Químicos tóxicos permanentes en el Everest

Sustancias de fabricación humana que se encuentran en dispositivos exteriores para aislar el agua, causantes de colesterol alto y cáncer de testículo y riñón, ponen en riesgo a escaladores y residentes del Everest.

Polifluoroalquilo, conocido como PFAS, y per fueron hallados en la cima del Monte Everest, lo cual implica un gran riesgo para los habitantes locales, montañistas y escaladores que beben del agua que proviene del Monte. Estos químicos han sido relacionados con padecimientos de nacimiento transmitidos de padres a hijos, como la inhibición del sistema inmunológico, volviendo propensas a las personas a un contagio más fácil de enfermedades respiratorias, incluido COVID-19.

Esto lo dio a conocer la Agencia de Sustancias Tóxicas y Registro de Enfermedades del Departamento de Salud de Estados Unidos como parte de una investigación del Instituto de Cambio Climático de la autora Kimberley Miner. El estudio muestra que el ser humano, a donde vaya, lleva consigo estos y algunos químicos que dañan tanto al ambiente como a ellos mismos. Estos químicos, en específico, han llegado a la nieve del Everest a través de equipos para actividades al aire libre. Los fabricantes se han comprometido a eliminarlos o que están en el camino de hacerlo, mientras tanto, los PFAS ya están en este ecosistema.

En el 2019, llegaron hasta la cima más de 8 mil escaladores. Los químicos fueron hallados en las aguas del glaciar Khumbu, que se encuentra en el primer campamento y el segundo y el balcón del Everest en la expedición de National Geographic y Rolex Perpetual Planet 2019. Esta fue la primera ocasión en que se analizó el agua en busca de PFAS. Le encontraron las concentraciones más altas en los campamentos I y II y son las más elevadas que en cualquier otro ambiente alpino, los superan por dos o tres veces.

Los PFAS están en todas partes, cualquier asentamiento humano, en cualquier parte del mundo puede tener los efectos ya mencionados: colesterol alto y cáncer de testículo y riñón. Es probable que estos riesgos se incrementen en años futuros. Miner concluye: “los humanos dejan un legado que es visible o microscópico en todas partes donde van. Necesitamos pensar en eso al decidir cómo interactuar con el medio ambiente, qué productos vamos a utilizar y cómo vamos a remediar parte de esta contaminación química“.

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