Revelan tráfico de bebés en Argentina desde hace más de 25 años

«Mi “padre” pagó 3000 dólares por mí, me siento como un objeto de cambio».

Romina Soltak, madre de 42 años, lleva más de 20 buscando a sus padres biológicos luego de enterarse que fue parte de una transacción en un negocio muy lucrativo y riesgoso.

«Me parece una cagada no saber cuándo nací, -comenta con burla- la hoja dice que nací el 9 de agosto del 78, aunque es chorrado que reciba regalos desde el 4 y hasta como por el 11». Ella narra que a la corta edad de 4 años sus padres le revelaron que fue adoptada.

Romina sospechó que su madre no tuviera fotos de su período de embarazo, titubeaban al decirle la fecha de su nacimiento y agrega: “no me parezco mucho a ellos”. A los quince años, pensaba que era producto de la última dictadura argentina y que por allí del 76 al 83 y algunos militares la vendieron a su nueva familia. Se sabe que en ese periodo hubo muchos crímenes en contra la infancia: secuestro de infantes, bebés “encarcelados” y desapariciones forzadas, pero la idea fue deshechadas con algunos estudios genéticos.

Aparte del precio por ella, su padre reveló “algunas especificaciones”: «tez blanca y sangre judía, casi me dijo que me mandaron a hacer o a robar, aún no sé», aunque ella vive en Israel, no se siente plenamente identificada con la cultura.

Para Soltak, la trama fue así: la pareja aspirante concertó una cita con el primer filtro, estos revisan que tengan el “status para poder adquirir el servicio”, luego la entrega y el pago se hizo en Belgrado. «Allí, mis nuevos papis me revisaron con ayuda de un especialista -el médico Héctor Freilij-, él fue mi pediatra».

En una entrevista al mencionado, indicó no recordar y que ss consultas eran en los hogares de los pacientes o en su consultorio, lo que sí asegura es que esa práctica de “comprar” bebés era muy frecuente.

El dato fuerte con el que cuenta es el nombre de quien la recibió en este mundo: Torres Emilia. Con ayuda de entidades gubernamentales intentó dar con ella pero sin resultados, lo que hizo fue publicarlo en internet. En 2013 subió su historia a Quiénes somos, allí, otra persona adoptada aseguró que su partera también fue Torres.

Para 2016 había 15 personas recibidas por Torres, lo que llamó la atención es que en un documento se identificó como Emilia Torres de Ugalde, lo que dio un vuelco rápido para su paradero. Lamentablemente falleció en el 96.

El grupo VRP, Víctimas de la Red de Parteras, encabezado por Soltak creció a 102 y notaron que eran al menos 10 parteras que hacían el negocio, la red sigue creciendo y se sabe que esto pudo haber iniciado hacia finales del 56 y hasta 1982.

Soltak se quitó el papel de víctima y se empoderó de un título en Comercio Exterior con una especialidad en Gestión del Conocimiento, junto con su esposo crearon un dominio web para dar con las madres.

Una de las más grandes acciones que quiere impulsar es que las madres biológicas den la cara, no con el fin de juzgar si no por «algo que nos falta, que nos quitaron o no nos dejaron tener». En su página asegura que quieren tener un relato cerrado y «conocerlas, las necesitamos todo este tiempo y las seguiremos necesitando, queremos crear vínculo, insisto no les reprocharemos nada, queremos identificarnos en ustedes como hijos», afirmo Soltak.

También reconoció que un efecto materno no le esperanza mucho pero un nombre y apellido le bastan para cerrar su identidad.

Ella cuenta que su papá adoptivo ha tenido mucha empatía con ella, fue a reconocer a una potencial media hermana que apareció en Febrero, aunque fue negativa la congeneidad, ella se sintió bien por el apoyo recibido.

Los nombres de las parteras son:
Ferrari, Ernesta; Antonia Rosignoli, Marta Beatriz; las hermanas Picardo, Nelly y Delia Esther; Pintos Limos, Ofelia Francisca; Agra de Pasini, Gregoria; De Spinelli, María Elena; Benítez, Nélida; Braun, Aidé; Olijaveska, Catalina; Torres de Ugalde, Emilia; Grosso, Mabel y Grippo, Aníbal.

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