¿Por qué las clases a distancia no funcionan?

SEGUNDA PARTE

  • No hay motivación, no hay disciplina

No existe motivación intrínseca, se llama disciplina y la motivación extrínseca es compromiso y responsabilidad. Eso, ya no existe.

Aparte, hay un tipo de “caldeo” entre estudiantes, un cierto recelo que se vuelve en motivación para constatar los límites de su mente. Eso a distancia no se ve, no se nota, no puede ser aprovechado.

Hasta el estudiante de primer grado de universidad en pedagogía sabe que “el aprendizaje y sus procesos son colectivos, un aparejo social“. Hoy día no tenemos nada, porque no hay colectivos, hay una sociedad encerrada.

Usted lo entenderá a la perfección: El profesor le mira a los ojos, le pregunta, le pide que conteste y conteste correctamente. Usted no estudió. ¿Qué pasa? Se avergüenza porque todos lo miran, todos miran que no-sa-be. ¿Qué pasará? Para la siguiente clase usted irá mejor preparado para no hacer ese “osote“.

Hoy no existe eso, todos detrás de sus pantallas poniéndole nombre de lugar seguro al lugar más cómodo para ser unos perfectos haraganes y ahondar más y más en la mediocridad sin nadie que confronte esa manera de vivir.

Hay una diatriba muy profunda hoy día con respecto al uso de los medios y tecnología, los jóvenes no leen, ¡no leen! Llaman lectura a un artículo de chismes, a una opinión de dudosa procedencia o un insensato tiempo entre memes o cualquier otra cosa que se encuentran “navegando en internet“. Eso no es leer, no es lo mismo a la lectura universitaria, la lectura académica, la lectura consciente, la lectura donde para leer, hay que ir a leer.

Uno no duda del sentir del alumno, no duda de lo mal que se siente por lo que pasa en casa, no quiere dudar de los problemas que justifican su incumplimiento, pero a final del cuenta nunca sabremos si mienten o es un plan elaborado para holgazanear, como pasó con los universitarios de la UNAM que mintieron para no entrar a sus clases.

  • No hay un espacio de estudio

No es exigencia mínima, pero al haber todo un entorno social con sus ruidos y distractores, los alumnos son sometidos a todo tipo de obstáculo para concentrarse en una clase.

La mayoría de alumnos no cuentan con un espacio para ellos, menos con un espacio para poder estudiar, las casas son pequeñas y llenas de ruídos, nadie estaba preparado para esto y habilitar un espacio de la casa para el estudio en un corto tiempo no es tarea fácil.

  • Somos profesores, no padres, enseñamos, no queremos

Si bien es un tema delicado y muy complejo, el fin principal de un docente es enseñar, no comprender, es acercar el conocimiento al alumno, no allanar ni hacer todo más fácil para el alumno.

Las autoridades exigen una actitud paternalista con los alumnos, muchos docentes sufren presión por la carga administrativa. Se les culpa porque el alumno no entregue o simplemente no le importe y se les exige resultado donde no hay posibilidad de tenerlo.

El mayor demerito para la ineficacia educativa en este “nuevo modelo” es la marcada diferencia entre los contextos económicos, sociales y familiares de los alumnos.

No podemos hablar de un crecimiento ni oportunidades cuando muchos alumnos no cuentan con luz eléctrica o suministros suficientes para comer.

¿Hay alguna alternativa?

¡Claro! Siempre que se tenga bien clara la diferencia entre educar y enseñar. A los jóvenes de hoy día les faltan responsabilidades y compromiso con su familia. Las matemáticas pueden esperar, las ciencias pueden esperar, lo que nunca esperará son los trastes sucios que no lavan, el aseo de la casa que no hacen, la cama tendida, la ropa limpia y planchada o algún oficio heredado por algún familiar.

Una cosa es educar en casa para hacer gente de bien y otra es enseñar para ser profesionales. De lo primero se encargan los padres, lo otro es trabajo de los profesores.

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