Cup Foods: entre la condolencia y el flagrante crimen

(LeMexico) – La tienda de comestibles Cup Foods, donde empezó “el caso George Floyd” hoy día se enfrenta a dos circunstancias muy distintas entre sí.

El 25 de mayo de hace un año, Floyd entró a Cup Foods y pagó sus cigarros con un billete de 20 dólares falso, el dependiente que le atendió llamó a la policía y eso inició el brutal arrestro y muerte ocurridos frente del comercio.

El 3759 de Chicago Ave, en Minneapolis, Estados Unidos, ha sido referente de respeto y dolor. La tierra está entre la condena y las condolencias. Toda la tienda es una tapicería de flores, pancartas, imágenes, fotos y mensajes de justicia, no sólo por Floyd, sino por cada persona negra muerta a manos de la policía en estos años.

Cup Foods fue fundado por el matrimonio Abumayyaleh en los 70’s, cuando llegaron de Palestina con cuatro hijos. En EU tuvieron 6 más e iniciaron en una esquina la enorme tienda de comestibles con sellos, tabaco, leche orgánica, camisetas, carcasas de teléfono y bonos para el autobús, comida halal, mexicana y de Oriente Próximo, aceitunas y queso.

Esta tienda representa paz desde hace 31 años, la zona y sus clientes han sido vigilados en este tiempo. En los 90’s fue una zona marcada por la venta de drogas y violencia. La policía colaboró con Cup Foods para limpiar el lugar de esos males.

Minneapolis tiene poco más de 400 mil habitantes y con todo es una ciudad donde alguna mayoría se conoce o se ha visto. De hecho, Floyd y el agente Chauvin fueron compañeros de trabajo en la misma discoteca como guardias de seguridad.

Floyd era un cliente frecuente. Adam y Mahmoud Abumayyaleh son los encargados de la tienda, y cuentan:

«Christopher Martin, de 19 años trabajó ese día, fue su primer día de trabajo. Él atendió a Floyd. En cuanto tomó el billete falso y vio salir a Floyd ignorando las llamadas para que regresara y pagara con otro billete, llamó a la policía junto con otro empleado».

La culpa no lo deja” afirmó Adam «en cuanto murió Floyd vino a nosotros llorando y afirmó que había sido su culpa, él testificó en el juicio: “si no hubiera aceptado el billete, pudiera haberlo evitado”». Adam también refiere que “el joven teme por su vida y no quiere salir ni acudir al tribunal“.

A diario reciben amenazas de muerte de todo el país; hay llamadas para saquear y quemar su negocio. El menor de ellos es Adam, de 31 años, él dice:

«La mayor parte de la gente de Minneapolis es razonable y entiende que nosotros no tenemos la culpa, que hicimos lo correcto, pero otra gente no lo ve igual».

Su miedo era que absolvieran a Chauvin. “Eso hubiera cerrado definitivamente el negocio“.

Luego del terrible suceso, les costó abrir, un mes después lo intentaron pero con las protestas cerraron dos días después. Decidieron tener un portavoz, Jamar Nelson, afroamericano. Él es parte de una junta vecinal contra la violencia, él protege a la familia de la violencia irracional que se quiere ejercer contra ellos. Cup Foods abrió de nuevo en agosto, pero nada ha sido igual.

Para muchos, el local debería cerrar como tienda y debe ser remodelado como un museo o centro cultural recordando a Floyd, “pero hasta que no haya dinero de por medio, sólo son palabras“, afirma Adam.

Si bien, la tienda en sí y los propietarios no tuvieron la culpa, puede ser fácil señalarles de “poner” a Floyd bajo la dura mano de la justicia. Aunque pagar con un billete falso es delito, las consecuencias de esto fueron brutales y demostraron la precariedad en materia de equidad e igualdad que se vive en el país.

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