Murió el escritor Orso Arreola

(LeMexico) – Falleció por la madrugada de hoy, Orso Arreola en su natal Zapotlán el Grande, Jalisco. Hijo de Juan José Arreola, fue conocido por el libro biográfico acerca de su padre: “El último Juglar”

El libro que Orso Arreola escribió para darse a conocer fue “El Último Juglar”, biografía de su padre Juan José Arreola, en el año de 1998. Allí mostró las memorias de Arreola y ratificó la capacidad de inicio autodidacta y después especializada de su padre.

Otras obras escritas por él fueron: “Prosa Dispersa” y “Vida y Obra”.
Participó como compilador e investigador de trabajos como “Perdido voy en busca de mí mismo”, “Poesías y Acuarelas” y “Juan José Arreola, Iconografía”.

Murió en un hospital de su natal Zapotlán el Grande -tierra donde nació él y que también vio nacer a su padre un 2 de septiembre de 1918-, confirmó la familia, cerca de las cuatro de la mañana, sin explicar más detalles.

Su trayectoria fue amplia y siempre comprometida con la cultura y de continuar con el legado literario de su padre con obras como (Confabulario, la Feria y cientos más). Fue promotor de la Feria Internacional del Libro (FIL), subdirector de Educal, articulista, educador, librero y fundador de “Casa Taller Literario Juan José Arreola”.

Por su parte, INBAL escribió en su cuenta oficial de Twitter:

“Como casi todos los niños, yo también fui a la escuela. No pude seguir en ella por razones que sí vienen al caso pero que no puedo contar: mi infancia transcurrió en medio del caos provinciano de la Revolución Cristera. Cerradas las iglesias y los colegios religiosos, yo, sobrino de señores curas y de monjas escondidas, no debía ingresar a las aulas oficiales so pena de herejía.

Mi padre, un hombre que siempre sabe hallar salida a los callejones que no la tienen, en vez de enviarme a un seminario clandestino o a una escuela de gobierno, me puso sencillamente a trabajar. Y así, a los doce años de edad entré como aprendiz al taller de don José María Silva, maestro encuadernador, y luego a la imprenta del Chepo Gutiérrez. De allí nace el gran amor que tengo a los libros en cuanto objetos manuales.

El otro, el amor a los textos, había nacido antes por obra de un maestro de primaria a quien rindo homenaje: gracias a José Ernesto Aceves supe que había poetas en el mundo, además de comerciantes, pequeños industriales y agricultores. Aquí debo una aclaración: mi padre, que sabe de todo, le ha hecho al comercio, a la industria y a la agricultura (siempre en pequeño) pero ha fracasado en todo: tiene alma de poeta”.

Orso Arreola, El último Juglar, fragmento

Descanse en Paz.

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