¿A los hombres se les acosa o se les coquetea?

(LeMexico) – Yahir, el ex académico y coach de La Voz México afirmó respecto a los toqueteos de sus fans: “No fue acoso, se me hace pícaro”.

El artista afirmó que nunca ha sufrido acoso sexual, incluso cuando le han toqueteado o nalgueado mientras va pasando y afirmó que “en caso contrario, sería gravísimo pues se considera un acoso sexual“. El cantante comenta -más orgulloso que reprochante- que su compañera Toñita le hizo fama de “nalgón“. Por ello, muchas seguidoras cuando lo encuentran intentan tocarlo.

Yahir contó para Ventaneando:

«Toñita en ‘La Academia’ me hizo fama de nalgón. Me traía en friega que ‘mi nalgón pa’ allá’ y mi ‘nalgón pa’ acá’. Entonces, muchas veces, en muchos lados, me han agarrado las pompis, la verdad. Más en la bola, cuando llegas al aeropuerto, nunca falta».

Curiosa y notablemente, el actor dice que lo considera de broma.

«Para mí es una gracia, nunca no lo he visto como acoso, sino muy pícaro y atrevido -pero afirma- eso sería muy fuertísimo si fuera al revés».

El tema del “acoso masculino” para nada es tabú y se dice fácil: “un no es un no siempre, para mujeres como para hombres“. Hay cierto énfasis en ir contra el acoso femenino pero algunos comportamientos distan de la petición. Es notable que en redes sociales prepondere una doble moral con el tema.

Analicemos: un cantante de reguetón saca algún tema y todo mundo lo oye, lo consumen, lo celebran y lo ensalzan, aún cuando el reguetón, por sus contenidos sexuales, de droga, de violencia y delincuencia, menosprecian a la mujer a tal punto que la ven como esclava de sus movimientos, objeto sexual y sin ninguna dignidad o capacidad para decidir sobre su cuerpo.

Al menos 2 canciones de los cantantes Bad Bunny, Bryan Myers, Carol G, Ozuna entre otros, han sido prohibidas en sus países de origen por ser demasiado vulgares. Para muestra: En la canción ‘Safaera’, de Bad Bunny y otros: “Si tu novio no te mama el culo/ Pa’ eso que no mame / Baja pa´ casa que yo te lambo to´a” -esta parte fue tomada incluso para hacer un minivideo en la plataforma TikTok-.

Otro hit en TikTok fue ‘Drakukeo’, de Kidd Keo, donde la canción básicamente es una descripción explícita y vulgar de el acto sexual con una joven de 18 años: “La culeo, un taladrador / Le meto el de’o, dice por favor / La caliento, soy un radiador“.

Para muchos sociólogos, el problema del machismo no es menor sino que está mal abordado: ellos coinciden que el machismo empieza y termina en las mujeres al no respetar los conceptos que se difunden de ellas. Al consumir la idea sexual de las canciones de artistas como Bad Bunny, Ozuna, u otros, asumen el poco valor, dignidad y peso que de ese lado de la moneda la lucha feminista tiene.

Y no, no bastó con “Yo perreo sola” de Bad Bunny, porque el mensaje es el mismo. François Poullain de la Barre, escritor cartesiano del siglo XVII, publicó en 1673 una profundísima crítica que desarrolla la liberación de la religión y la tradición como las fuentes más sólidas e inagotables del prejuicio -cual sea éste el concepto del autor-. Para sorpresa del feminismo, la religión y la tradición no tienen un concepto denigrante, sexualizante y esclavizados de ellas, sino la cultura del reguetón y no sólo se los dice, los artistas hacen dinero de eso.

¿Cómo empieza un feminismo fuerte?

Denunciando a los artistas que las humillan en lugar de consumirles y llorarles “si quiere retirarse“. El sociólogo G. Lipovetsky denomina a la mujer con el concepto “tercera mujer” en esta etapa posmoderna descrita por J. F. Lyotard, planteando todo aquello que los hombres han construido en torno a la mujer para preponderar la cultura machista hoy día.

La generalización de ambos conceptos -machismo/feminismo- trae un problema en punto por la afirmación “todas las mujeres son iguales” y su homónimo “todos los hombres son iguales“. El cantante Yahir parece entender el punto que no es tan grave un toqueteo a un hombre como si fuera a una mujer, esto podría ser porque lo primero no fue constante estos cientos de años y el ataque a la mujer sí. Aunque una conclusión precisa es que para ambos es una necesidad el respeto a sus cuerpos.

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