Big Boy, el elefante que está moviendo a México. ¿Le das una pata?

(LeMexico) – Roman es el nombre real del elefante de 40 años que fue sacado por el activista natural Arturo Islas Allende y el empresario Mr. Tempo de unas instalaciones en donde estuvo por más de 6 años.

Vayamos atrás, algunos cuantos años, que es donde comienza la historia. Enero del 2015 fue cuando el senado aprobó la ley impulsada por el Partido Verde Ecologista, en la cual se prohibían los espectáculos en vivo con animales y entró en vigor en el mismo año en julio. Hasta ahí vamos bien, una excelente iniciativa, pues lo animales no están en este planeta para entretenernos o que los humanos lucren de ellos, están aquí para ser nuestros iguales y tienen todo el derecho como nosotros de disfrutar de un espacio digno, dónde se les respete y deje vivir en paz.

El problema con esta maravillosa idea del Verde, es que no crearon leyes o medidas subsecuentes para el bienestar animal. Es decir, todos esos animales, algunos salvajes, ¿qué fue de ellos? El partido ecologista no se preocupó por legislar para que los animales fueran trasladados a un santuario, zoológico o sitio adecuado para ellos, pues debido a su estancia entre humanos y cautiverio, estos animales no pueden ser devueltos a su hábitat natural por su seguridad. Su instinto de supervivencia se entorpece, pues son humanos los que le proveen el alimento y no ellos mismos en caza, como naturalmente es.

Y, por supuesto, mucha gente de la vida circense, quienes lucraban con los animales, también se vieron desamparados por esta ley. En LeMexico les hablamos de cómo en varios países europeos, especialmente en Francia, el año pasado prohibieron también los animales en circos y a la industria peletera le pusieron un ultimátum para dejar de producir artículos con piel de bisonte. Invirtieron 8 millones de euros en que las personas que vivían de estos oficios, se capacitaran en nuevos, sin depender de los animales. Algo así se hubiese impulsado en México.

Entre los “desamparados” por esta ley que dejaron de lucrar con los animales, se encuentra la familia Fuentes Gasca, dueños de los circos Fuentes Gasca y Rolex, quienes tenían en su propiedad al elefante. El activista muestra que estaba encadenado debajo de una pequeña carpa de circo, dando vueltas entre sus heces y orines. Durante años, buscó el apoyo de empresarios, deportistas, figuras públicas que pudieran ayudarle a sacar al animal de allí, pues para dejarlo ir, por supuesto exigían un pago.

Fue hasta cuando por azares del destino se topó con el empresario restaurantero, conocido en redes como Mr. Tempo, procedente de Guadalajara, Jorge Cueva, quien le proporcionó los recursos, no sólo para el pago que pidieron por el elefante, también para los viáticos de Islas Allende. El día 6 de abril Allende, acompañado de Mr. Tempo y otros activistas de animales, citaron a los medios en el Parque Valentinos para dar una conferencia sobre la situación de Big Boy. Allí habló sobre el traslado del animal a una cuarentena en el Centro de rescate de animales en Sinaloa, donde será vigilado por su equipo medio veterinario especializado y mientras se termina la construcción del santuario.

También habló sobre un documental que tratará de cómo ha sido la vida del elefante, que llegara a manos de la familia cirquera cuando tenía 10 años. Por 30 años estuvo dentro de espectáculos haciendo trucos para entretener a los asistentes. Por supuesto, la intención de este documental como de cualquier otro es la generación de fondos, que en este caso se emplearán para la manutención de Roman.

Tristemente, esta buena acción se está viendo opacada por dimes y diretes tanto de medios, público en general y personas que aseguran ser expertos animales. Empezando por las herederas de la familia Fuentes Gasca. Paola Fuentes ha puesto historias para desprestigiar el trabajo que Allende realiza. Hay una en específico, en donde muestran a Big Boy, que es su nombre artístico, haciendo trucos dentro de una de las carpas de circo, en una noche de “trabajo”. Lamenta cómo es que lucran con él ahora (¿y su abuelo, tío, padre no lo hacían y para beneficio de ellos?).

Arturo Islas pide donaciones para los alimentos de Roman y continuar con la mejora de su santuario, aunque lo han criticado por ello. ¿De dónde esperan que salgan los recursos entonces? Si hay documental es malo, si hay petición de apoyo para el animal, es malo, ¿Entonces? Este activista, Arturo Islas, ha sido fuertemente criticado no sólo por lo que con Big Boy ha hecho, los medios como Milenio, han sacado sus comentarios más crudos y descontextualizado su opinión. Hoy en día, los temas que más abordan es si habló “mal” en Master Chef, si se expresó mal de influencers y otras figuras de la vida pública, y no toman la nota principal que es el elefante.

En lo personal, incluso conocidos, me comentan algo similar, que les parece un hombre muy exagerado, panchero, dramático y que monta teatros. Si bien es cierto que si él no hubiera montado el “show” de Big Boy, ninguno de nosotros estaríamos hablando del animal. No lo critico, ni lo defiendo, sólo me pregunto: ¿Quiénes de los que estamos del otro lado de la pantalla, no atreveríamos a hacer algo así? Con los modos y formas que él tiene, es como ha logrado acciones importantes en específico para los animales, que son su causa.

Probablemente les incomodó a muchos sus palabras, como las del programa de televisión de cocina, pero hay algo que considero va de fondo: ya nada nos conmueve, ya nada nos sorprende. Tiene que haber una acción, palabras, sonido o alguna imagen lo suficientemente fuerte para que impacte en nuestro inconsciente que nos haga reaccionar ante lo que pasa. Ya hemos normalizado tantas cosas que no están bien como los indigentes de la calle, los niños y jóvenes drogadictos, la pornografía, el maltrato a adultos mayores, pederastia, violencia a las mujeres y por su puesto el maltrato animal.

Los circos eran maltrato animal, se sacaba a los animales de su hábitat de sus familias, los arrebataban de sus manadas para entretenernos por medio de trucos que eran generados infligiendo en el animal algún dolor físico o dejándolos sin comer para que obedeciera a la orden. Pero los vemos o los vimos normales, por años y, para quien se atreva a hacer algo por los animales y no se defienda desde un teclado de computadora o celular, mis respetos por alzar la voz, mis respetos por hacer algo.

Así que, si en tu corazón esta apoyar la causa de Big Boy, en las redes de Arturo Islas están los datos para la donación, al igual que en la de Comunal, quienes organizan la recaudación. Si no empatizas ni con el elefante ni con el activista, únete a la causa de beneficencia que consideres justa y empatice con tus valores y principios, pero ¡haz algo! Haz la diferencia para millones de animales que necesitan les tiendan una mano, concientiza y no compres especies en peligro de extinción, haz algo.

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