Las implicaciones de la Reforma Fiscal

(LeMexico) – Se habla de que la próxima legislatura va a discutir una Reforma Fiscal que incremente los ingresos del Estado. Me parece indispensable que esto suceda ante el consenso global de reducir la desigualdad y promover el crecimiento económico estable por medio de la mayor inversión pública, social y física.

El actual gobierno ha sido particularmente exitoso en eliminar los huecos que facilitaban la elusión de tributos, en fiscalizar las distintas fuentes de ingreso de los contribuyentes, en cobrar los adeudos fiscales, pero también en facilitar su pago por la vía electrónica. Eso ha contribuido a mantener la salud de las finanzas públicas, en momentos muy difíciles.

Sin embargo, la proporción de la recaudación de impuestos en México, con relación al producto nacional es muy baja en comparación incluso a otros países de la región y de los de ingreso medio. Se requiere de mayores recursos públicos, pero también de una política fiscal que contribuya a redistribuir el ingreso y reduzca los posibles efectos adversos del cobro de impuestos sobre el crecimiento. Me parece que existen tres avenidas evidentes por explorar.

Un área de oportunidad clara es gravar la economía digital. Lo es porque actualmente opera de una forma tal que buena parte de sus operaciones o no se gravan, eluden impuestos o los reportan en paraísos fiscales. Lo es porque se generan enormes ganancias monopólicas y porque se generan una gran riqueza por utilizar bienes públicos, como la información que arroja el acumular y utilizar los datos de las personas. Lo es simplemente porque cada vez más actividades y por lo tanto más consumo, y más ingresos se generan por esa vía.

Por otro lado, ya no estamos en una etapa de desarrollo de dichas aplicaciones, más bien se trata de una industria madura, por lo que el gravarla no va a ser un factor que aliente su desarrollo y nos ponga en desventaja frente a otras naciones. El gravamen puede tener un diseño tal que no afecte el acceso digital a las personas de menores ingresos, que consumen servicios muy específicos y en cantidades menores.

Otra alternativa evidente, es incrementar el tramo de las tasas del impuesto sobre la renta de las personas que obtienen muy altos ingresos, tal y como sucede en la reforma fiscal de Biden en los Estados Unidos, así como reducir sus alternativas para deducir el pago de impuestos. Eso contribuiría a la redistribución de la riqueza, con pocos efectos negativos sobre el crecimiento, ya que se trata de ingresos que ya obtuvieron las personas por su actividad.

Se generarían recursos de forma más o menos sencilla, ya que el sistema de administración tributario cuenta con información precisa sobre el ingreso de este sector de la población y su actividad en México y en otros países. Sería interesante comenzar a explorar formas de gravar la riqueza y el patrimonio de las personas de muy altos niveles de riqueza, con mecanismos similares a los que operan en naciones de Europa.

Un tercer tema es fortalecer los ingresos locales. Eso se puede hacer si se aprovecha la información y los mecanismos de cobro del SAT para mejorar la recaudación de fuentes de ingresos locales como los ingresos sobre nóminas, el cobro de agua y el predial. Es decir, se podrían condicionar devoluciones y otras facilidades fiscales a que las empresas y las personas cumplan con sus tributos locales, así como utilizar la información federal para fiscalizar mejor el ámbito local.

También la coordinación puede funcionar en el sentido contrario, es decir, entidades con sistemas tributarios más desarrollados pueden encargarse de fiscalizar actividades como la actividad empresarial de las personas físicas, incrementar la eficiencia recaudatoria y obtener un porcentaje de esta. Además, la tenencia debería regresar al esquema anterior, es decir como un impuesto federal, idéntico para su cobro en todas las entidades, que se regresará completamente a las entidades. Eso evitaría la competencia que existe entre ellas para reducir el gravamen al auto. La tenencia bajo ese esquema podría también ayudar a incentivar el uso de autos eléctricos o híbridos, que no serían gravados.

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