lugares más recónditos». Con todo, la Unicef insiste en regresar a las aulas, el mismo método de enseñanza-aprendizaje desde que el hombre ha sido moderno.

El mismo informe advierte de la situación tan precaria que padecen los niños, pues «afectó su niñez en muchos aspectos: limitó el desarrollo integral, mostró el riesgo alimenticio que deviene de un profundo sesgo económico que atraviesa el país desde hace varios años y mostró la gran distinción, poca equidad y desventaja social que existe pues la educación dependió totalmente de los recursos tecnológicos que tenían en casa».

Curiosamente, luego de años y años de un mediocre desempeño educativo de más del 80% de los alumnos en el que la Unicef y el Gobierno estuvieron involucrados y no hicieron nada. Ahora sí parece importar que se esté tan decadente en las competencias de lectoescritura y matemáticas. Ahora sí, los niños importan y su desarrollo educativo es urgente. Es decir, mediaron una “solución” para un problema de hace décadas.

La Unicef propone -nuevamente contradiciéndose- reducir el uso de la tecnología a cero para que los niños y las niñas alcancen su desarrollo educativo óptimo, dando a entender que todos estos años de observación y vigilancia no sirvieron de nada, pues antes de la pandemia así era la educación y no sirvió de mucho.

Por su parte, el sector privado de la Educación, que sí está consciente de las necesidades y contexto educativo real del país exigió la apertura de las escuelas hasta agosto. Mediante la Confederación Nacional de Escuelas Particulares (CNEP) el sector privado pidió la articulación del regreso a clases de manera presencial sin que se contamine con el proceso electoral.

María de Jesús Zamarripa, presidenta de la Confederación, indicó a través de una carta que el regreso a clases un mes antes de iniciar el otro ciclo es poco benéfico y es mejor concluir a distancia tal cual han planificado los docentes en las escuelas:

«Consideramos que los anuncios por parte de las autoridades de los diferentes niveles, entidades y partidos podrían articularse de modo que el tema electoral no contamine un proceso vital para millones de niñas, niños, adolescentes, jóvenes, docentes y familias que esperan una apertura consistente, permanente y sin interrupciones. Poco abonará a los propósitos una apertura intermitente que genere confusión y desgaste a las personas, las instituciones y a las propias autoridades»

Con esto, la organización que representa más de 3500 escuelas privadas en el país afirmó su postura por un regreso seguro, paulatino, normado, articulado y general hasta el siguiente ciclo escolar.

Advirtió además que, aunque se tiene la intención -política- de regresar a clases presenciales, el Gobierno no cuenta y no tiene preparado protocolos de seguridad concretos, funcionales ni exitosos. Por ello, la CNEP propone realizar en junio y julio un pilotaje serio, decente, honesto y documentado de cuáles pueden ser los modelos y protocolos de seguridad e higiene que sean la base para la apertura consciente y segura del ciclo escolar 2021-2022:

«Solicitar la publicación formal de los protocolos, el acuerdo de reapertura y la posibilidad de ejercer de modo híbrido hasta que se consolide la presencialidad segura en las aulas al alcanzar las metas de mayor cobertura del programa nacional vacunación».

También exigen que, como en cada caso, haya guías operativas bien estructuradas y reformas a los contenidos y la parrilla de la programación “Aprende en casa” para poder generar las adecuaciones pertinentes para la reapertura. Por último, añadió «Consideramos que la energía, recursos y tiempo se pueden canalizar de mejor manera en la preparación para la apertura de los planteles en agosto 2021».

Justo hace un año, el entonces Secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma, afirmaba que el regreso a las aulas sería en un contexto seguro y preparado para los alumnos. Si se llama regreso voluntario es porque se está satisfaciendo todas las otras necesidades menos la de la educación, no será obligatorio porque no es seguro ni preparado.

El Secretario de Salud, en conjunto con todos los demás funcionarios cuyos hijos no están matriculados en escuelas públicas afirma que, luego de una año convulso y difícil, donde los alumnos vieron morir padres, madres, hermanos, tíos, primos, abuelos y gente cercana, aparte de padecer las vicisitudes del desempleo, riesgo económico y una condición emocional inestable en casa, lo único que los niños necesitan es «el beneficio educativo y social de convivir con sus maestros y amigos».

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