Recuento de México en materia ambiental 2020

Menos presupuesto, ambientalistas asesinados, el manejo y desarrollo en México del COVID-19 y los mega proyectos insignia del gobierno obradorista: Tren Maya y refinería Dos Bocas.

La crisis ambiental en México no es un tema nuevo. Sin embargo, expertos, activistas y parte de la población en general, coincide con que el 2020 ha sido marcado como un año donde se mostró claramente el desdén que se tiene hacia el tema por parte del Gobierno Federal.

Desde el inicio de la Cuarta Transformación, en el 2018, en el proyecto de transformación del presidente Andrés Manuel López Obrador era latente lo descuidado que se había tenido el sector por años. Por lo tanto, era de esperarse que dentro de los planes de la 4T se creara un plan de recuperación y prevención para que la crisis no siguiera avanzando. No fue así.

Desde la fecha hasta octubre del 2019, no se tenía un plan o estrategia a tomar para nuestro problema ambiental, incluso el Seminario Universitario de Sociedad, Medio Ambiente e Instituciones, dio vías de acción por medio de la publicación de un libro que contiene información para tratar la contaminación, pérdida de biodiversidad y ecosistemas, generación y distribución de agua de calidad de forma equitativa, como invertir en energías renovables, la erosión, agotamiento de bancos de peces, manejo de la ilegalidad del tráfico de animales y especies vegetales y la destrucción de manglares. Pero el gobierno ha hecho caso omiso a estas recomendaciones.

Quien indudablemente se lleva el protagonismo de este año, desde finales del 2019, es la pandemia por SARS-CoV-2 que, en el mundo y nuestro país, ha dejado miles de muertos, economías colapsadas y, por supuesto, la legislativa ambiental como inexistente. Esto, pues ha sido el pretexto perfecto para no dar seguimiento a las leyes.

Por ejemplo, la ley de residuos sólidos está olvidada por todos los capitalinos que olvidan llevar sus envases o bolsas propias y reciben de los comerciantes bolsas de plástico. Además, el plan ambiental sigue sin llegar. El mismo presidente declaró la semana pasada que el gobierno no puede encargarse únicamente de la pandemia, tiene otros asuntos que atender. ¿Entre ellos está el medio ambiente?

La evidencia más palpable que hay del desinterés son los cambios que ha sufrido la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. Con los 3 diferentes titulares que ha tenido, no es ajeno a López Obrador, pues como bien dijo: “Yo respondo por los titulares”. Esto, tras la salida de Víctor Toledo en este año, quien fue del único de quien se han tenido comentarios filtrados y comprobación absoluta de como a la administración actual no le interesa el tema ambiental.

Aunado a ello, la Semarnat, al igual que en la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, la Comisión Nacional Forestal y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, trabajaron con un recorte presupuestal.

Desde el 2015, el presupuesto ambiental ha estado en caída. Para este año se contó con tan solo 29 869 millones de pesos. En abril se pidió a las dependencias gubernamentales que hicieran un recorte mayor, reduciendo costos como papelería, viáticos, combustible y todo lo que no fuese necesario dentro de las dependencias.

Esto dejo a los órganos ambientales sin la capacidad de cumplir con sus funciones como los programas ambientales, de conservación de áreas naturales y reservas, se dejaron desprotegidas 182 áreas, la Profepa no tiene la capacidad de dar seguimiento a los delitos que contra la naturaleza se cometen.

La austeridad no es aplicable a los proyectos faraónicos del presidente: la refinería Dos Bocas, cuenta con un presupuesto de 41 mil millones de pesos, el Tren Maya ha sufrido tantas adecuaciones que todavía no hay un total del costo, pero el ultimo monto que se informó, oscila entre los 321 mil millones de pesos. La refinería es la más gran inversión al desarrollo de energías fósiles, que ya no está siendo requerida a nivel mundial. Le sigue una inyección millonaria de capital a Pemex, que adolece ya de lo mismo, una pésima elección el usar los combustibles fósiles como impulso económico del país.

El tren Maya se dijo en un inicio correría con energía eléctrica, ahora sólo será el 40%, el resto será de combustóleo, más caro y más contaminante. Los Manifiestos de Impacto Ambiental de este proyecto, no han sido aprobados ni distribuidos con información certera para su discusión a los habitantes y comunidades mayas, los principales afectados por el Tren. La devastación de la biodiversidad que causará el Tren Maya no tendrá presentes, hasta ahora los hermanos mayas han mantenido la lucha, no podemos dejarlos solos.

Por último, y no menos importante. El compromiso mundial que tenemos desde Francia 2015, donde México se comprometió a reducir su emisión de gases efecto invernadero al 50% para el 2050, para el 2030 se supone habrá cero deforestación. Para el 14 de diciembre, el gobierno actualizó los datos de las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional, siguen siendo los mismos porcentajes.

En 2019, nos quedamos sin 65 000 hectáreas de bosques primarios, no se había registrado una pérdida significativa desde el 2001 y, la deforestación continua, en parte el mismo gobierno es quien la realiza al sur de México.

Estamos dentro de los 4 países más peligrosos para los activistas del medio ambiente, por debajo de Filipinas, Colombia y Brasil. El único avance que podemos entre ver, es la ratificación del acuerdo de Escazú, que protege a los defensores ambientales con castigos más severos a quienes atenten contra la vida de estos.

En resumen, estamos para llorar en materia ambiental, no podemos ignorar el cómo estamos perdiendo inversión, vidas humanas y nuestra riqueza natural por la cerrazón de un solo hombre, por un “bienestar” inmediato, sin medir las consecuencias futuras, a la larga, ese desarrollo económico nos traerá peores daños.

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