Lo que ha ocurrido en México a un año de registrar su primer caso de COVID-19

(LeMexico) – Este 27 de febrero se cumplió un año del primer caso registrado de COVID-19 en el país, detectado en un hombre residente de la Ciudad de México que había regresado de un viaje a Italia y que fue hospitalizado en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) tras presentar síntomas leves. No obstante, no fue sino hasta el 28 de febrero que las autoridades de la Secretaría de Salud dieron a conocer el caso del “paciente cero”, junto con dos más.

Unos días después, el 11 de marzo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaraba a esta nueva enfermedad como una pandemia global, dado lo rápido que se había esparcido ya por varios países, dejando consigo miles de contagios y muertos.

Y una semana posterior a esta declaración, el 18 de marzo, se dio la noticia del primer mexicano fallecido por este nuevo virus, quien posiblemente se infectó al asistir el 3 de marzo a un concierto en el Palacio de los Deportes de la Ciudad de México, aunque no se trató del mismo paciente del 27 de febrero.

El 23 de marzo, daba inicio de la Jornada Nacional de Sana Distancia, misma que culminó el 1 de junio y con la cual las autoridades buscaron reducir los contagios por COVID-19 mediante la suspensión de clases y de actividades no esenciales, así como con la sugerencia a la población de usar cubrebocas, mantener una sana distancia, lavarse las manos y “quedarse en casa”.

Esta suspensión ocasionó claroscuros en la economía del país, pues aunque el confinamiento impulsó a las plataformas de entrega a domicilio y a las empresas de servicios digitales de internet, telefonía y televisión de paga. También provocó un freno en la producción automotriz, así como en los sectores turístico, deportivo y cultural –quienes se las debieron ingeniar para mantenerse a flote-, además de quiebras en algunas aerolíneas y en el sector restaurantero.

Asimismo, durante este periodo, se suscitó una caída mundial en el precio del petróleo, a tal punto que el 20 de abril la mezcla mexicana alcanzó el histórico precio de -2.37 dólares por barril. Poco antes de esta caída, México se había negado a reducir su producción de crudo en un 23%, tal y como lo propuso la OPEP para sus integrantes y aliados, y aclaró que sólo lo haría en un 6% mientras que el resto de su porcentaje lo absorbería Estados Unidos.

Por otra parte, en mayo, se registró un aumento en las cifras de contagios y muertes. Ante este repunte, las autoridades aclararon que fue un ajuste por retrasos en las notificaciones de casos. Sin embargo, también en ese entonces, se criticó el método “Centinela” usado por el gobierno para estimar los lugares y la cantidad de personas en riesgo de contagio, en lugar de aplicar pruebas masivas.

Así también, en ese mes, médicos y enfermeras de varios hospitales salieron a las calles a protestar por la falta de insumos y de personal para atender casos de COVID-19, pero también, por las agresiones hacia el personal médico por parte de la población. El caso más sonado fue el asesinato de tres enfermeras en Torreón, Coahuila, dentro de su hogar.

Para junio, con el inicio de la “Nueva Normalidad”, se permitió la reapertura escalonada de las actividades económicas no esenciales, así como de las sociales y educativas, a través de un semáforo de riesgo epidemiológico que cambiaría, en un principio, cada semana, dependiendo las cifras de contagios y fallecimientos. Sin embargo, como esta determinación caería sobre la autoridad federal, algunos gobiernos estatales externaron sus inconformidades ante esta situación.

Desde entonces y hasta ahora, este semáforo sigue vigente, aunque ahora se modifica cada 15 días.

Justamente, tras la declaración de esta Nueva Normalidad, México presentó un aumento súbito de contagios y defunciones a tal punto de que el país ha ocupado en dos ocasiones (en julio del 2020 y en enero de este año), el tercer lugar mundial por fallecimientos de esta enfermedad. Asimismo, en noviembre se alcanzó el millón de contagios y las 100 mil muertes por este virus.

Antes de finalizar el año, el gobierno federal anunció la compra de más de 198 millones de dosis de vacunas contra el COVID-19, de los laboratorios AstraZeneca, Pfizer y CanSino Biologics, así como su participación en la realización de ensayos de fase 3. Y el 24 de diciembre, daba inicio el Plan Nacional de Vacunación contra COVID-19, con el apoyo de las fuerzas armadas.

Este plan contempla cinco fases, de las cuales, hasta el momento, se lleva a cabo la segunda de ellas. Lo anterior consiste en la inmunización, primeramente, al personal de salud de primera línea y, posteriormente, la población mayor de 60 años; luego la de 50 a 59 años. Después sigue la de 40 a 49 años y finalmente, para mediados de junio de este año, se espera que comience la vacunación para el resto de la población.

Sin embargo, con el arranque del proceso de inoculación, se presentaron casos de influyentismo por parte de quienes no atendían casos de esta enfermedad, más fueron inmunizados junto con familiares y amigos. Los casos más relevantes fueron el del director del Centro Médico de Toluca, José Rogel, quien se aplicó la vacuna junto con miembros de su familia, y un grupo de líderes sindicales de la Sección 12 del gobierno capitalino, que intentaron colarse para recibir este fármaco.

Finalmente, esta enfermedad no ha hecho distinción, pues también ha infectado a celebridades y a personajes de la política mexicana, de los cuales, algunos no salieron avantes de la misma.

Entre los políticos contagiados está el presidente Andrés Manuel López Obrador, que dio positivo el 25 de enero; el Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud Hugo López-Gatell, el cual anunció su infección el 20 de febrero y actualmente se encuentra internado en el Hospital Temporal Citi Banamex; la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum; el secretario de la Marina José Rafael Ojeda Durán, quien anunció su reinfección apenas la semana pasada; y el subdelegado del ISSSTE en Michoacán José Manuel Mireles, que falleció en noviembre a causa de esta enfermedad.

Mientras tanto, en el caso de los famosos fallecidos por este nuevo virus, se encuentran los cantautores Óscar Chávez -que falleció en abril, a los 85 años-; Yoshio –quien perdió la vida en mayo, a los 70 años-, y Armando Manzanero –el cual falleció el 28 de diciembre, a la edad de 86 años-.

Cabe señalar que, a un año del primer contagio, México tiene contabilizados más de 2 millones de casos confirmados y más de 186 mil defunciones, en tanto que más de 2 y medio millones de mexicanos han recibido una dosis de la vacuna contra esta enfermedad. Sin embargo, organizaciones internacionales han declarado que este proceso de vacunación ha sido muy lento.

Y tú, ¿qué otros sucesos recuerdas de este primer, terrible, aniversario del COVID-19 en México? ¿Hasta cuándo crees que acabe la pandemia en el país? Déjanos tus comentarios en nuestras redes sociales.

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