Replantear las Ciudades

Esa es, a propósito del COVID, la reflexión que hacen los urbanistas Carlo Ratti y Richard Florida, también las expertas en espacio público Mouna Andraos y Melissa Mongiat. El punto es que el diseño de las ciudades ha respondido a distintos propósitos, desde protegerlas de los invasores (por eso consolidamos como capital del país un valle rodeado de montañas), hasta construir paseos para satisfacer egos napoleónicos o desarrollar islas urbanas para los negocios corporativos.

El último gran rediseño de las ciudades tuvo que ver con establecer las condiciones para que la gente pudiera transportarse de su trabajo al hogar en auto, cuando antes lo hacían en transporte público, en bicicleta o caminando. Las propias compañías automotrices, en ciudades como Los Ángeles, compraron a las empresas de tranvías para evitar su competencia.

En nuestra ciudad, por ejemplo, el desarrollismo permitió destruir barrios enteros para ofrecerlos al auto, aunque afortunadamente la construcción de metro continuó en las zonas centrales. Lo que hemos descubierto con el COVID, es que la infraestructura que habíamos construido para otros propósitos se puede transformar para facilitar el uso de la bicicleta, de los espacios para caminar y en general para ampliar y mejorar el espacio público.

Ratti y Florida destacan cómo la histórica Rue de Rivoli (concebida por Napoleón) fuera cerrada para el uso de autos para convertirla en ciclovía, sólo con invertir en pintura y en contenedores plásticos. Una avenida detenida por la pandemia fue revivida por las bicis y promete ser uno de los lugares más vibrantes de París en el futuro cercano.

La alcaldesa Anne Hidalgo otorgó un subsidio de 50 euros a quienes tuvieran una bicicleta para repararla y logró que sea posible pedalear de Saint-Paul a Concorde sin toparse con un auto. Ahora incluso la conservadora Valerie Pecresse, antes defensora del auto, apoya el programa ciclista de su rival político.

En la ciudad de México, fue posible poner en operación una ciclovía en Insurgentes, que se jacta de ser la más larga del mundo, lo que permite cruzar por ese medio la ciudad de norte a sur. Ahora Insurgentes, otrora validad ofrecida al auto, no solamente cuenta con un muy exitoso servicio de autobuses articulados, sino que también facilita el uso seguro de la bici para tramos largos.

Nosotros, en Azcapotzalco, transformamos una vialidad diseñada para el transporte de carga, Av. Camarones, para que contara con una ciclovía emergente, que conecta el nuevo bici estacionamiento del metro Camarones con la red ciclista de Miguel Hidalgo, que inicia en el Casco de Santo Tomás. Eso lo complementamos con un sistema de préstamo públicos de bicicletas, con las unidades que dejó de utilizar Uber cuando retiró su sistema de renta de bicis electrónicas.

La pandemia permitió en México y en París transformar la ciudad en favor de la bici, ahora tenemos que hacer esos cambios permanentes y pensar la ciudad de otra manera.

Buena parte de los restaurantes que hoy operan en espacios abiertos, por las restricciones de la pandemia, debería de seguir operando de esa forma de manera permanente, al menos en ciertos espacios. Eso va a generar barrios más vivos, seguros y prósperos.

Ahora, en el mismo contexto del COVID, muchas personas se dieron cuenta de lo conveniente que resulta transportarse a su trabajo caminando o en bicicleta. Eso es lo que tenemos que aprovechar para facilitar que esas prácticas, más saludables y no contaminantes, se conviertan en un eje fundamental en la ciudad.

Evidentemente, ahora millones de personas se han acostumbrado a realizar al menos parte de su trabajo desde casa, eso va a disminuir la demanda de espacios de oficina. Eso, consecuentemente, puede representar una oportunidad para que edificios de oficinas se puedan transformar, en ciertas zonas de la ciudad, en vivienda accesible, que les permita a las personas comprar o rentar un bien inmueble en zonas más céntricas o mejor conectadas, para así reducir sus traslados. Eso también puede servir para detonar desarrollo y revitalizar zonas deprimidas de la ciudad, para detonar nuevos centros de barrio y generar comunidad.

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