Vacas hípsters contra el calentamiento global, sólo en Nueva Zelanda

(LeMexico) – A diferencia de otras naciones, Nueva Zelanda no lucha contra el dióxido de carbono, causal del catastrófico cambio ambiental, sino que lo hace contra el metano que eructan ovejas y vacas.

La tendencia hípster neoyorquina y londinense trajo consigo una nueva forma de ingerir alimentos, más orgánicos y naturales. Entre los productos que llegaron para satisfacer esta demanda proveniente de la naturaleza, es el té kombucha, el cual, proviene del hongo manchuriano, hongo de té u hongo chino. Se dejan fermentar dentro de té dulce para dar como resultado una bebida con un toque de acidez y excelente para la digestión.

Pues bien, en Nueva Zelanda, la empresa Fonterra Cooperative creó la kowbucha con la finalidad de ayudar a los compromisos gubernamentales ante el mundo para reducir el gas metano, que es creado por los estómagos de los 4,9 millones de vacas que hay en dicha nación y dan fuerza a una de sus principales actividades económicas, la agricultura. A diferencia de otras naciones que se han comprometido a reducir sus emociones de dióxido de carbono, la nación comandada por Jacinda Ardem se comprometió a llegar a emisiones cero de metano.

Debido a que el problema se origina en el estómago de los animales al procesar el pasto que comen, los agricultores realizan pruebas con este guiño a los hípsters del mundo, dándoselo a su ganado como suplemento. En el kowbucha se integran varios elementos que ayudan a la digestión de cultivos, ya que genera fermentaciones bastante dramáticas no sólo en animales, también en humanos– Dentro de los componentes consideraron las algas marinas.

Pero, aún es muy pronto para considerarlo en consumo humano, están en una experimentación temprana para solucionar el problema en el ganado. De acuerdo con el jefe de la compañía Jeremy Hill, están en el estudio de si es buena opción suministrarlo en los pastizales y si los agricultores neozelandeses pueden pagarlo. El gobierno podría subsidiar el costo, pues es fundamental para cumplir su compromiso con el medio ambiente.

El metano es 56 veces más dañino que el dióxido de carbono en su participación en el calentamiento global. La ONU, en su panel gubernamental, estipula que es necesaria la reducción de este gas en un 40% a 45% para el 2030 y así limitar el incremento de la temperatura a 1,5° centígrados. La permanencia del metano en la atmosfera es de 10 años, lo cual implica que el limitar su producción, sería una ventaja relativamente rápida en la lucha contra el calentamiento global.

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