La deforestación mundial es peor crisis que la del coronavirus, 43 millones de hectáreas perdidas

Es como cuando repites una y otra vez el examen, la experiencia, porque no aprendemos aún la lección: la deforestación e invasión de hábitats están ligados a las pandemias y la salud humana.

La presencia de enfermedades zoonóticas como el COVID-19 es la prueba irrefutable de la acelerada destrucción de los ecosistemas, en especial los bosques que hoy en día están en crisis. Ya sea por incendios, a mano del mismo hombre que sigue talando árboles para poder utilizar el terreno en granjas agrícolas o como espacio habitacional para los millones de humanos que cada día requieren de una vivienda.

Al hacer caso omiso y tan solo voltear la mirada a los problemas ambientales que están frente a nuestras narices y que cada día nos acorralan más, sólo estamos promoviendo nuestra segura extinción y la de las futuras generaciones. Millones de bebés que llegan a diario de padres que no han hecho una planeación familiar adecuada, son aún adolescentes y su desarrollo físico y mental aún no está preparado para la crianza o, como tristemente acá en México y en países de América Latina se dice: son la base de la familia, es para “amarrar” a la pareja. Ya no podemos permitirnos pensamientos tan retrógrados como esos en la sociedad.

Con esta pandemia se hizo evidentísimo la zoonosis como la mayor amenaza biológica de los últimos tiempos. Tres de cuatro nuevos patógenos son propagados de animales a humanos, que cada vez están más en contacto con nosotros al invadir su hábitat y quitárselos. Así como el comercio ilegal de animales, de esta transacción egoísta, comprador y traficante no están al tanto de todo lo que el animal traiga consigo. Este conjunto de acciones caóticas e irrespetuosas a la naturaleza que incrementan el riesgo del desarrollo de nuevas enfermedades zoonóticas, trae nuevas y resistentes versiones de los virus ya existentes.

Aunado a esto, la mala calidad del aire también merma nuestra salud. Al reducir nuestra cantidad de árboles a nivel mundial, de los principales absorbentes de dióxido de carbono que envenena a la atmosfera, nos apretamos aún más la soga del cuello. Los bosques abarcan casi un tercio de la superficie del planeta y son hogar de la mitad de especies terrestres, además de ser la fuente del 75% del agua dulce.

Los esfuerzos mundiales para detener la deforestación no han sido suficientes, pero han dado origen a importantes acciones que pueden intensificarse y mejorar en un futuro. Tal es el caso de la investigación científica de los 24 frentes de reforestación, que muestra las áreas boscosas severamente amenazadas, así como los puntos críticos alrededor del planeta. La pérdida de bosques más significativa ha sido en América Latina, el sudeste asiático y australiano y África subsahariana. El total de estas pérdidas más otras zonas aisladas, es de 43 millones de hectáreas en todo el mundo. El equivalente de esta pérdida es del tamaño de Marruecos, la cual se dio del 2004 al 2017.

De estos ecosistemas, el 45% ha experimentado algún tipo de fragmentación ecológico y los ha vuelto susceptibles a los incendios y la intervención del hombre, incrementando así las anormalidades biológicas en ellos. El Gran Chaco americano tiene una de las tasas más altas de deforestación. Esto, debido a la producción de soja, alimento para ganadería genéticamente modificado y que es de demanda local y mundial de países primermundistas, americanos, asiáticos y europeos, los cuales han contribuido a la deforestación de esta zona.

Además de este mapeo de zonas de deforestación. Se están documentando más razones por las cuales se da la deforestación, como es: en función de las transiciones económicas, tecnológicas y políticas. Así como la construcción de caminos con fines de acceso a minas y la explotación de minerales y por supuesto, de madera.

Esta tendencia no cambiará mientras que los gobernantes actuales como Bolsonaro, Obrador y el saliente Trump sigan en el poder indiferentes a la naturaleza, a la biodiversidad de las naciones que gobiernan, por favorecer supuestamente a la economía y el desarrollo sin bases sostenibles.

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