Sin mentir ¿eres de los que regatea? #NoLoHagaCompa

(LeMexico) – Siempre me ha parecido que regatear es algo bien chafa, bien ventajoso y además, denigrante para quien invierte su tiempo y materiales haciendo algo para generar sustento. No creo que vayan a las grandes cadenas de comercio y regateen los precios establecidos.

Pero, ¿en qué compras vale la pena el esfuerzo de regatear? ¿Realmente hay una posibilidad de conseguir una mejor oferta?

En México se utiliza la palabra regatear a la acción de negociar un precio con la intención de bajar su costo lo más que se pueda, con el afán de que le negociador obtenga el mayor beneficio posible.

Cuando se trata de negociar, no todos los precios son negociables. El supermercado probablemente no le dará un descuento en la leche o el pan solo porque le preguntes, pero qué tal si trasladamos este escenario a los tianguis y mercados artesanales. Muchos turistas, principalmente compatriotas, aprovechan el regateo para beneficiarse a coste de otros y otras.

Para la mayoría de las personas, es muy común que el regateo, lo hayan hecho por generaciones y resulte algo normal. Frases como es “demasiado caro” o “no vale la pena”, son algunos de los peyorativos más usuales con que la gente refiere después de que el artesano u artesana no acceden al precio u “oferta”.

No obstante, nadie analiza ni se pone a pensar que algunas cosas que conseguimos en centros comerciales pueden ser encontradas con los artesanos a un precio menor y con un estilo representativo de nuestra cultura, así como el apoyo nuestra gente.

El motivo del regatear incita y provoca el subestimar del trabajo realizado de otros, lo que afecta los ingresos de los artesanos y sus familias, pero si se concientizara a las personas sobre esto, es posible que los deseos de disminuir el precio se vean reducidos.

Lo principal es pagar un precio justo por lo que recibimos. Si vas a algún destino hermoso del país, lo mejor es investigar las artesanías del estado que estás visitando, para que puedas estar al tanto del trabajo que están haciendo y poder adquirirlo responsablemente.

Por último y antes que digan que es una práctica cultural, también es cierto que prefiero la cultura del artesano y del pequeño comerciante, a regatear para ahorrar unos pesos.

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