El crimen de la deforestación seguirá cobrando vidas al sur y a lo largo del país
Ni porque tenemos las pruebas y evidencia hacemos conciencia sobre la importancia de nuestros ecosistemas, al contrario, el progreso a costa del ambiente y las consecuencias que conlleva, como la deforestación.
En el periodo del 2001 al 2009, en el que ha sido calificado uno de los mejores estados para vivir, en Campeche se deforestaron 186,000 hectáreas de bosques. Pareciera un dato sin importancia o de los que nos hemos acostumbrado a leer a diario, normalizando la sobre explotación de nuestros bosques, pero la realidad es que esto ha sido parte del cambio de los climas estacionarios, los temporales de lluvias y huracanes.
Sus vecinos, en Yucatán, se han enfrentado recientemente a los problemas de la deforestación de la selva. No han podido detener la tala indebida de esta en más de una década, con la intención de convertir el terreno en campos de cultivo. La legalidad en este rubro sigue siendo muy laxa y los taladores clandestinos, así como los traficantes ilegales de flora y fauna, siguen haciendo de las suyas.
El portal Mongabay Latam ha sido testigo de una comunidad maya que pretende rescatar la producción de miel de la abeja sin aguijón por medio de prácticas ancestrales. Esta especie crea sus colmenas dentro de troncos huecos, pero con la tala de árboles y los plaguicidas no regulados, las abejas están perdiendo la batalla, así como los esfuerzos mayas.
La Global Forest Watch, quienes son mencionados en el artículo del portal, son quienes hicieron la demanda publica de la deforestación de 186,000 hectáreas, en Hopelchén, municipio en Campeche. Este territorio equivale a un 20% menos de los que se tenía en el año 2000, la tasa de deforestación para esta zona, es de 5 veces más alta que la promedio en toda la república mexicana, de acuerdo con datos de la Universidad de Veracruz.
No podemos seguir negando las evidentes pruebas de los daños que está causando la deforestación y no tomar en serio el medio ambiente. En este mes pudimos ver la furia de la naturaleza como consecuencia a la actividad humana con los huracanes Eta y Iota.
Los estados de Chiapas y Tabasco fueron los más afectados, junto con los países Honduras, Nicaragua y Guatemala. Hay afectación en más de 120 comunidades en la península de Yucatán. La producción de miel que es de las más socorridas en esta zona, se vio afectada en un 93% en las colmenas, dando una pérdida de la producción del 28%
“Al no tener ecosistemas sanos, no tenemos las barreras naturales ante los impactos de tormentas y huracanes“, declaró Yameli Aguilar Duarte, doctora en geografía y maestra en ingeniería ambiental del Instituto Nacional de Investigaciones Forenses Agrícolas y Pecuarias. La Conagua ha declarado que para el 2050, la temperatura de la tierra subirá de 2 a 4 grados centígrados, las olas del calor para los estados costeros y caribeños serán insoportables y los fenómenos hidrometeorológicos no tendrán precedentes y viceversa. Llas sequias serán muy prolongadas.
¿Cuánta devastación más tendremos que autocausar para entender que es un ciclo de destrucción en el que nos hemos metido por nuestra propia cuenta? Y hasta no cambiar todos los malos hábitos de mal consumo y falta de respeto por la naturaleza, estaremos un poco a salvo.