“¡Que tengas un feliz día del Teatro!”

(LeMexico) – 27 de marzo… Día Mundial del Teatro…probablemente te podrías preguntar “¿en verdad existe eso?”… “Sí, existe”, te contestaría yo… y quizá replicarías: “¿quiénes y cómo lo celebran ahora que estamos todos tan distantes, a lo mejor más que nunca, en medio de un largo y solitario encierro?”… y sin darme tiempo a responder siquiera, continuarías: “¿y por qué es importante, por qué asignarle un día en específico?”

Yo, abrumado con todos estos cuestionamientos de esta plática hipotética que estamos sosteniendo, enredado en estos líos en los que yo solito me metí por querer jugarle al dramaturgo, creyendo que es muy sencillo, como mucha gente que se hace llamar así (“dramaturgo”) lo piensa, te diría…

“Sé que parece innecesario seguir agregando o inventándole celebraciones a cada día del año, sobre todo cuando muchas de ellas parecen tan insignificantes, unas más que otras, por supuesto. Tampoco tiene mucho sentido hacer hincapié en que el Día Mundial del Teatro no es del todo nuevo y cumple 60 años de haberse instaurado, porque en tu cuestionamiento no interesa eso.

Interesa lo siguiente: a diferencia de otros días en donde se celebra la labor de los profesionistas de determinadas disciplinas, en donde los que no pertenecemos a ese grupo o gremio tan sólo podemos unirnos al festejo honrando el trabajo y desempeño de estos individuos. En este Día Mundial del Teatro, la fiesta es para todos. Porque el teatro lo hacemos todos, los de adentro y los de afuera del escenario, porque se requiere de un mínimo de dos para poder hacerlo: uno que haga y otro que observe.

La música sigue siendo música, aún sin alguien externo al interprete para que la escuche, precisamente porque el mismo músico es capaz de escuchar su propia creación. La pintura sigue siendo pintura aunque no se exhiba, siempre y cuando tenga los ojos de su creador para observarla. Lo mismo pasa con la escultura, la arquitectura, la literatura… pero resulta que los que hacemos teatro desde adentro de la escena, estamos condenados a no ver nuestra creación y dependemos de ti para que eso que hagamos se convierta efectivamente en TEATRO, porque si no sería nada mas otro suceso de la vida diaria.

Así, este día que no discrimina, hecho para celebrar tú y yo juntos, es importante que tenga una fecha fija establecida… para recordar… para dejar de dar las cosas por sentado, porque en ese momento se vuelve costumbre, se deja de reflexionar sobre ello, de su importancia, de apreciarlo, y se olvida. Recordar que existe el Teatro, sobre todo en estos momentos complejos, es recordar que seguimos vivos… porque cuando se hace Teatro, se habla y reflexiona de la vida.

Entonces, celebrar el Teatro es celebrar la VIDA, la tuya, la mía y la de todo aquel que se nos cruce cada día y forme parte de los pequeños fragmentos teatrales cuando observamos o somos observados. Y en estos tiempos de encierro en donde interactuamos más con cosas que, en esencia, están muertas, que con seres llenos de vida… abramos la ventana o la puerta y, desde ahí, celebremos buscando Teatro en este inmenso escenario en el que habitamos.

Celebremos de esta manera, la que tenemos ahora, y alimentemos esa hambre de regresar al escenario, a la butaca, para que las luces se apaguen, se escuche la “tercera llamada” y volvamos a vivir, dentro de ese recinto mágico, esa experiencia inigualable, consciente, de coexistir en un mismo lugar y tiempo, para contar aquello que buscamos los seres humanos en todo momento: historias.

Así es que, a ti tramoyista, vestuarista, escenógrafo, iluminador, director, dramaturgo, actor… a ti, espectador, ¡te deseo que tengas un feliz día del Teatro!.

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